Tras la detención del presunto asesino y el hallazgo del cadáver de la víctima, la peregrina norteamericana Denise Thiem, desaparecida en el entorno de Astorga el pasado mes de abril mientras hacía el Camino de Santiago, se cierran las puertas de la especulación y se abren otras por las que es necesario adentrarse.
La cuestión es que, estando el caso resuelto desde hacía bastante tiempo, han sido necesarios varios meses para poder realizar la acción por hoy definitiva: la detención del presunto asesino. Comentan medios policiales, conscientes de que la personalidad del individuo y el seguimiento policial al que era sometido era "vox populi", que tal detención no podía realizarse por falta de pruebas y que estas han llegado a su poder legalmente hace tan solo unos días. En concreto el viernes de la semana pasada, cuando la policía recibió oficialmente el papelito de la entidad bancaria que certificaba el cambio de divisas realizado por el presunto asesino, solicitado en su momento por el juzgado que instruye el caso.
Estamos una vez más ante el dilema que plantea "la dictadura del procedimiento", problema que nuestras sociedades avanzadas tendrán que resolver algún día, balanceando con sentido común cuestiones tan importantes y resbaladizas como son la justicia, la legalidad, los derechos individuales y el interés general.