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BRIGADA 2035 (15)

El entorno operativo futuro del Ejército de Tierra

Tercio Alejandro Farnesio, IV de La Legión, Ejército de Tierra. Foto: Ministerio de Defensa de España.
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Tercio Alejandro Farnesio, IV de La Legión, Ejército de Tierra. Foto: Ministerio de Defensa de España.
Por Ricardo Martínez Isidoro
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La Fuerza del Ejército de Tierra que se espera organizar y adiestrar en los albores del 2035 operará en un ambiente, con unas misiones, ante un posible enemigo, con unos medios y en unos escenarios que estarán en gran medida influenciados por...

... factores novedosos y por la evolución de los que conocemos hasta ahora, conformando un entorno operativo futuro.

Los factores que se citan son, en algunos casos internos a las propias Fuerzas Armadas, y al Ejército de Tierra en particular, y externos dado que se estima un Ejército volcado en la defensa colectiva y en la Seguridad Nacional, incluyendo su contribución a las misiones constitucionales de las FAS, en un mundo que evoluciona a marchas forzadas.

Entre los factores internos con influencia en el futuro habría que citar, no hacerlo sería evitar la realidad, la compleja situación política que vive España, ya que si bien existe una aceptación general de las FAS actuales por la sociedad no lo es tanto para un aumento del gasto para su sostenimiento, a pesar de los compromisos de la reciente Cumbre de la OTAN de Bruselas, impulsados por la vehemencia del Presidente Donald Trump y de las recientes decisiones gubernamentales para financiar algunos proyectos imprescindibles.

Es muy probable que a medio plazo se decanten mayorías parlamentarias en España que sean capaces de arbitrar unos techos de gasto estables para las FAS, que absorban el déficit actual y financien la adquisición de nuevos materiales , necesarios para la renovación de los actuales y el acceso a nuevos armamentos tecnológicamente avanzados para el entorno del 2035, pero con las actuales mayorías que sostienen al Gobierno será muy difícil, si no imposible, construir y aceptar una política permanente que sostenga el impulso vigoroso que necesita la Defensa para adecuar sus FAS a los retos , amenazas y desafíos que para ellas prevé la Estrategia de Seguridad Nacional.

Volviendo a los factores externos, conjunto de solicitaciones que conforman la situación en que se moverá el ET en ese periodo de referencia fijado por su Mando, habría que seguir una metodología de análisis dado que son múltiples y variables, algunos aleatorios, los factores que van a conformar la situación en 2035, para lo que sirve como piedra de toque de investigación la BRIEX35 (Brigada Experimental elegida, la Brigada de La Legión). En este sentido veremos la incidencia de las citadas solicitaciones sobre los elementos básicos de la situación en ese entorno” pentagonal” de actuación, admitiendo que los factores no son exclusivos de estos sino que constituyen una primera aproximación.

Con respecto al AMBIENTE, habría que destacar como más influyentes los siguientes: La globalización, la escasez de recursos, el cambio climático y la demografía.

La globalización hará del entorno político económico de las operaciones un espacio caracterizado por su fragilidad, en el que cualquier cambio informativo, político, etc, incluso en un teatro alejado, influirá enormemente en aquellas, por lo que serán necesarios mandos dotados de un gran sentido de flexibilidad y conocimientos para asumir con eficacia las grandes variaciones de situación que se puedan producir.

La escasez de recursos, sobre todo de materiales estratégicos, combustibles fósiles, e incluso de recursos alimenticios, potenciará la disposición de armamento, equipos, contingentes, etc, de bajos consumos y gran rendimiento, encareciendo los mismos, que deberán ser sostenidos por una logística sencilla, con medios de transporte muy eficientes y versátiles. La necesidad de abastecer de recursos vitales a zonas deprimidas puede aumentar la incidencia de las operaciones humanitarias.

El cambio climático, que parece imparable por la negativa de Estados Unidos de subirse al carro de la contraofensiva, entre otros, provocará una mayor incidencia de las catástrofes naturales dentro de España y en territorios de interés para nuestro país, aspectos que harán intervenir a su Ejército de Tierra en misiones tipo UME, descentrando un tanto sus dedicaciones tradicionales y disminuyendo sus recursos para el combate, su armamento y su equipo.

La demografía, en aumento progresivo (2000 millones más de habitantes en 2035) y la curva descendente de los naturales españoles por la continuada baja de natalidad, provocará crisis de superpoblación en ciertos lugares del mundo, una progresiva migración del Tercer Mundo sobre Occidente, que nos afectará gravemente, y una desnaturalización de la población española, respectivamente, que afectará en gran medida a las Fuerzas Armadas, aumentando la ratio de no naturales hasta límites insoportables; solo una política de cohesión, imposible sin consenso político, podría impedir estos efectos perniciosos.

Con respecto a las MISIONES, los factores más impactantes serían: Las disputas regionales, la Frontera Avanzada, las retaguardias difusas, la guerra híbrida y la zona gris.

El resurgir del nacionalismo, tan patente en España, podría tener grave incidencia en Europa, como ya lo está teniendo en otras regiones del mundo, volviendo a situaciones no vistas desde la Primera Guerra Mundial. Para el ET, verdadero líder del factor humano en las operaciones, puede suponer un gran aumento de las misiones de apoyo a la paz y humanitarias.

La continuación de los impulsos imperialistas de los partidarios de la Gran Rusia provocará misiones de defensa colectiva en Europa, especialmente en “extranjero próximo rusófono”, de tipo media y alta intensidad, y sobre todo de lucha en la zona gris de los conflictos y guerra híbrida.

La Frontera Avanzada del Sur, se desplazará más en sentido septentrional aumentando la presión directa sobre España, y el Flanco Sur de la Alianza; el ET deberá estar preparado para realizar misiones de lucha contra fuerzas yihadistas que emplearán todos los medios posibles para conseguir sus fines, recurriendo a la guerra híbrida., precisando de fuerzas convencionales y especializadas al respecto que hagan posible hacer frente a este tipo de lucha.

En estos casos se pueden volver a repetir acciones que se han visto en Europa y Oriente Medio, donde la población es el objetivo, los núcleos urbanos los enclaves a reducir y conquistar, en los que si bien el arma aérea será importante, el ET será definitivo, precisando de capacidades que adquieran las lecciones aprendidas en los últimos conflictos de este tipo, donde los combatientes radicalizados por la religión será necesario reducirlos, de nuevo, casa por casa, en este campo de batalla con retaguardias difusas y frente no lineales, en el que la información verídica y el desplazamiento rápido para buscar el efecto de masa serán clave para el éxito.

Hasta el 2035, e incluso antes, será preciso que el ET mantenga capacidades que, unidas a las del resto de las Fuerzas Armadas, sean capaces de disuadir de cualquier acción contra nuestros territorios de soberanía, por países y grupos sin Estado que incrementan su poder militar en la zona de la frontera avanzada y que dan signos de querer llegar al equilibrio de fuerzas y tecnología.

La amenaza interior seguirá siendo prerrogativa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; la superación de sus capacidades vendrá determinada por el análisis de la situación por parte del Gobierno, lo que no exime al ET de ejecutar planes de contingencia al respecto, obviamente planificados y encuadrados bajo mando del JEMAD.

Los MEDIOS evolucionarán enormemente, merced al impulso que les darán las nuevas tecnologías, en especial, la inteligencia artificial, el armamento autónomo, la robotización, la fabricación aditiva y los nuevos materiales.

La revolución tecnológica está a las puertas del futuro próximo, dando paso a las nuevas tecnologías, estas precisarán, a pesar de la globalización, inversiones cuantiosas para una nueva carrera de nuevos armamentos que solo la programación, la financiación y la disposición de una nueva industria de defensa tecnológicamente avanzada podrá proporcionar, sin ello el ET dispondrá de una fuerza sorprendida frecuentemente por la sorpresa técnica de sus adversarios.

La inteligencia artificial no reemplazará al hombre ni a la mujer en 2035, pero será capaz de cubrir muchos cometidos que hoy en día realiza el personal del ET, complementando y liberando a aquellos de tareas mecánicas de escaso valor añadido; sin embargo no se estima que puedan ser asumidas por estos avances las cualidades del Mando, su intuición, su arrojo y sus valores, así como el heroísmo de sus componentes, etc. Lo que podría ser una ventaja, inicialmente por la disminución del personal de las unidades, podría también significar una disimetría contraproducente en la ventaja que significa el disponer de personal con gran flexibilidad en la asignación de cometidos. Lo que no cabe la menor duda es que la robotización de muchas tareas simplificará y reducirá la carga logística.

El armamento autónomo será una realidad para ciertas misiones de destrucción y neutralización de objetivos enemigos, aunque se plantearán cuestiones éticas hoy mejor manejadas por el personal inteligente que los maneja; es muy posible que sean empleados para misiones de alto riesgo, misiones especiales, donde la destrucción del objetivo no se cuestione. No obstante habría que valorar lo que significará para el ET perder el control del dominio humano, ya que con la inteligencia artificial y el armamento autónomo disminuirá sensiblemente el ascendiente actual del ET sobre las poblaciones.

La fabricación aditiva ya está mostrando sus ventajas actualmente merced a sus aplicaciones en tareas todavía actuales, tales como la medicina, la investigación, incluso la construcción. Se trata de una herramienta que suplirá en muchas ocasiones la ausencia o el inconveniente de fabricación fuera de la zona de operaciones de materiales, piezas, incluso armamento e instalaciones logísticas que se precisen por lo que facilitará enormemente muchas actividades, aunque no será resolutiva por si misma ni específica del ET.

Los nuevos materiales, cuya utilización hace ya furor en alguna de sus aplicaciones, como la nanotecnología, mejorarán sensiblemente el dominio de la electrónica, de los sistemas CIS, de la sanidad, de la industria, de los transportes, de los sistemas de vigilancia y reconocimiento, etc, aumentando su eficacia, fiabilidad y costes seguramente, pero tampoco serán definitivos para el ET que se aprovechará de los avances que signifiquen como lo harán también sus adversarios. Si embargo, la necesidad de obtener las materias primas para fabricar los nuevos materiales (coltán, , grafeno, etc) , podrá, y de hecho ya sucede, provocar nuevos escenarios de tensión en las localizaciones , escasas, de estos materiales, que derivarán seguramente en conflictos abiertos.

En los que respecta al TERRENO, y al ESPACIO CIBERNETICO, predominarán:

Los espacios urbanizados, la lucha por la información y la potenciación de la desinformación.

El terreno ya no solo tiene un componente físico, del que habrá que continuar dominando sus claves dado que el ET siempre se basará fundamentalmente en él, pero los últimos conflictos, incluso los que podían haber derivado en enfrentamientos de alta intensidad, como los del sudeste de Ucrania y Crimea, han estado localizados en ciudades y áreas urbanizadas; incluso en Oriente Medio, las acciones de la operación Inherent Resolve, contra DAESH, han contemplado la utilización del subsuelo en aquellas, siendo los núcleos urbanos los objetivos de la mayoría de las acciones.

Se asiste en el ámbito militar a un abandono del estudio del terreno, quizás por las facilidades que proporciona la geolocalización automática, y la facilidad de integración del terreno en los sistemas CIS; es patente que el abandono del terreno, y por supuesto de las condiciones meteorológicas que tanto influyen en él, es un peligro para el futuro con la aplicación de las nuevas tecnologías, dado que puede arrastrar al abandono de la táctica y por lo tanto al efecto combinado de todas las formas de acción sobre él.

La tendencia a que todos los efectos que proporcionan las operaciones sean estratégicos, como propugnan los teóricos de la guerra híbrida, puede acercarnos a concepciones de empleo del ET similares a las del Ejército del Aire y la Armada, aspecto que no se lo puede permitir el ET, dado que en el futuro previsible se va a operar en el dominio humano, por la población, y esta descansa y convive con el terreno.

Otro espacio de batalla es el virtual, el que no existe físicamente pero donde descansan prácticamente todos los recursos de las naciones y grupos sin estado.

No solo hay una batalla pendiente de desarrollar su máximo potencial sino que los combates iniciales han comenzado; el ET deberá estar mucho más preparado en el futuro para operar en este nuevo espacio de batalla que será prioritario merced a los recursos que soporta, no solo para defenderse de los ataques sino para contraatacar cuando sea necesario.

La globalización va a favorecer, ya lo hace actualmente, la circulación de información; el espacio operativo va a estar sobreinformado y habrá que discriminar entre lo que es verdad, la inteligencia, de lo que puede desviar al esfuerzo terrestre de sus objetivos correctos; esto que no es nuevo, pues ya estaba en el discurso soviético en la Guerra Fría, va a estar potenciado por la gran confianza que hemos depositado en los sistemas de información automatizados.

Con respecto a los ESCENARIOS previsibles, estos estarán dominados por campos de batalla no lineales, áreas urbanizadas, combates de alta intensidad y predominio de los asuntos civiles.

Para el año 2035, la tendencia hacia la complicación extrema de la actuación del ET proviene seguramente de la multiplicidad de escenarios que se pueden presentar para su actuación.

La aproximación político militar de China y Rusia, la modernización y mejora de sus FAS, la defensa de su alianza comercial, etc, puede provocar una crisis profunda en el área Asia Pacífico que precise de coaliciones en las que pueda estar incluida España; si bien en este espacio la posible presencia sería fundamentalmente aéreo naval, no es de desterrar una posible participación limitada del ET.

Como consecuencia de lo anterior, o independientemente, la OTAN podría incrementar su posición y su presión en las fronteras occidentales de la Federación Rusa, presentando un orden de batalla apto para el combate de alta intensidad, en el que por solidaridad participaría el ET. Tanto en este escenario como en el anterior también se puede practicar estrategias híbridas.

Después de la fase de recuperación de las pasadas derrotas yihadistas y del estudio de sus lecciones aprendidas, surgirán conflictos de este tipo, más acusados y tecnológicamente más avanzados, en los que España en la zona del Sahel y posiblemente más al norte, en países hoy por hoy con movimientos terroristas dominados por monarquías de carácter religioso o el partido único, deberá intervenir por supervivencia y por solidaridad con sus aliados tradicionales, siendo el adversario un enemigo que practique estrategias híbridas.

En este último caso es muy probable que no existan campos de batalla lineales, con su enorme significación para las GU,s del ET en lo que respecta a sus apoyos y seguridad, aumentando la necesidad de la autosuficiencia táctica. Los núcleos urbanos en este espacio de batalla serán fundamentales y definirán los objetivos prioritarios de las acciones.

Coexistiendo con estos escenarios, otras solicitaciones, como los descritas anteriormente en otros factores de la situación, las misiones de apoyo a la paz y humanitarias proliferarán en gran medida por la conflictividad nacionalista en el espacio europeo, fundamentalmente, participando con su experiencia reconocida el ET.

La eficacia y confianza acreditada por la UME, el aumento de las catástrofes de carácter humanitario y por degradación del medio ambiente, la ideología política, etc, podrían transformar el ET en una enorme ONG, perdiendo su principal característica que es su capacidad para el combate.

En definitiva, la situación que caracteriza al entorno operativo futuro del ET se caracteriza por su complejidad, que no resuelve la llegada de las nuevas tecnologías sino que conforta escasamente su resolución.

Complejidad de misiones, con sus requerimientos operativos en alza, y complejidad de los escenarios donde se presentarán, frente a ejércitos que llevan lustros preparándose y financiándose por encima, a menudo, del 10% de su enorme PIB, con un nivel tecnológico ya avanzado y con una situación política, si no aceptable en términos democráticos, si con un concepto uniforme sobre sus objetivos por parte de sus líderes permanentes, a diferencia de Occidente donde la falta de liderazgo es endémica.

Una nueva carrera de armamentos se anuncia inmediata, la de los medios tecnológicamente avanzados, camino que habría que empezar a emprender ya elaborando los planes y financiándolos de manera sostenida, si no se hiciera así la dependencia nacional en materia de defensa sería de nuevo una característica negativa de nuestra seguridad, introduciendo al ET en un entorno operativo susceptible de sufrir la sorpresa técnica antes incluso de que dieran comienzo las operaciones.

Ricardo Martínez Isidoro

General de División®

De la Tertulia de Pensamiento Militar

Noviembre 2018
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