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Segunda República y Memoria Histórica

Manuel Azaña, ministro del Ejército a la sazón de la Segunda República, arengando a los militares de alto rango
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Manuel Azaña, ministro del Ejército a la sazón de la Segunda República, arengando a los militares de alto rango

29 ENERO 2018

Por Eladio Baldovín Ruiz
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La llamada memoria histórica es una redundancia, porque la Historia, con mayúsculas debe estudiarse y conocerse por una simple cuestión de cultura o para sacar enseñanzas del pasado; es el conocimiento, recuerdo y exposición objetiva de los hechos pasados. En la actualidad son unas palabras que se oyen muy frecuentemente, bastante prostituidas, por unos grupos radicales, interesados o ignorantes, para desprestigiar a sus adversarios o mantener el fuego sagrado de sus ideas. La extrema izquierda y los separatistas que se llevan la palma coinciden en proclamar las excelencias de la república.

“República es libertad” proclaman, pero la libertad no está en la forma de Gobierno, sino en las leyes y la convicción de los ciudadanos en disfrutarla. A continuación ofrezco a los comités, comisiones o doctas personalidades algunos datos para continuar sus esfuerzos para actualizarnos la memoria histórica.

¿Por qué a los tres días de proclamarse la República se declaró el “estado de guerra”? y durante los años de vigencia de este régimen, permaneció este estado de orden público o los de alarma y prevención, más que en ninguna otra etapa anterior o posterior. Graves sucesos se sucedieron, en los que tuvieron que intervenir, junto a las fuerzas de orden público, las unidades del Ejército; de cuya gravedad no hay mejor prueba que las disposiciones que se dieron para sus servicios extraordinarios.

Siendo ministro de la Guerra Azaña, dispuso, en 29 de marzo de 1932, que se considerasen hechos de guerra para los individuos de la Guardia Civil que hubieran resultados muertos o heridos en alguna alteración de orden público desde el 14 de abril de 1931 hasta la fecha. En agosto se autorizó al Gobierno para recompensar en metálico a los funcionarios de todo orden y categoría que se hubieran distinguido en la defensa de la República e igualmente para ascender a los individuos y clases de tropa de cualquier cuerpo armado que se encontrasen en las mismas condiciones.

En enero de 1933, el mismo ministro declaró hechos de guerra, a todos los efectos, para el personal del Ejército, que resultó muerto, herido o se hubieran distinguido con motivo de las alteraciones de orden público ocurridas en todo el territorio nacional en los días ocho al diez del actual. En junio siguiente, el ministro de la Gobernación decía: Además de los servicios extraordinarios prestados por las fuerzas del Ejército y Guardia Civil, declarados como hechos de guerra, la fuerza de la Guardia Civil intervino activamente en otras alteraciones de orden público en determinadas localidades, que también son declarados hechos de guerra. En una adjunta relación figuran veintisiete fechas desde el 9 de mayo de 1931 al 25 de mayo de1933 y otras tantas localidades de toda la Península.

En diciembre del mismo año, el ministro Iranzo Enguita declaró hechos de guerra para el personal del Ejército, Armada, Guardia Civil, Seguridad y Asalto, aquellos en que resultaron muertos o heridos o se hubieran distinguido con motivo de las alteraciones de orden público ocurridas en todo el territorio nacional desde el 9 de los corrientes. Disposición que fue rectificada el mismo mes por el ministro Martínez Barrios, en el sentido de que la declaración de los hechos de guerra se considerará a partir del día 8 del actual y cesará al levantarse el estado de prevención y alarma. Por lo que respecta a la Guardia Civil, a iguales efectos, la fechas y las localidades: 1º de julio de 1932 en Málaga y provincia, 2 de septiembre de 1932 Puertollano y Ciudad Real, 22 de marzo de 1933 Hermigua y Santa Cruz de Tenerife, 10 de mayo de 1933 Alicante y 18 de septiembre Sevilla. Donde intervinieron los individuos del Instituto, distinguiéndose unos y resultando otros muertos o heridos.

A mitad de julio de 1934, el ministro Hidalgo Durán ascendió por méritos contraídos en sucesos declarados como de guerra a dos tenientes de la Guardia civil, uno de ellos fallecido. También fueron condecorados con cruces de plata del Mérito Militar los suboficiales y clases de tropa de la Cuarta División por las alteraciones de orden público de enero de 1933, cuyos hechos fueron declarados como de guerra.

El mismo mes, la Gaceta publicó un relación de jefes y oficiales de la Guardia Civil, condecorados por los sucesos desarrollados en las provincias de Zaragoza, Huesca y Teruel durante el movimiento sedicioso del mes de diciembre de 1933, por los sucesos en Elda el 11 de diciembre y 10 de mayo de 1933; por los méritos contraídos en los sucesos de Bujalance, Córdoba, los días 11, 12 y 13 de diciembre de 1933; en la provincia de Logroño en diciembre de 1933; en los sucesos desarrollados en Villanueva de la Serena, Badajoz, los días 10 y 11 de diciembre de 1933; los sucesos en Navalmoral de la Mata, Cáceres, el 10 de diciembre de 1933; en la provincia de Barcelona los días 8, 9 y 10 de diciembre de 1933 y en la capital de Barcelona el 9 de diciembre de 1933. Otra disposición premiaba actos sujetos al reglamento en tiempo de paz y comprendía a hechos ocurridos en La Coruña, Granada, Álava, Madrid y en toda la Península en diciembre de 1933.

El veinte de octubre de 1934, el ministro de la Guerra anunció que tenía en proyecto una larga serie de condecoraciones y dedicó grades elogios a los militares, pero si se había producido algún exceso también se impondrían sanciones. Se otorgarían dos recompensas de carácter extraordinario para los generales López Ochoa y Batet promoviéndolos al empleo de teniente general, restableciéndose a título excepcional la mencionada categoría suprimida. Pero, por la oposición en el parlamento, termina el Gobierno concediendo la Cruz laureada de San Fernando a los dos generales. Ambos laureados tuvieron un trágico fin, López Ochoa asesinado por la chusma y decapitado y Batet fusilado por no incorporarse a la sublevación.

El ministro Alejandro Lerroux, en noviembre siguiente, decreta que se consideren hechos de guerra los ocurridos en territorio nacional con ocasión del movimiento subversivo iniciado el 4 de octubre último, desde esta fecha a la que se fije para el levantamiento del estado de guerra

A primeros de febrero de 1935 se publicó un folleto, con el título “La Revolución de octubre en España”, que contenía un detallado informe de los sucesos y fotografías documentales, sobre todo los registrados en Asturias y Cataluña. Adjunta también unas estadísticas procedentes de la dirección general de Seguridad, que incluyen:

  • Muertos. Paisanos, 1.051; Guardia Civil, 100; Seguridad, 17; Vigilancia, 2; Asalto, 51; Carabineros,16; Ejército 98. Total 1.335
  • Heridos. Paisanos, 2.051; Ejército y Fuerza Pública, 900. Total 2.951
  • Incendios, voladuras y deterioros. Edificios públicos, 63; iglesias, 58; fábricas, 26; puentes, 58; carreteras 31; ferrocarriles, 66; edificios particulares, 730.
  • Armas recogidas. Largas, 89.354; pistolas, 33.211; fusiles ametralladores, 149; pistolas ametralladoras, 98; otras ametralladoras, 27, cañones 41.
  • Municiones recogidas. Fusil y escopeta, 97.322; pistola y revolver, 255.375; cañón, 1.777.
  • Explosivos. Bombas, 31.345; petardos, 3.507.
  • Dinamita y otras substancias. Cartuchos, 50.585; kilos, 10.824´70.
  • Robos. Banco de España, 14 millones de pesetas; otros y saqueos, 26 millones, Total 40 millones.

Muestra también las armas que quedaban por recuperar, cuyas principales cantidades correspondían a 2.518 mosquetones, 932 fusiles de calibre 7mm, 499 de calibre 7.92, 3986 granadas de cañón, 4.366 cascos y 1.340 cartuchos de granada. Todos de la fábrica de armas de Trubia.

A primeros del mes de marzo de 1935, otra disposición reconocía que con ocasión de los sucesos revolucionarios del pasado mes de octubre, gran número de personas de todas clases sociales se pusieron activamente al lado del Gobierno, prestando al Ejército una ayuda valerosa y desinteresada, merecedora de que el Estado signifique su gratitud. Fundado en estas consideraciones las autoridades militares podían conceder cruces del Mérito Militar con distintivo blanco a aquellas personas del orden civil, fueran o no funcionarios públicos, que hubieran cooperado a la acción del Gobierno. Por un decreto se autorizaba que a propuesta de los gobernadores civiles se pudiera conceder el ingreso en la Orden de la República a los militares que, con motivo de los sucesos revolucionarios, hubieran cooperado en cualquier forma meritoria a la acción del Gobierno.

En junio de 1935, un decreto de la Presidencia del Gobierno, siendo ministro de la Guerra Gil Robles, disponía, que si bien diversas disposiciones, ya citadas, declararon hechos de guerra. Por lo que respecta a la Guardia Civil, en el intermedio entre el 28 de diciembre de 1933 y 27 de noviembre de 1934, su fuerza había intervenido de igual forma en otros sucesos que, sin tener carácter general, sufrieron sensibles bajas de muertos y heridos, por lo que se declaran hechos de guerra los de la siguiente relación

La relación que se cita incluye los hechos ocurridos el día 8 de mayo de 1934 en Arroyo de San Seván (Badajoz), día 4 de mayo de 1934 en Fuente del Maestre (Badajoz), el 1º de junio de 1934 en el puente existente sobre el río Huesnas (carretera de Villanueva al cruce con la de Lorca del Rio Sevilla), el 5 de junio de 1934 Alcochel (Badajoz), el 18 de julio de 1934 en Sestao (Vizcaya), el 9 de junio de 1934 en el campo próximo a la carretera de Chamartín (Madrid) y el 19 de septiembre de 1934 en el campo de deportes de la Ciudad Universitaria (Madrid).

En noviembre de 1935, el Gobierno acordó declarar hechos de guerra a los efectos de la concesión de la medalla de Sufrimientos por la Patria, todos aquellos en que había intervenido personal del Ejército, Armada, Guardia Civil, Carabineros, Seguridad y Asalto, cuando con ocasión de los mismos resultaron muertos o heridos por sediciosos o rebeldes, siempre que tales efectos se hubiesen producido en actos de servicio o como ocasión del mismo.

Para terminar, otra estadística presentada en el Parlamento de los sucesos ocurridos desde la toma del poder del Frente Popular, acaecidos del 16 de febrero hasta el 15 de junio:

Iglesias totalmente destruidas, 160

Asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos asaltos, 251

Muertos, 269

Heridos de diferente gravedad, 1.287

Agresiones personales, cuyas consecuencias no constan. 215

Atracos consumados, 138

Tentativas de atraco, 23

Centros particulares y políticos destruidos, 69

Idem asaltados. 312

Huelgas generales, 113

Huelgas parciales, 228

Periódicos totalmente destruidos, 10

Asaltos a periódicos, intentos y destrozos, 33

Bombas y petardos estallados, 146

Recogidos sin estallar, 78

Aquí hay materia suficiente para que aquellos que se dedican a despertar la memoria histórica, puedan trabajar y descubrir qué sucedió durante este periodo de la Historia de España, “tan elogiado por su democracia”, y se dejan de cambiar el nombre de calles, retirar cruces, desenterrar muertos y llamar franquistas a los que no piensan como ellos.

Eladio Baldovín Ruiz

Escritor, investigador y militar

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