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Medalla conmemorativa de la misión UNAVEM de la ONU en Angola
Medalla conmemorativa de la misión UNAVEM de la ONU en Angola

El porqué de las operaciones militares españolas en el exterior

6 SEPTIEMBRE 2017

Por Francisco Javier Zorzo Ferrer
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En los tiempos actuales, las primeras Misiones de militares españoles en el exterior tuvieron lugar, bajo el auspicio de Naciones Unidas, en 1989, en Angola (UNAVEM I y II) y Namibia (UNTAG). Se trató de sendos grupos de observadores militares, desarmados, oficiales, de los Ejércitos de Tierra y del Aire, respectivamente.

A finales de 1989, otra Misión de la ONU se desarrolló en Centroamérica, liderada por un General de División del Ejército de Tierra español, Agustín Quesada Gómez, la Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Centroamérica (ONUCA), que finalizó con un éxito total al conseguir que la guerrilla de la Resistencia Nicaragüense aceptara su desarme y la entrega del armamento correspondiente a las fuerzas de observadores y cascos azules venezolanos, que se encargaron de su destrucción inmediata.

Posteriormente, finalizada la Misión de ONUCA, en 1991, una nueva operación dirigida por la ONU (ONUSAL), también de observadores militares, oficiales en concreto, se desarrolló otra vez en Centroamérica. Esta vez en El Salvador, y tras firmarse la paz entre el FLMN y el Gobierno de este país centroamericano, se consiguió el desarme de las fuerzas guerrilleras, finalizando, igualmente, con pleno éxito. El Jefe de la División Militar también fue un General español, Víctor Suanzes Pardo. Esta Misión, por primera vez en la historia y como consecuencia de la experiencia adquirida por Naciones Unidas, durante el desarrollo de ONUCA, tuvo el español como idioma oficial.

La participación española en ambas Misiones fue altamente significativa, reconocida sin ambages por las autoridades neoyorquinas y que consecuencia de ello un importante grupo de oficiales españoles de los tres Ejércitos, pudo aportar su experiencia en operaciones multinacionales en las que, bajo mando de la ONU o de la OTAN, participaron nuestras Unidades, aportando ya oficiales, suboficiales y tropa, como el resto de los países que habitualmente llevaban a cabo este tipo de Misiones.

El prestigio de las Fuerzas Armadas Españolas fue ganando enteros en el seno de la ONU, por su participación en las Operaciones de paz citadas. En este mismo sentido, otro importante paso se dio cuando en enero de 1992, inmediatamente después de firmado el Acuerdo de Paz entre el FMLN y el Gobierno salvadoreño y ante la urgencia de poner en marcha la Misión de ONUSAL, Mr Marrack Goulding, Secretario General Adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Políticos Especiales, fallecido en 2010, solicitó a España que en el plazo de una semana proporcionara un centenar de oficiales para intervenir en la Misión de ONUSAL como observadores militares. Puesto en contacto con el entonces TG. Faura, JEME español, dio su autorización. Cuando le comuniqué la noticia al Sr. Goulding, en su agradecimiento me manifestó: “Aunque solo fuera por eso habría que dar gracias a Dios de que exista España”. En una semana, 101 oficiales españoles desembarcaban en el aeropuerto de San Salvador. No cabe duda que fue un buen piropo.

La primera Misión en el exterior en las que participó el Ejército español con oficiales, suboficiales y tropa fue la Operación “Provide Comfort”, organizada por Naciones Unidas (Resolución 688/1991 de 5 de abril) para ayudar a la población kurda que se retiraba a Turquía durante la Primera Guerra del Golfo y que se extendió, en primer lugar, desde el 26 de abril al 24 de junio de 1991, produciéndose la retirada total del contingente a finales de julio de ese año.

Fue una típica operación de Ayuda Humanitaria en la que participaron, mayoritariamente la Brigada Paracaidista, una Agrupación de Helicópteros de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra, el EMAT Sur (Equipo Médico Avanzado del ET), personal del Regimiento de Transmisiones Tácticas nº 21 y de otras Unidades con menor grado de representación.

Desde la guerra de Infi y Sahara en 1968 y la posterior retirada de nuestras tropas del Sahara en 1975, la primera ocasión en la que las Fuerzas Armadas españolas intervinieron en una Operación en el Exterior, en ambiente bélico, tuvo lugar a partir del 4 de noviembre de 1992. Fue con ocasión de la guerra de los Balcanes, principalmente en Bosnia-Herzegovina, y, probablemente, por la novedad que representaba que nuestros soldados tuvieron que desplegar fuera de nuestras fronteras y que estuvieran inmersos en acciones bélicas, aunque sin tener que participar en ellas como combatientes, “oficialmente”, originó una importante fuente de noticias y la atención casi generalizada de los m.c.s. En la actualidad ha variado radicalmente, a peor.

La participación de las Fuerzas Armadas ha constituido y constituye un eficaz instrumento de la Política Exterior de España. Desde que nuestros militares y guardias civiles participan en Operaciones en el exterior su valoración en los países con los que se trabajó conjuntamente en cualquiera de las Misiones en las que han participado, ha mejorado de forma ostensible.

La ausencia inicial de las Unidades militares españoles en este tipo de Operaciones significó que nuestros aliados, mayoritariamente, carecieran de los suficientes elementos de juicio para valorar las capacidades operativas de los españoles.

Pero lo que es más grave, podríamos considerar que era el que este desconocimiento estaba igualmente extendido entre la sociedad civil española. Las Misiones en el exterior sirvieron, entre otras cosas, para que los españoles supieran que poseen unas Fuerzas Armadas y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con un acreditado nivel profesional. Y he dicho muchas veces, que, como mínimo, están al mismo nivel de los ejércitos de países más poderosos que el nuestro, y se ha demostrado que hemos servido de ejemplo, si no de sorpresa, para aquellos que nos han conocido mientras llevábamos a cabo nuestros cometidos en Organizaciones multinacionales. Ésta ha sido otra de las razones más importantes por las que se ha participado y se está participando en Misiones en el exterior.

Aunque parezca paradójico, también algunos mandos militares de alto nivel conocieron que las tropas españolas estaban perfectamente preparadas para tomar parte en las Misiones desarrolladas en el exterior y que, como todos deseábamos, que se podía confiar en ellas. En una conversación personal con el entonces Ministro de Defensa Julián García Vargas cuando encomiaba la actuación de nuestros soldados en Bosnia, le dije que ese bien hacer no era algo que hubiera surgido por generación espontánea, que era consecuencia de la dedicación, preparación y entrega de nuestros hombres desde hacía mucho tiempo, aun careciendo muchas veces de los medios deseables.

El Ministro García Vargas, que fue un ministro que escuchaba a sus subordinados, escribió en 1994, refiriéndose a la participación de las tropas españolas en Misiones en el exterior, haciendo suyo mi comentario expuesto anteriormente, “Como Ministro de Defensa y como ciudadano, me siento profundamente orgulloso de esta participación y de sus resultados. Hace escasamente seis años nuestras FAS desconocían el desarrollo práctico de estas operaciones, pero su capacidad de aprendizaje, facilitada por su preparación cotidiana ha sido extraordinaria. Han sabido extraer de su formación y entrenamiento, esta capacidad que hoy les da la condición de expertos. Este rápido aprendizaje es imposible de conseguir si antes no hubieran existido hombre preparados, con carácter y medios idóneos para ello: en definitiva, si el Ejército no hubiera alcanzado previamente su plena operatividad”.

El Ministro de Defensa, durante la ceremonia de regreso a España de la Agrupación Táctica, en su discurso de bienvenida dijo: “vuestro ejemplo ha servido a los españoles para acercarse un poco más a las Fuerzas Armadas, para reencontrarse y comprender que es necesario disponer de unos ejércitos bien dotados, bien entrenados, para que España haga un papel digno e importante en la escena internacional”.

La participación de las Fuerzas Armadas españolas en Bosnia y los frutos obtenidos, como consecuencia de que fue su primera actuación en Misiones en el exterior en ambiente bélico en los tiempos modernos, como he dicho antes, atrajo, desde el principio, la atención de gran número de expertos internacionales.

Marc Galeotti, profesor de la Universidad de Keele, en Londres. Dijo: “los buenos resultados obtenidos por la AGT Málaga es fruto de la forma en que España concibe este tipo de operaciones. Mientras las FAS rusas, explicaba, intentan sin éxito encontrar en las Operaciones de Mantenimiento de la Paz una manera de evitar la descomposición de su antiguo imperio, otras potencias medias, como España, se adaptan perfectamente al nuevo escenario de la guerra fría”.

Graham M. Kinaham, de la Universidad de Duke, afirmó:”Se ha pasado de estudiar el despliegue español por exotismo, a buscar laas razones de sus excelentes relaciones con los habitantes de la zona”.

Stephen Dalzell, del Departamento de Estudios Rusos de la BBC, dijo que: “históricamente, el Ejército español se ha asentado bien entre las facciones locales, cualidad importante y de la que adolecen otras Fuerzas Armadas”.

Por su parte, Ramón Villapadierna, periodista de ABC, escribía en abril de 1993, en un artículo relativo a la presencia española en Bosnia:”Las tropas españolas han conseguido algo imposible: no ser consideradas fuerzas de ocupación, como les ocurre a menudo a los franceses o británicos”.

Más curiosa resultó la visita que recibimos en nuestro Cuartel General de Medjugorje, durante nuestra participación en la Misión de UNPROFOR en Bosnia, de una comisión de senadores norteamericanos que querían conocer “in situ” y de primera voz, qué es lo que hacían las tropas españolas para lograr los éxitos alcanzados, en tan poco tiempo, en las relaciones con las partes en conflicto. Nos resultó algo sorprendente.

En Bosnia, nuestros aviadores estuvieron integrados en las fuerzas aéreas de la OTAN, desplegados en Vicenza y Aviano, donde destacaron por su profesionalidad y dedicación. El General norteamericano, Jefe de aquellas Unidades, me dijo personalmente, durante una visita que hice a nuestros aviadores cuando era Representante Nacional de España en IFOR (Fuerzas de Implementación de la OTAN) en Bosnia-Herzegovina, que los españoles eran unos grandes profesionales que nunca ponían ninguna excusa cuando tenían que hacer cualquier tipo de misión aérea, lo que, según sus propias palabras no sucedía lo mismo con miembros de otros ejércitos, muy “exigentes” del horario.

Durante esa misma visita me refirieron que los aviadores norteamericanos preferían volar, sobre todo en misiones nocturnas, con los F-18 españoles; les ofrecían más garantías que miembros de algún que otro país. Incluso alguna misión de bombardeo fue comandada por los aviadores españoles. No cabe duda que esto representa un gran orgullo.

También recibimos con agrado la declaración oficial del Gobierno de Serbia que hizo a la Embajada de España en Belgrado, en la que nos hacían saber algo así como que, debido al profesional y correcto comportamiento de las tropas españolas no sólo no habría ningún incidente con las tropas serbias, sino que se ofrecían a defendernos si alguna vez éramos atacados por las tropas croatas o bosniacas.

Actualmente, las FAS españolas están presentes en 18 Misiones en el exterior, ¡”simultáneamente”!, con más de 3.000 militares y guardias civiles desplegados en cuatro continentes. Hace 25 años, cuando nos incorporábamos a Bosnia-Herzegovina, no podíamos imaginarnos el incremento tan excepcional que se ha producido. Sin duda ya hemos alcanzado el nivel de participación de los países más especializados en este tipo de Misiones.

Los contingentes más numerosos se encuentran en Líbano (620 cascos azules) y en Irak (463 efectivos). En el marco de la OTAN nuestras FAS vigilan las aguas del Mediterráneo y participan en la defensa aérea de los Piases bálticos y Turquía.

España también está presente en la mayor parte de las Misiones que la Unión Europea lleva a cabo en el continente africano, con despliegues en Malí, República Centroafricana, Somalia, Senegal y Gabón, así como en las Operaciones que tratan de impedir el tráfico el tráfico ilegal de personas frente a las costas de Libia y la piratería en el Océano Índico. Dentro de las Misiones de “Seguridad cooperativa”, militares españoles colaboran en la formación de las Fuerzas Armadas de países africanos como Cabo Verde, Senegal, Mauritania y Túnez.

Como conclusión podemos afirmar que la presencia de las Fuerzas Armadas españolas en el exterior, tras más de 28 años de experiencia, ha adquirido un grado de normalidad y el reconocimiento de todos los países en los que han desplegados y de los ejércitos con los que se ha trabajado. La experiencia adquirida y la especial idiosincrasia del soldado español hacen que, sea el continente que sea, su presencia está plenamente valorada.

En cuantas Misiones se ha tomado parte y se está tomando parte. en las diversas circunstancias a las que ha habido que hacer frente, nuestros soldados, suboficiales y oficiales han dado muestra de su entrega absoluta, de su preparación y de la abnegación que han mostrado en todo momento. La participación de las Fuerzas Armadas españolas en las Misiones en el exterior han servido para que su preparación sea cada vez más elevada, habiéndose logrado que tanto en Cuarteles Generales multinacionales, como mandando o estando encuadradas en Unidades superiores, nuestros militares sean acogidos con gran satisfacción, reconociendo la valía y profesionalidad de los soldados españoles.

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