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El caso italiano es muy interesante porque es la toma del poder con mayoría en las dos Cámaras, con la posibilidad de hacer cambios en el atlantismo y europeísmo, siguiendo la senda de polacos y húngaros que crean problemas en la política europeísta. Pero la señora Meloni, con su grupo Fratelli d’Italia, no va a cambiar el rumbo de su nación –tercera economía europea–, convertida en una potencia estratégica con el apoyo de las grandes potencias occidentales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, en que los italianos se apuntaron a los ganadores.
Por estas razones Italia es un socio importante, fundador de la OTAN y de la Unión Europea. Eso es sagrado para una nación que domina el Mediterráneo, es amiga de Putin y tiene la confianza de Estados Unidos, con una base naval de la OTAN en la costa napolitana. La señora Meloni no va a romper las alianzas internacionales, cuando a Italia le va bien por ser un país altamente industrializado, culturalmente apreciado y una agricultura exportadora desde el centro mediterráneo y sur de Europa.
No olvidemos que el expresidente señor Dragui, con motivo del conflicto de España con Argelia, lo primero que hizo fue firmar y un tratado en Argel para asegurarse el gas para exportar a toda Europa.
Gonzalo Parente