... Porque no son solo submarinos nucleares. Con presencia permanente está el “HS Trent”, el refuerzo del escuadrón de la Royal Navy, las mejoras en las instalaciones de radares de inteligencia, así como los ejercicios que, cada mes desde primeros de este año, realizan las tropas británicas por las calles de Gibraltar.
Nunca antes se había hecho tal exhibición de medios militares en el Peñón, salvo cuando España obtuvo el visto bueno de la ONU en los años sesenta del siglo pasado, para que Gibraltar fuera descolonizado. Este incremento de la actividad militar comenzó antes de la invasión de Ucrania por Rusia. De modo que solo queda una opción para que esa militarización se haya reforzado: la de presionar a la UE para que GB logre el acuerdo que desea en relación con la fluidez de paso por la Verja. O lo que es lo mismo, que la jaula no se cierre del todo y los 30.000 ratoncillos que viven en ella no se queden aislados. Además, con el inequívoco apoyo de sus primos, los norteamericanos, que prefieren que el control del Estrecho quede en manos británicas antes que en la de los pocos fiables gobiernos socialistas –con sus famosos socios– de España. Así de sencillo y así de claro. ¿Por qué se puede llegar a esta sencilla conclusión?
Porque desde la época de aquel ex presidente socialista, llamado Rodríguez, han seguido demostrando que no son fiables para el espacio geopolítico que representa el llamado Mundo Occidental y que aún lidera los EE. UU. De ahí que me reafirme en la idea del valor esencialmente militar de la colonia británica. Lo de compartir esto o aquello con GB es, sencillamente, una milonga del PP y del PSOE. Y una terrible pérdida de tiempo para los intereses de España.
El día 18 la prensa del Campo de Gibraltar se hizo eco de que los primeros controles realizados con alguna seriedad en la Verja, debido a que Gibraltar no está incluido en el espacio Schengen, crearon largas colas de vehículos y peatones para salir del Peñón. Ignoro quién pudo dar la orden de que se tomaran esas medidas para acabar con el cachondeo y la dejadez de siempre por parte española.
Lo que sí se reconoció de inmediato, fue que el alcalde Picardo manifestó su malestar por las dificultades que sufrieron los ratoncillos que viven en la jaula militar. Por eso quiere tratar rápidamente el tema con las autoridades británicas y españolas para solucionar esos “impedimentos”. Esta actitud se debe, en exclusiva, a la falta de criterio por parte de las autoridades españolas desde que invitaron a los gibraltareños a intervenir en los asuntos concernientes a Gibraltar, asunto de exclusiva responsabilidad de España y GB, cuando aquel simpático y tercermundista ministro de Exteriores llamado Moratinos –a las órdenes del ex presidente Rodríguez– igualó a las autoridades de la colonia con las de España y GB. Por eso ahora Picardo se siente autorizado a pedir explicaciones a las que él llama autoridades españolas. ¿A igual nivel que este alcalde? Me lo expliquen, por favor.
Aquel mismo día, el gobierno de España aseguró que las negociaciones entre la UE y GB no solo se siguen desarrollando en un “ámbito constructivo”, sino que han entrado ya en una “fase decisiva”. Fue la respuesta del Gobierno a algunas preguntas realizadas en el Congreso sobre este asunto.
Añadió el Gobierno que “España está en diálogo permanente con la Comisión Europea para la definición de posiciones en las distintas cuestiones planteadas y sigue estrechamente la negociación junto al equipo negociador de la Comisión”, en concreto, con su vicepresidente Safcovic. En este sentido, los 27 dieron su visto bueno para derribar la Verja –como quieren británicos y españoles– para que se trasladen los controles fronterizos al puerto aeródromo de Gibraltar para vigilar el paso al espacio Schengen.
Recordemos que Bruselas quiso que fuera España quien controlara esos dos puntos de entrada a Gibraltar, pero que GB se opuso por un supuesto ataque de su soberanía sobre el Peñón. España tragó para no “irritar” a GB y pidió que fuera Frontex quien se encargara de esa tarea durante los próximos cuatro años (de momento). Tuvieron que ser los países de la UE los que quisieron dejar claro que la supresión de la Verja asegurara el desarrollo y prosperidad de la región y “no puede ser interpretado como la participación de Gibraltar en el acervo de Schengen”.
Por tanto, si hay acuerdo, que nadie se extrañe. Dentro de cuatro años, La Línea podría formar parte de Gibraltar y, además, la colonia habría extendido sus tentáculos a otros pueblos del Campo de Gibraltar. Ese puede ser el verdadero resultado de la prosperidad “no compartida”, objetivo a medio plazo de GB en la zona.
Mientras, en el puerto de Gibraltar el submarino nuclear “Audacius”, estuvo cargando misiles “Tomahawk”. Se puede comprobar por medio de unas clarísimas fotografías. Es posible que también lo hiciera el norteamericano “Georgia” que aún sigue allí. Los polvorines del Peñón están muy bien surtidos de toda clase de municiones.
Más de contrabando. ¿Qué empresas o individuos se benefician de este negocio en Gibraltar? Porque en Los Barrios, en la zona de Palmones, la policía local intervino 3.000 cajetillas por valor de unos 13.000 €. Suma y sigue. Y en la zona española los que se la juegan con este negocio ilícito, ¿son los que se benefician de la “prosperidad compartida”? Son esos desgraciados, solo ellos, los que acaban en los juzgados y, generalmente, en el “talego”. Los de cuello blanco, nunca.
Ahora resulta que el senador del PP por Cádiz, José Ignacio Landaluce, pidió el 19 de abril –tarde me lo fiáis– que representantes del Campo de Gibraltar estuvieran presentes en las negociaciones entre la UE y GB, ya que en las mismas hay representantes de Gibraltar.
Landaluce lamentó que, tras siete rondas de negociaciones, “de las que aún no tenemos información clara y transparente”, no se ha contado con representantes del Campo de Gibraltar. En mi opinión, en principio, Landaluce tiene razón. Pero a España, o mejor a su Gobierno, le es más o menos indiferente estar o no en ellas. Lo que desea es que haya acuerdo y se derribe la Verja, que haya más prosperidad para Gibraltar a costa de toda la zona que lo rodea y, sobre todo, que no se toque el tema de la soberanía para no irritar a los british. Al menos esa es la preocupación esencial del señor Albares: los 270.000 habitantes del todo el Campo. Lo demás, al parecer, es secundario.
Así que, señor Landaluce, lo tiene usted claro. Ha llegado demasiado tarde. Como generalmente lo hace el PP. Serán GB, y en alguna medida Gibraltar, quienes impongan las reglas en relación con España si hay acuerdo. ¿O es que no se había enterado hasta ahora?
Se ha comenzado a aplicar en la Verja la normativa Schengen para los nacionales de terceros países que no sean residentes en Gibraltar. Ello comporta controlar a los militares británicos y norteamericanos de paso por Gibraltar, como las dotaciones de los submarinos nucleares que allí siguen. Y han comenzado las críticas en el Peñón porque eso influye en los tránsitos habituales y en los que llegan para compras u ocio como realizan los de terceros países por estancias de trabajo, los que llegan en cruceros, los militares, etc.
Este cambio de actitud en el control de la Verja ha coincidido con el trasiego de militares británicos y norteamericanos de las dotaciones de los submarinos nucleares en el puerto de Gibraltar. Pero eso es lo lógico y normal para personas ajenas al espacio Schengen y más, cuando alguno o algunos de estos militares que cruzan la Verja, provocan algún altercado en La Línea –o en cualquier otro lugar–, se emborrachan, o pueden lesionarse o producir lesiones a terceras personas.
Por tanto, es bueno que toda esta gente sepa que Gibraltar es, ante todo y sobre todo, una colonia militar extranjera en suelo español, y no un club deportivo, una residencia de vacaciones, un lugar para hacer negocios con un patio trasero lleno de alicientes para excursiones, o una ciudad de paso para llegar a España a pasar un buen rato o correrse una buena juerga.
El 20 de abril, por fin, abandonó el puerto de Gibraltar el submarino nuclear británico “HMS Audacius” después de abastecerse de misiles. Tomó rumbo hacia el Este del Mediterráneo. En este sentido, el conocido colaboracionista, señor Verdú, criticaba en parte la presencia de los dos submarinos nucleares en el Peñón al representar un “riesgo inaceptable para España y su población”. Pero a continuación añadía que “el Reino Unido proyecta jurisdicción y soberanía sobre Gibraltar y sus espacios marítimos adyacentes…”, con lo cual su crítica inicial queda perfectamente aguada, sin contenido, diluida, porque reconoce lo que es falso y debe acabar cuanto antes –de acuerdo con la ONU–, que es el colonialismo de GB en Gibraltar. ¿O no, señor Verdú?
Cuando llegó el “USS Georgia” a Gibraltar el 13 de abril, llegó en un automóvil hasta La Verja el general de brigada, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Navales de Apoyo y Ataque en Oeiras (Portugal), Marcus Bryant. Entró en el Peñón advertido por la policía española de que no podría salir al no cumplir los requisitos Schengen. Cuando el general Bryant quiso regresar el Viernes Santo por la Verja hacia Portugal, le fue prohibida esa entrada en España creándose una desagradable situación. Porque, al parecer se observa un inusual movimiento de militares de EE. UU. que pretenden entrar y salir de Gibraltar sin dar explicaciones.
Se supone que la embajada de EE. UU. en España, Portugal o donde sea, debe advertir a estos caballeros que el paso por la Verja está limitado y que por muy colonia militar que sea, vestidos o no de uniforme, deben cumplir con las exigencias que el espacio Schengen requiere.
El 22 de abril supimos que el Comandante de Actividades Navales en Rota, CN David Baird, desaconsejó a su personal en España viajar desde o hacia Gibraltar para evitar incidentes de este tipo. Lo ha hecho a los militares de EE. UU. destinados en Rota.
Por cierto, el “USS Georgia” salió de Gibraltar ese día 22 con rumbo desconocido.
Parece que, gracias a la UE, España comienza a parecerse a un país soberano en la Verja de Gibraltar. Ya era hora.
Un abrazo a todos.