... Europa ha pasado en cien años de dominar el mundo, imponer sus lenguas, su cultura y valores a estar debilitada moralmente y no tener claro su futuro. La Unión Europea actual parece ignorar que una sociedad sin valores se acaba destruyendo en pocas generaciones y, en consecuencia, no transforma al ciudadano en un defensor eficaz de sus principios, sus valores, en definitiva de su cultura. Este periódico publicó hace meses un artículo sobre “La guerra cultural o el fin de occidente”, el análisis no iba descaminado.
Sin embargo, en naciones como Rusia, por ejemplo, sigue vigente con Putin la doctrina imperialista de Vladimir Dragomirov, general del ejército imperial ruso, quien considera que «aunque la voluntad de sufrir y morir es universal, los occidentales están contaminados por una modernidad decadente que los lleva a la auto conservación; los rusos, en cambio, poseen un sentimiento del deber hacia la patria que los lleva a la abnegación y al sacrificio». También la Iglesia ortodoxa, tercera institución más fiable en el país, tras el presidente y las Fuerzas Armadas, preserva y fortalece los valores espirituales y morales tradicionales de Rusia. Además, los países de mayoría ortodoxa ven a Rusia como protectora. Recuerden que cuando Constantinopla cayó en manos musulmanas, el patriarca de la Iglesia Ortodoxa pasó a Moscú.
Turquía por su parte está tejiendo una sólida alianza entre religión y nacionalismo. El 70 % de los turcos considera que el Islam juega un papel importante en la vida política del país. Erdogan ha roto la tradición de que la Iglesia de Santa Sofía se mantuviera como monumento, sin culto, y con ello manda un mensaje bien claro. Cerca de España, en el Magreb el Islam se radicaliza paulatinamente, Mohamed Chtatou, profesor en la Universidad de Rabat y analista político precisa: «Vuelven las creencias religiosas masivas, especialmente entre los jóvenes que rechazan la cultura occidental a través de una firme islamización». Ese rechazo a la cultura occidental y a la democracia liberal como modelo que se intentó imponer en el mundo como solución a todos los males, se ha extendido en las últimas décadas.
China no podía estar fuera de la ecuación y es preciso releer el discurso de Xi Ji Ming como orador invitado en la última reunión del Foro Económico Mundial que se reúne en el monte Davos, en Suiza. El Foro es una Organización Internacional Independiente tipo Fundación sin ánimo de lucro con sede en Ginebra. Xi destacó tres cosas: “que no hay ninguna nación por encima de las demás; que no hay una forma social o económica de gobierno superior a las demás y que la economía global debe seguir los ejes de la coordinación, no confrontación y cooperación”. Mensaje nítido a las naciones occidentales en particular a los EEUU y a la UE de cómo debe ser el escenario internacional. En 2049 se celebrará el centenario de la revolución comunista China, en ese momento China espera ser la primera potencia económica, comercial y militar del mundo.
En la Conferencia de Seguridad de Múnich del año pasado se concluyó con un lacónico diagnostico: “El mundo es cada vez menos occidental, los valores occidentales parecen debilitados por causas internas propias de las sociedades occidentales y también por causas externas”. La falta de cohesión interna del “bloque occidental” es evidente y se ha materializado a lo largo de los últimos años. “Westlessness in the West” sería el preocupante diagnostico para alguien que crea en los valores occidentales y que el general director del Instituto de Estudios Estratégicos, Francisco Dacoba, destaca acertadamente en el boletín del Instituto de 27 de enero. Somos cada vez más débiles y vulnerables y no somos conscientes de ello.
Dice el Hagakure, una explicación del bushido, de “el camino del guerrero”, escrito por Tsunemoto en 1716 y cuyo título significa literalmente “a la sombra de las hojas”, que el bushido representa una actitud muy diferente del pragmatismo y materialismo actual y posee un encanto intuitivo, más que racional. Es una forma de vivir y morir, en la que un samurái, es decir un “fiel servidor”, se encuentra siempre presto a morir, en cualquier momento, para ser totalmente leal a su señor.
Tsunemoto nos dice en “a la sombra de las hojas” que "una vez el guerrero está preparado para morir, para dar la vida por algo noble, vive sin la preocupación de la muerte, y escoge sus acciones basadas en principios o valores, no en el miedo". Trasladándonos a España, el espíritu legionario, inspirado en el Bushido, asume que el que vive sin preocupación de morir, interioriza el “triunfar o morir” o el “por encima de todo está la misión”, ya que antes de aceptar la misión, considera la vida ya entregada y por ello la cumplirá sin miedo a perderla.
La lealtad, la obediencia, el sentido del deber, la abnegación, el sacrificio están en el bushido y en el espíritu del legionario y naturalmente en el del soldado español, ese espíritu que se encuentra en las Fuerzas Armadas españolas, las hará cumplir con su misión. Lo que no estoy tan seguro es si el resto de la población estarían también dispuestos a defender su modo de vida, su cultura, sus principios, a toda costa si fuera necesario.
El hedonismo, individualismo, materialismo, presentismo y relativismo que predominan en la sociedad occidental actual no ayudan, desde luego, a que ese ciudadano sea capaz, junto con el soldado, de defender, si fuera preciso, nuestro modo de vida, nuestra cultura, nuestros valores occidentales, nuestra Patria en definitiva. Algunos ciudadanos piensan que en caso de amenaza “¡que nos defiendan los soldados!, para eso les pagamos”. Craso error que otras civilizaciones antes que la nuestra pagaron con creces.
Mientras tanto y desde nuestra cómoda perspectiva occidental seguimos reposando cómodamente “a la sombra de las hojas”. Sin embargo el Hagakure tiene también otro significado “oculto entre las hojas” y así estamos en occidente, ocultándonos de la realidad que nos rodea, sin querer reconocer lo que pasa, pero eso no evitará el desmoronamiento de los valores sobre los que se fundó la Unión Europea.
Luis Feliu Bernárdez, de la Academia de las Ciencias y las Artes Militares