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El PP en la moderación

Cayetana Álvarez de Toledo, exportavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados. (Foto: RTVE)
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Cayetana Álvarez de Toledo, exportavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados. (Foto: RTVE)

LA CRÍTICA, 21 AGOSTO 2020

Por Enrique D. Martínez Campos
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Ante todo, quiero decir que cada cual puede hacer de su capa un sayo. Y en el Partido Popular, como en el PSOE, en IU o en cualquier otro partido político, lo que les dé la real gana en el ámbito de sus respectivas organizaciones internas. (...)

... Sobre todo porque en España se lleva eso de que lo que diga “el aparato del partido” va a misa y es como lo de las lentejas, que si quieres las comes y…

Con el caso de Cayetana Álvarez de Toledo en el PP –por cierto, ¿partido de derechas, de centroderecha, de centro o de centro tirando a la izquierda? –, exigido por el “aparato pepero” cediendo para ello el señor Casado, se han quedado todos muy tranquilos. ¡Uf!, menos mal que se la han quitado de encima. Es demasiado inteligente para plegarse a la mediocridad de quienes quieren “centrar” el partido y “moderarlo”.

Pero, ¿qué significa para el “aparato” del PP moderar el partido? Dijo Cayetana en plena calle, frente al Congreso y a los periodistas el pasado 17 de agosto, que “al partido no le interesa la batalla cultural”, o sea la batalla ideológica, la de las ideas, frente a todos los demás partidos, excepto VOX que pelea por la ideas.

¿Qué es eso de la “batalla cultural” frente a los propios peperos del “aparato”, frente a todas las izquierdas españolas, los nacionalseparatistas o los sucesores de los cafres asesinos de ETA? Dijo también Cayetana que hay gente en el PP que cree que, para ensanchar su base electoral, se debe contemporizar con el nacionalismo y, sobre todo, con las izquierdas, en especial con el PSOE.

Por tanto, el “aparato” pepero desea llevarse bien, lo mejor posible, con esas izquierdas. Eso sí, criticando mucho la catastrófica gestión realizada por el PSOE en esta pandemia y los casi 50.000 muertos que ha provocado, así como sobre la ruina económica a que, una vez más, nos conduce el socialismo aliado con el comunismo.

Pero de ahí no se debe pasar. Hay que moderarse. ¿En qué? Pues no hay que presentar ningún tipo de batalla ideológica para no molestar. Porque no es conveniente para el partido, ni necesario, ni útil para los resultados electorales que se prevén lejanos, y porque a muchos españoles no les interesa.

Por ejemplo:

-Hay que moderarse y mantener la partitocracia dictatorial que padece España, en la que los partidos políticos lo son todo, más incluso que las Instituciones.

-Hay que moderarse para no intentar resucitar a Montesquieu, que ni al PSOE ni al PP, ni a los nacionalseparatistas, les interesa.

-Hay que moderarse para que en España siga habiendo 17 Enseñanzas, 17 Sanidades, 17… de todo o de casi todo. A fin de cuentas son puestos de trabajo para políticos y amigos. Y los españoles, encima, encantados pagando por ello un pastón.

-Hay que moderarse para no evitar la ampliación de la totalitaria Ley de Memoria Histórica para imponer el pensamiento único sobre lo que ha sido nuestra Historia.

-Hay que moderarse para que la Ley de Violencia de ¿Género? no sólo discrimine a los hombres, sino que se vea al hombre, por el hecho de serlo, como un ser nacido para matar a la mujer. Ideario totalitario del feminismo más reaccionario.

-Hay que moderarse para que a nadie se le ocurra oponerse a que, en las escuelas y colegios, el lobby gay pueda dar clases a los niños, desde su más tierna infancia, para fomentar la homosexualidad.

- Hay que moderarse para que una Ley que a la mujer le permite por derecho propio asesinar al feto que lleva dentro, se mantenga.

-Hay que moderarse para que la inmigración ilegal –repito, ilegal– no sólo traspase nuestras fronteras, sino que estemos pendientes –a base de medios y dinero– para ir en busca de quienes nos invaden y la mayoría viva a costa del trabajo de los que trabajan.

-Hay que moderarse para no exigir –no sólo proponer– una Ley que acabe de una vez por todas con la mafia de la “okupación” ilegal de la propiedad privada.

-Hay que moderarse para no molestar a quienes quieren acabar con España a base de destruirla desde dentro por medio de la secesión de sus respectivos “cortijos”.

-Hay que moderarse para no cambiar la funesta y provisional Ley Electoral de 1977, para beneficio del PP y PSOE, así como de los nacionalseparatistas.

-Hay que moderarse para seguir permitiendo la existencia de partidos políticos que desean el cambio de la estructura del Estado por las bravas y de una Monarquía parlamentaria se pase a una República multinacional.

-Hay que moderarse para tender puentes hacia el PSOE más radical y tendencioso de los tres conocidos desde 1977 y, así, seguir con ellos con apaños, cambio de cromos, cambalaches y, si tú me das, yo te doy.

-Hay que moderarse…

Esto es lo que se entiende como “la batalla cultural” a la que se refería Cayetana. Pero el “aparato” del PP, por lo visto, desea ignorarla, olvidarla, para ¿hacer lo que hizo el marianismo?

Enhorabuena, PSOE, sus máximos jerarcas deben estar aplaudiendo con las orejas. Sobre todo esa señora de Cabra a la que Cayetana dejaba en ridículo cada vez que se enfrentaba con ella en el Congreso. O ese otro que peina coleta y es comunista, y Cayetana le dijo lo que fue su padre.

Pero todo esto, es decir, la excelencia de una mujer con un nivel intelectual y de comunicación poco frecuentes y que puede hacerle sombra a muchos en el PP, no es lo que, al parecer, necesita el PP. El partido de… ¿de qué?, lo que no quiere son líderes que discrepen del “aparato”. Y, en especial, de quien en su feudo territorial –muy especial, por cierto, en virtud de las características e idiosincrasia de los gallegos–, dijo refiriéndose a Cayetana: “Basta ya de este tipo de espectáculos en el Congreso”. Por lo visto, decir la verdad en sede parlamentaria, según este jerarca del PP, no es moderado.

Pues bien, es bueno saber lo que predomina en el PP. Este giro al centro central –como dicen todos los que le alaban, incluidos muchos medios de comunicación– ya veremos lo que le deparará en el futuro.

No voy a entretenerme en discutir sobre la necesidad o no de una disciplina jerarquizada y casi militarizada en los partidos políticos españoles. Allá ellos con sus organizaciones. Lo que está claro es que, si hay alguien en ellos que a lo blanco lo llame blanco y a lo negro negro, eso se considera enseguida como falta de disciplina y lealtad al jefe. Y se le cesa en el acto.

De modo que, con ello, lo que sí parece es que el campo de juego para la derecha en España ha quedado bastante más despejado. Para la derecha española, democrática, sin complejos, monárquica, constitucionalista y sin tanta moderación.

Por eso, Cayetana, que es derecha curtida e inteligente, no podía seguir en un partido que no presenta batalla ideológica alguna a quienes la llevan ganando por goleada durante décadas. Y así nos ha ido y nos seguirá yendo a los españoles y a España.

Enrique DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ CAMPOS

Coronel de Infantería DEM (R)
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