... estimulados por oportunistas políticos mediocres que nunca prosperaron en sus respectivos campos, pero que orbitan como asteroides con estructuras informes que su propia velocidad les da, absorbiendo todo la basura y polvo cósmico que recogen en su torbellino. El choque de estas estructuras espaciales sobre nuestro suelo hispano es posible aunque improbable, pero no por ello debemos de dejar de alertar pues la fuerza de la gravedad es fuerte. Nuestro paraguas constitucional es potente como la primera Institución que la inspira: la Corona. Es esta la primera que nos protege como una capa de ozono aunque por ello mismo, sea el primer objetivo de los asteroides políticos que a veces llegan a desmenuzarse y diluirse hasta su total desaparición.
Valga este símil cósmico para entender que los peligros hay que conjurarlos y para ello asumir previamente que tales existen. Desde el momento en que se ignora el estado de derecho, bien porque se desconoce, lo que aumenta la gravedad, o intencionadamente se ignora, lo que demuestra la maldad, se evidencia que España debe permanecer alerta. Las continuas demandas de la siempre tópica y revanchista izquierda política española, alejada de la socialdemocracia europea desde que finalizara la legislatura de Felipe González, son una constante peligrosa que vislumbra rancios tics políticos de execrable memoria.
Que por minúsculos grupos separatistas apoyados por profesores de ciencia política que no pasaron de los primeros aledaños académicos y que bailan al son de las viejas coplas jacobinas, se demande al Tribunal Supremo la búsqueda y captura de nuestro Rey Emérito a sabiendas que no está imputado en proceso alguno judicial y por tanto no procede ningún requerimiento penal, no deja de ser además de patético y ridículo, preocupante. Ignoran o desechan la presunción de inocencia como principio sagrado de nuestro ordenamiento jurídico, pues según los casos no va con ellos. No solo España está alerta, también la vieja y sacudida Europa que ve con inquietud el destino de los fondos económicos comunes y por los que exige transparencia y cordura. El desenfreno moral de estos asteroides políticos en franca desintegración no tiene límites. No es el estado de derecho lo que protegen como se acaba de ver, sino sus paranoias personales llenas de rencor y su empleo laboral que el pesebre de la ignorancia les otorga.
Entretanto la Corona, a cuyo frente se encuentra de manera serena y transparente nuestro rey Felipe VI, cumple impecablemente con su labor institucional, dándonos el halo de esperanza que las hordas izquierdistas nos quieren arrebatar para volver a su pensamiento trasnochado del genocida comunismo marxista.
Pues bien, España está alerta como siempre, y no permitirá que los vómitos separatistas ni la ultra izquierda montaraz y vaga por naturaleza, aprovechona de la infelicidad de los ciudadanos ingenuos, nos devuelva a los tiempos más siniestros de nuestra historia, pues igualmente mantiene uno de sus más importantes patrimonios que día a día forjamos todos y cada uno de los españoles como es la esperanza en un futuro cierto y prometedor bajo nuestro timonel que siempre ha puesto proa al futuro con el acierto de quien ha sido meticulosamente preparado para dirigir la travesía.
Avante Señor, España está en pie!
Viva España! Viva el Rey!
Iñigo Castellano Barón