... producto de una transición política eficaz y exitosa, incluso ejemplar, ha resultado ser una democracia fallida con su consolidación pendiente.
En primer lugar hay que destacar que la moción de censura ha triunfado ilegítimamente. De los 180 votos que la fundamentan, 19 son a todas luces ilegítimos, por secesionismo o por apología del terrorismo: 9 de ERC, 8 de PDeCat, y 2 de EH Bildu. Por tanto, el candidato Sánchez, desde la perspectiva de la legitimidad política y constitucional, con solo 171 votos a favor no ha obtenido la mayoría absoluta requerida. No considero otros votos anti-sistema (de Unidos Podemos y del PNV) que todavía se mantienen materialmente en el ámbito de la oposición ideológica, y aparentemente –aunque sería necesaria una investigación rigurosa de algunos grupos podemitas- no han cruzado las líneas rojas de las actuaciones anti-constitucionales.
En cualquier caso nos encontramos ante el gobierno más esperpéntico, aparte de peligroso y anti-constitucional, de los cuarenta años de democracia en España.
Esperpéntico por la forma singular en que se ha producido: un candidato extra-parlamentario, notoriamente incompetente, repudiado estatutariamente por los barones y los órganos de su partido, pero repuesto en el liderazgo del mismo por las bases, una escuálida militancia mediante “primarias” un tanto demagógicas, sin tener en cuenta la voluntad de los electores. Líder-candidato que en las contiendas electorales ha obtenido reiteradamente los resultados más bajos históricos del PSOE en votos y escaños parlamentarios. Es muy posible que, paradójicamente, estemos presenciando el canto de cisne de un político y de un partido político camino del basurero de la historia.
Peligroso porque, es evidente, está condicionado por los grupúsculos y partidos más radicales y peligrosos de nuestro país, los anti-sistema de todos los colores: ex terroristas no arrepentidos, comunistas, populistas y separatistas trasnochados. El PNV, el más moderado, no oculta su oportunismo y sus intenciones a corto o medio plazo.
Y anti-constitucional por la mancha de ilegitimidad, como decía, que envuelve a la moción de censura, caso casi emblemático de fraude a la legalidad y a la Constitución.
La situación en que nos encontramos ha sido posible por la corrupción de prácticamente todos los partidos (con la casi única excepción de Ciudadanos), la demagogia y partitocracia generalizadas, y concretamente la incapacidad política del Partido Popular, con el broche final de la cobarde deserción del “Ausente”.
La democracia constitucional española está en un serio peligro y los únicos defensores que le quedan ahora, en teoría, son la Oposición (con un energético Ciudadanos y un moralmente quebrantado PP, aunque éste conserva una mayoría en el Senado), el Poder Judicial (Tribunales Supremo y Constitucional), y la Jefatura del Estado (el Rey).
Como casi resulta tabú referirse al papel del Rey (y de las Fuerzas Armadas), aunque la Constitución es muy clara, vamos a confiar y dejar actuar a los jueces.
Me referiré esta vez solo a los políticos y a la política, es decir la Oposición. El Bienio Rojo en ciernes es la catarsis y la gran oportunidad (quizás la última antes del desastre total y el fracaso definitivo de nuestra democracia) de regenerar el Centro-Derecha mediante una Coalición Democrática parlamentaria de Ciudadanos, Partido Popular, Unión del Pueblo Navarro, Foro Asturias, Coalición Canaria, etc., y sumándoseles extra-parlamentariamente Vox, lo restos de UPyD, y toda la miríada de fundaciones, agrupaciones, redes y clubs políticos de la Sociedad Civil.
Todas las encuestas empíricamente fiables (y prescindiendo de los anti-sistema/anti-constitucionales merecedores y susceptibles de ser ilegalizados, pero esa es otra cuestión en la que no entro ahora) indican que el centro de gravedad de la política legal y legítima en España se ubica hoy en el Centro-Derecha.
El Centro-Izquierda ha quedado diluido o liquidado con el Gobierno izquierdista y “podemizado” del PSOE, y vamos a presenciar muy pronto el espectáculo de caos e incompetencia de un Bienio Rojo con 22 partidos y “masterminds” de la calaña de Puigdemont, Torra, Junqueras, Rufián, Otegui o Pablo Iglesias.
Hagamos lo posible y lo imposible (me refiero a la Opinión Pública, a todos y cada uno de nosotros desde las posiciones personales y libres, con los medios disponibles) para que la presente amenaza de un Bienio Rojo se reduzca en el tiempo real, encaminándonos lo antes posible al momento germinal y legitimador de dar la voz a la ciudadanía.