Encubierto bajo apariencia democrática, este golpe corrompe los más elementales principios de la democracia y subvierte todo el orden constitucional en que se basa nuestra convivencia.
Para consumar su propósito, los separatistas han ideado un referéndum con el que legitimar ante la opinión pública lo que no es más que un proceso de toma del poder mediante todos los medios: la coacción, el engaño, la mentira, la amenaza, el chantaje, el control totalitario de los medios de comunicación, el empleo de ingentes cantidades de dinero público, el lavado de cerebro de los niños y jóvenes a través de la educación y la enseñanza y, también, de modo cada vez más abierto, la violencia ejercida a través de organizaciones e instituciones, grupos estratégicos y todo tipo de asociaciones subvencionadas con el dinero de todos.
El referéndum está en función del golpe separatista, y no al revés; no es más que un momento del proceso ya iniciado; no es un fin, sino un instrumento y un simulacro democrático para la imponer la independencia real, que ya es un hecho en parte de Cataluña, allí donde las leyes y los poderes del Estado han dejado de ejercer su función. Caer en la trampa de discutir sobre la legitimidad democrática del “derecho a decidir”, o entrar a analizar los pormenores jurídicos de las Leyes de Referéndum y de Desconexión, es caer en el juego perverso urdido por los sediciosos. Todo el proceso, sus leyes y los actos que cada día llevan a cabo sus promotores, no son más que la aplicación de un plan subversivo de ruptura violenta del orden constitucional, disimulado y apoyado en un enorme aparato de propaganda que sigue el modelo nazi y busca tomar el poder aprovechando la debilidad de los demócratas y la buena voluntad de muchos catalanes.
No vamos a entrar en señalar a los culpables, porque la situación ha llegado a un límite en el que lo fundamental es tomar conciencia colectiva de la amenaza real que supone, no sólo para Cataluña, sino para toda España, el desafío independentista. Por ello, el Centro Izquierda de España (dCIDE) exige la unidad inflexible de todos los demócratas; que el Gobierno de España convoque urgentemente a todos los partidos y poderes del Estado para ofrecer a la sociedad española una respuesta clara y convincente que restituya el orden constitucional en Cataluña, aplicando para ello todas las leyes establecidas en la Constitución.
No hacerlo, o prologar esta situación durante más tiempo, supondría un acto de prevaricación y traición, dejación de funciones y una colaboración pasiva en la consumación de la sedición y la disolución de España como Estado y Nación democrática. No lo consentiremos.