Por enésima vez diré que, en mi humilde pero firme opinión, la democracia española lo que realmente es y así debemos llamarla: una partitocracia española. España tiene una democracia no consolidada, y por tanto es una democracia fallida.
Asimismo repitiré: España no es una Nación fallida, ni un Estado fallido. Y tampoco es una Monarquía fallida, aunque la institución haya tenido algunos fallos a causa de una particular dinastía. Lo esencial y grave es que España tiene un sistema político fallido, en otras palabras -vuelvo a decirlo- es una democracia fallida. (...)
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Estos últimos días hemos sido testigos de un importante caso en el escenario global de cómo la partitocracia ha estado a punto de destruir a la democracia más antigua y consolidada del planeta. El Partido Demócrata de los EEUU ha ocultado y encubierto -con serios riesgos para la seguridad nacional e internacional- el grave estado de salud de su líder, el ex presidente Joe Biden, durante su reciente mandato de cuatro años tras las polémicas elecciones de 2020, y presuntamente en años anteriores, desde su puesto como vicepresidente durante los ocho años de la larga administración de Barack Obama (2009-2017).
Carlos Esteban ha publicado en España el primer y mejor artículo que resume lo insólito del caso americano, especulando sobre quién controlaba realmente el primer “Gobierno No Tripulado” y con “Autopen” de los EEUU (OKdiario, 21 de mayo, 2025). No es necesario ser un lince para señalar a una élite en torno al ex presidente Barack Obama, con la necesaria colaboración de una corte femenina: la “First Lady” Jill Biden, la “Speaker” Nancy Pelosi, la vicepresidenta y candidata Kamala Harris, la ex secretaria de Estado y también ex candidata Hillary Clinton, …
Un analista crítico izquierdista (y antiguo obamita), Van Jones, ha comentado en la CNN sobre el escándalo que la partitocracia americana, es decir, el Partido Demócrata pagará caro y durante mucho tiempo por ello.
Si esto ocurre con la democracia moderna más antigua y consolidada del mundo, qué no ocurrirá con la corrupción de nuestra partitocracia española… Esperemos que el PSOE (con sus tres presidentes anegados por la corrupción: González, Zapatero y Sánchez) pague caro y durante mucho tiempo por ello.
Pero para desgracia de la ciudadanía española, la corrupción partitocrática aquí va acompañada de la circunstancia adicional -a diferencia de los EEUU- de ser la nuestra una democracia no consolidada, con una clase política incompetente, sin Imperio de la Ley (con una Constitución nominal, no normativa), sin cultura política democrática, sin prensa y medios de comunicación libres, sin separación de poderes, sin un poder judicial plenamente independiente, y sin una firme defensa (política y judicial) de la Constitución.
La Nación y el Estado seculares, pese a las presiones centrífugas de los nacionalismos periféricos y cierto caos estructural del Estado de las Autonomías, son fuertes y no necesitan defensa. La Monarquía como institución, en mi opinión, sigue siendo popular a pesar de algunos escándalos de miembros de una dinastía particular, durante el reinado de Juan Carlos I, que oscurecieron parcial y temporalmente su brillante ejecutoria de la Transición desde el autoritarismo franquista.
Pero los españoles y en especial la clase política debemos alcanzar la conciencia de que la Jefatura del Estado, la Corona (personalmente el Rey, o en su caso y en un futurible la Reina) es la principal guardiana/defensora política de la Constitución. La Corona tiene que ser neutral respecto a los partidos (incluso pudiendo ser crítica de la partitocracia y la corrupción), pero nunca deberá ser neutral o pasiva en la defensa de los valores constitucionales.
Manuel Pastor Martínez
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