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Hubo un bienintencionado Joaquín Costa y su política africana, política implementada y en algunos casos distorsionada por nuestros militares “africanistas”. Fueron también vocales o practicantes proárabes y propalestinos el Rey Juan Carlos, los moderados y “derechistas” presidentes Suárez (González fue más bien prosionista, yo mismo le presenté oficialmente en 1979 a Isaac Rabin), Aznar y Rajoy, los ministros Morán, Moratinos, Margallo (“Mal-Gallo”), y el insignificante Albares. E incluso nuestro joven Rey Felipe.
Largo y conocido es el romance de las izquierdas y de algunos democristianos o peperos con los palestinos y polisarios, como han escenificado sobre todo los presidentes socialistas radicales e ignorantes (y antisionistas) Zapatero y Sánchez (éste ahora más promarroquí que propolisario, y abanderado en favor de crear ya un Estado palestino), así como múltiples y diversas ONGs.
En el británico Lobby LdA, según Robert R. Graves (1927) y Richard P. Graves (1976), destacaron el colonialista Winston Churchill, los arabistas en el Foreign Office y en el MI6, como el siniestro Kim Philby (en beneficio por tanto de la KGB). Menos conocido es que LdA fue también un ídolo para los dirigentes nazis de las SS, según documenta el historiador Heinz Hoehne (La Orden de la Calavera, Barcelona, 1969, pág. 75), dato que quizás sirvió de precedente para la siniestra alianza de Hitler con el líder árabe-palestino y Gran Muftí de Jerusalén, Haj Amin al-Husseini, quien patronizará la pronazi Legión Árabe y la fundación de una Waffen SS de musulmanes yugoeslavos.
En el presente tenemos que soportar la existencia de una nueva versión del “complejo LdA”, un agobiante Lobby Palestino internacional, bajo el patrocinio de la ONU, la UNRWA, Al Fatah-OLP-ENP, las Intifadas y Hamás, Edward Said-Obama-Biden (mi amigo el gran historiador e hispanista –políticamente un poco naif– Edward Malefakis me presentó en 1980 a su colega en la Universidad de Columbia, Edward Said, profesor y mentor de Obama en la cuestión palestina). Poco antes de su muerte Said hizo famosas en EEUU dos fotos suyas: una, participando en la Intifada, con una gorra de béisbol y con zapatillas de tenis; otra, con su esposa y el matrimonio Obama durante una cena-homenaje a Hamás.
Muy recientemente el ex presidente Aznar ha declarado que el Estado palestino no existe. En realidad parece ignorar que ya existen cinco Estados o entidades palestinas, a elegir (con significativas poblaciones palestinas cada una), entidades creadas sucesivamente con la anuencia de Occidente, por orden cronológico: Transjordania (actual Jordania), Israel (único Estado donde más de un millón de palestinos son ciudadanos libres), UNWRA, Cisjordania y Gaza. A riesgo de hacerme impopular debo mencionar como obra de información rigurosa indispensable, especialmente para refutar las falsedades divulgadas sobre Palestina e Israel, la del polémico Benjamín Netanyahu (A place among the nations. Israel and the world, New York, 1993). Para un conocimiento objetivo del trasfondo histórico las de los historiadores Walter Laqueur (A History of Zionism, New York, 1972) y Robert S. Wistrich (Antisemitism, New York, 1991, capítulos 17 y 18).
Dos últimos ejemplos del “complejo LdA” han sido la empatía y caridad cristiana o humanitaria del activista Chef José Andrés respondiendo a la llamada evangélica “dar de comer al hambriento”, y los tibios comentarios del embajador Jorge Dezcallar sobre el ataque de Irán a Israel. Parece que estos gestos no son conscientes de que colaboran con una agitprop sistemática (al viejo estilo soviético), montada por el antisemitismo/antisionismo internacional contra Israel, invocando siempre los topicazos contra la “ocupación” y el “genocidio” israelitas.
Sería conveniente reconocer la inexistencia de una sociedad civil (libre y no manipulable) en el mini-Estado o sistema totalitario de Gaza. Lo que existe realmente son dos estructuras sólidamente organizadas: la terrorista (dominante) y la “sociedad”, en realidad escudo civil (dominada). La demostración más patética nos la acaba de ofrecer el fanático líder de Hamás, Ismail Haniya (escondido en algún hotel de lujo lejos de Gaza), con su reacción ante la muerte de sus hijos y nietos.
En cierta ocasión Golda Meir dijo que no habría paz mientras el odio de los palestinos a los judíos fuera mayor que el amor a sus hijos.
Manuel Pastor Martínez
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