Más allá del justificado sarcasmo conviene reflexionar sobre el mantenimiento de este (in)noble representante del fútbol español durante años por quienes deberían haber tomado las medidas oportunas para apartarlo de tan (in)noble representación.
¿Qué oscuros intereses nos restan a los ciudadanos por conocer que justifiquen el dicho mantenimiento, fuera del círculo no tan íntimo del personaje cuyas enormes prebendas sí son conocidas? En un país con tantos enterados de todo no se comprende esta situación, que parece nueva y no lo es.
El detonante no ha sido un beso robado por la fuerza impuesta de su poder, que de esos abusos noticia hay de muchos y ahí seguía el "hombre". Con lo que no podía contar este "hombre normal", según él mismo, es que su efímera ventosidad retumbara en todo el mundo por mor de ese micrófono indiscreto pegado a sus posaderas que son los medios de comunicación.
Pero no quisiera confundir al lector. No se entra al desván con la llave de la dimisión, que es evidente que no es el caso después de la Asamblea que acaba de terminar, no. Al desván se ingresa por méritos propios con o sin dimisión y de esos sí que nuestro "hombre" está más que sobrado, como en el futuro más o menos próximo podremos todos comprobar..
Conozca a Juan M. Martínez Valdueza
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