Manuel Pastor Martínez

Presidente Obama, ¿qué y cuándo?

El expresidente Barak Obama de vacaciones en Hawái. (Foto: https://www.rtve.es/television/ GTRES / Archivo).

LA CRÍTICA, 22 AGOSTO 2023

Manuel Pastor Martínez | Martes 22 de agosto de 2023

Creo que fui uno de los primeros en España en analizar políticamente al candidato y presidente Obama (véanse mis artículos: “El candidato veleta”, en Libertad Digital, 2008; y el ensayo más extenso “El pensamiento político de Barack Hussein Obama”, en Cuadernos de Pensamiento Político, 2009). Más tarde, entre muchos otros, publiqué “Obama: ‘Chicago Congo’ y el castrismo” (Libertad Digital, 2014) sobre su pasado radical, socialista y filocomunista, extraño a la cultura política y constitucional de los EEUU.


Quiero ahora ser también el primero en hacer públicamente la pregunta: Presidente Obama, ¿qué sabía y cuándo, acerca de la corrupción en su propia administración? (...)



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Retrospectivamente Obama ha sido el presidente Demócrata más exitoso electoralmente de las últimas siete décadas, consiguiendo la reelección (trágicamente negada a JFK, y por voluntad popular –en elecciones primarias– a Lyndon B. Johnson, y a Jimmy Carter en elecciones generales). Joe Biden, según las encuestas, no la tiene asegurada. Bill Clinton la consiguió, pero con la mancha del “impeachment” y la sombra de la corrupción junto a su esposa la siniestra Hillary Rotham Clinton.


Sin embargo, el balance de la gestión política de Obama es bastante pobre, políticamente divisiva, con un uso manipulativo del “racismo”, y con el récord negativo del altísimo desempleo y empobrecimiento de la comunidad negra americana. Por cierto, acaba de publicarse una investigación concluyendo que todos los presidentes de la historia de los EEUU, (con la excepción de Trump), han sido esclavistas o han tenido ancestros esclavistas (incluido Obama).


Sospecho que para la historia rigurosa y no politizada de los EEUU, la administración Obama pasará por ser el momento culminante de la degeneración del Partido Demócrata y de la corrupción consecuente.


Todavía no he tenido la oportunidad de leer el último libro de Mark Levin (The Democrat Party hates America, Threshold, New York, 2023), pero existe desde hace años una bibliografía rigurosa y crítica sobre la reciente degeneración democrática del Partido Demócrata, destacando las obras de D. Horowitz & R. Poe, The Shadow Party (T. Nelson, Nashville, TN, 2006), de D. Horowitz, The Enemy Within (Regnery, Washington DC, 2021); de D. D’Souza, Obama’s America (2012), Hillary’s America (2016), United States of Socialism (2020), y 2000 Mules (2022); y del propio Mark Levin: Ameritopia (Threshold, New York, 2012) y American Marxism (Threshold, New York 2021).


He venido sosteniendo la hipótesis en varios artículos y ensayos que tal degeneración comenzó en 1960 por obra del clan Kennedy con el “lado oscuro de Camelot”: las elecciones presuntamente fraudulentas de JFK y el nuevo impulso y desarrollo del “Estado Profundo” (FBI y CIA controlados por el “hermanísimo” ministro de justicia RFK), que se intensificó por sus obsesiones cubanas de ambos y sus trágicas muertes, respectivamente en 1963 y 1968.


El caso Biden no es más que un epifenómeno de tal proceso degenerativo (véase mi reciente artículo “Joe Biden y el clan Kennedy”, La Crítica, 30 de Julio de 2023). Barack Obama, como típico graduado de Harvard, con la arrogancia de creer ser un gran pensador político, quizás pasará a la historia por un elevadísimo pensamiento: “Nunca desestimemos la capacidad de Joe Biden para joder las cosas”.


En algún artículo escribí que Obama era el Zapatero americano, ambos con ínfulas profesorales de Derecho Constitucional (con diferencias: uno de la Universidad de Harvard, el otro de la universidad de León). Por tanto es tentador concluir que Joe Biden es el Pedro Sánchez americano, o que Pedro Sánchez es el Joe Biden español, lo que hará muy feliz a nuestro paisano (ambos célebres por practicar el plagio y la mentira, y por notable incompetencia política).


El problema es que Biden, siendo vicepresidente de Obama, usando entre otros el alias “Peters” (otro motivo de felicidad para Pedro), presuntamente hizo negocios ilegales con países extranjeros y no precisamente amigos, por mediación de su hijo Hunter Biden, que reportaron a la familia –según estimaciones provisionales de una comisión del Congreso- más de 20 millones de dólares.


La primera pregunta es obvia: Presidente Obama, ¿qué sabía y desde cuándo sobre la corrupción de su vicepresidente? No me diga que todo el aparato de policía/inteligencia en su administración (DNI, CIA, DIA, FBI, y Servicio Secreto) fue incapaz de detectar los movimientos y comportamientos de “Robert L. Peters” y su familia (su hijo Hunter, sus hermanos Francis y James…).


La administración Obama algún día tendrá que rendir cuentas también con la historia y explicar por qué encubrió ilegalmente la incompetencia (desastre de Bengasi) y corrupción (los 33.000 e-mails destruidos) de su Secretaria de Estado Hillary Clinton. Y enlazando con la siguiente pregunta, el infame asunto de la destitución, acusación falsa y persecución del general Michael T. Flynn.


La segunda pregunta es asimismo obvia: ¿qué sabía y desde cuándo sobre la conspiración (operación Crossfire Hurricane del FBI con Hillary Clinton directamente comprometida) para el espionaje contra el candidato Donald Trump en la campaña presidencial de 2016; contra el presidente electo Donald Trump (cábala del 5 de Enero en el Despacho Oval, presentes con Obama: su vicepresidente Joe Biden, el director del FBI James Comey, el director de la CIA John Brennan, la consejera Susan Rice, etc.); y continuación del espionaje al presidente en el cargo Donald Trump, en lo que sería un auténtico intento de golpe de Estado del Partido Demócrata, articulado mediante dos “impeachments”, fake y fallidos?

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