Cuando celebramos con la habitual alegría y esperanza el final de un año que significaba el cambio de siglo, pienso que fuimos muchos los que echando un rápido vistazo al pasado deseamos de todo corazón que la etapa que la humanidad comenzaba, dejase atrás las tragedias, guerras, crueldades, injusticias y demás hechos negativos, que jalonaron el periodo que finalizaba y que ese nuevo amanecer nos trajera un desarrollo de la convivencia, la economía y los derechos humanos sin parangón en la historia. (...)
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Pero pronto la cruda realidad de las constantes históricas nos puso rápidamente los pies en el suelo, rompiendo cualquier clase de ensueño por un mundo mejor y más justo. Antes de terminar la década inicial sufrimos la grave crisis económica del 2008, que sometió al mundo occidental a un profundo estrés financiero que afectó de forma intensa a España, que llegó a estar cerca del rescate por insolvencia. Y casi sin solución de continuidad, empezamos a adivinar la llegada de un Nuevo Orden Mundial, con las pretensiones imperialistas de las “autocracias” de Rusia y China, que tan pronto como el 2014 provocó la anexión de Crimea por la primera, mientras la segunda comenzaba a mover sus hilos por África y otros continentes buscando expandir su poder, en este caso de forma blanda, mientras empezaba a enseñar los dientes en el mar de China, en este caso de forma dura creando islas artificiales, reclamando aguas jurisdiccionales y provocando sin tregua a sus vecinos.
Y llegó la Pandemia del coronavirus paralizando el mundo, provocando millones de muertos, graves problemas económicos en muchos países, rompiendo para siempre la confianza del mundo occidental en China y con ello las frágiles costuras de la globalización para siempre Y así llegamos al 2022, donde la invasión de Ucrania por Rusia y la elección para un tercer mandato de Xi Jimping en China, con el mandato a su ejército de que “se preparara para la guerra”, sus amenazas a Taiwan, sus acciones de presión y amenaza sobre su área de influencia cercana, así como el apoyo encubierto a Rusia en su guerra de agresión, han puesto los cimientos a lo que se ha dado en llamar la “Nueva Guerra Fría”, que se va a desarrollar entre las “autocracias” y las “democracias”, con el desarrollo de una nueva “Trampa de Tucídides”, como dice Michel Doyle “En el Occidente democrático, los estrategas geopolíticos se preocupan por las amenazas para Occidente que emanan de la dinámica de poder desestabilizadora provocada por el ascenso de China”, quién destaca también que según Graham Allison –sólo 4 de las 16 Trampas de Tucídides históricas se resolvieron pacíficamente, en las otras 12, potencias dominantes como Estados Unidos atacaron para preservarse su preeminencia, o potencias emergentes como China atacaron para reclamar los privilegios de liderazgo que se les habían negado–.
Dado que España está en el lado de las democracias en la Nueva Guerra Fría, está fuera de toda duda que esta nos afecta directamente e incrementa los riesgos y amenazas propios que provienen del Norte de África; lo que nos obliga a potenciar nuestra Defensa Nacional como ya se ha iniciado con el incremento de los presupuestos para las Fuerzas Armadas, pero que debe de ir acompañado por un “Cambio de Paradigma”, un cambio de modelo que nos permita mejorar la eficacia y eficiencia de nuestro sistema de defensa, corrigiendo al menos las tres anomalías históricas que les voy a describir.
Y me van a permitir una digresión al hilo de lo que estoy escribiendo. El Almirante y Académico de la Lengua Eliseo Alvarez–Arenas en su libro “El Español ante el mar” escribió –La mentalidad de España frente al mar, la mentalidad continental del pueblo hispano es sentimiento del que se ríe el español de hoy y de siempre a no ser que retumben cercanos ya sobre horizontes marinos truenos de mal presagio–.
Entendiendo el Académico por Mentalidad marítima “la disposición de ánimo que en todo proceso mental coloca al mar en plano preferente y le presta la atención que este exige”, y por Mentalidad continental, “aquella que inicia y resuelve procesos mentales ignorando al mar o sin concederle con acierto la atención que merece”. Y prosigue: España en un país de condición marítima y mentalidad continental, añadiendo que entiende por nación de condición marítima “aquella que se encuentra en íntima dependencia del mar para poder desarrollar su vida”. Y teniendo España esta condición por imposición de la geografía, por conveniencia del comercio exterior y por exigencias estratégicas.
Y recurro al Almirante para destacar la “Anomalía Histórica” que supone que en España, la distribución de los presupuestos entre las tres ramas de fuerzas armadas esté fuertemente desproporcionada a favor del Ejército de Tierra, como indica el Coronel Iª Mª López Díaz en su publicación “La Proporción Áurea”, quién se pregunta: ¿Por qué un país con una fuerte posición marítima, con dos archipiélagos, a caballo entre dos continentes y situado en un enclave estratégico considerado dominante y que constituye uno de los puntos más transitados del tráfico marítimo del planeta mantiene una proporción de 3’7 / 1 / / 1, entre los efectivos de los distintos componentes de las FFAA a favor del Ejército de Tierra?
Por ello entiendo que este incremento de los presupuestos de defensa que se anuncian deben estar dirigidos a potenciar a la Armada y al Ejército del Aire, hasta alcanzar la proporción 2,5 / 1 / 1, que tienen los países de nuestro entorno europeo. Corrigiendo esa Anomalía Histórica que se mantiene desde un muy lejano 1939.
La segunda Anomalía que entiendo que es necesario revertir tiene también su origen en el año 39, cuando el Ejército del Aire de nueva creación se hace con los medios de la Aeronáutica Naval que desaparece, perdiendo la Armada esa importante rama, que se acrecienta cuando llegan a España los primeros aviones antisubmarinos en el año 1963, que pese a ser un arma naval, pasan a ser operados por el Ejército del Aire, que posteriormente también incluye en su inventario los aviones de patrulla marítima, en un “mantenella y no emmendalla” típico de la mentalidad continental española y de la primacía del interés propio sobre el general. Todos los aviones que vuelan sobre el mar para cometidos de la Defensa Nacional deben de ser operados por la Armada.
Creo que la gestión de un avión que tiene su misión dentro de las operaciones, responsabilidades y medio de actuación de la Armada, debe de tener toda su gestión y tripulación, bajo su paraguas. El equipo que forma ese avión debe de ser de mentalidad naval y considerarse parte del todo. Y en mi opinión y experiencia, eso es imposible si sólo el Tacco pertenece a la Armada. Y esta tiene que pedirle "prestado" el avión a otro ejército y no tiene capacidad de decisión en, por ejemplo, la programación de los mantenimientos de cara a las necesidades anuales de la Armada.
La tercera Anomalía que quiero destacar es la que tiene que ver con la “Acción del Estado en la Mar”, donde desde 1986 se puso en marcha un proceso disparatado de creación de servicios, alentado por el dinero fresco y barato que viene de la Unión Europea, que hizo que se compraran barcos, helicópteros, aviones, se edificaran centros de control, instalaciones por la costa con sistemas de vigilancia que no comunican sus datos entre los diferentes servicios, se contratara personal para disminuir el alto paro que sufría la marina mercante y se incrementara la plantilla de funcionarios o personal contratado, de forma que ahora 37 años después nos encontramos con que tenemos en la costa decenas de torres de vigilancia, en los puertos decenas de embarcaciones de tres colores distintos, que permanecen mucho más tiempo atracadas que en la mar, pues en dos de ellos sus tripulantes tienen jornada laboral de funcionario que es incompatible con que un barco permanezca varios días en la mar, en otro los barcos salen normalmente cuando hay emergencias. El servicio que tiene que controlar la inmigración no lo hace por falta de respuesta operativa y por qué muchas de sus embarcaciones no pueden embarcar muchos migrantes. Estos son recogidos por salvamento marítimo, que, si tiene capacidad operativa de respuesta, como si fueran náufragos cuando no lo son encontrando así una justificación a la existencia del servicio al engordar sus estadísticas.
Los dos que tienen responsabilidades en el control del narcotráfico no colaboran entre ellos, por ejemplo, coordinando los horarios de las embarcaciones que tienen base en un mismo puerto (por ejemplo, el punto caliente de Algeciras), de forma que siempre haya alguna en la mar, cuando no compiten directamente entre ellas para ver quién sale en la foto.
La solución en un servicio de Guardacostas, naval y armado, capaz de enfrentarse a los riesgos y amenazas que ahora con retraso “descubre” el Señor Borrel, cuando denuncia alarmado “Ante «crecientes tensiones geopolíticas», la UE «debe aprender a hablar el lenguaje del poder también en el mar, un ámbito estratégico cada vez más disputado». Incremento de Poder que en el caso español sólo puede venir del Guardacostas. Extinguiendo los demás organismos en el menor plazo posible.