Aun no era el obispo que un año después adoptaría el lema “Cooperadores de la Verdad”. Pero ¿a qué verdad se refería? Bien, retrocedamos a un artículo que escribió en 1969, (…)
… que obra en mi poder, titulado “El Futuro de la Iglesia” donde expone sus creencias de que la Iglesia tendría que cambiar con los nuevos tiempos que se avecinaban. Si retrocedemos más, a 1953, cuando era doctor en Teología escribió su tesis doctoral “Pueblo y Casa de Dios en la Enseñanza de San Agustín”, donde explicaba la religión según la razón. Por eso predicaba que a Dios hay que llegar por la razón para alcanzar la fe.
En sus clases hablaba de la esperanza de poder activar la relación con Jesucristo, y de esa relación nace la inmortalidad de los seres humanos que alcanzan a Dios para la eternidad.
Fue profesor de varias universidades, arzobispo de Múnich nombrado por Pablo VI y Prefecto de la Doctrina de la Fe, nombrado por Juan Pablo II, y durante ese tiempo vivió el atentado contra el Papa. Cuando fue nombrado Papa continuó su labor teológica escribiendo un total de veinte libros, el primero (Introducción al Cristianismo, 1968) y sus máximas fueron tres: Dios es Amor, Salvados por la Esperanza y El Don de la Fe.
El Doctor de la Fe fue criticado por quienes estaban instalados en las estructuras religiosas y que presumían de que los cambios tenían que ser muy contrastados. No siempre encontró apoyos, por eso se explica el paso que dio para dejar el poder vaticanista y quedarse en apoyo del nuevo Papa, desde los jardines del Vaticano.
Los creyentes cristianos deberíamos agradecer el haber conocido a un Papa que Dios puso para iluminar la Fe y Razón que Ratzinger proclamó, con Amor y Esperanza para alcanzar, desde esta vida, la otra. Que así sea.
Gonzalo Parente