Juan Manuel Martínez Valdueza

El papa Francisco y el perdón

El Papa Francisco en Canadá. (Foto: https://cadenaser.com/nacional/).

LA CRÍTICA, 26 JULIO 2022

Juan M. Martínez Valdueza | Martes 26 de julio de 2022
Es una satisfacción para mí contar con una pléyade de familiares y amigos de profundas convicciones católicas, a quienes admiro y respeto. También lo ha sido y lo es admirar y respetar a tantos y tantos católicos que a lo largo de la Historia han vivido su fe incluso más allá de sus propias vidas y que tantas veces me han servido y me sirven de ejemplo. Es por todos ellos que hoy me atrevo a poner en cuestión la insólita visita del papa Francisco a Canadá para pedir perdón a los descendientes de los indígenas cuyos hijos fueron vejados y maltratados por unos cuantos o muchos miembros de la Iglesia católica y por la tibieza de las autoridades eclesiásticas ante esos hechos. (...)

El papa Francisco es el representante de la Iglesia católica en este mundo. De todos los católicos que en él han sido y hoy son. Incluso de la minoría de católicos que en uso de su poder e influencia en la sociedad y particularmente en la educación de los niños convirtieron este en abusos deleznables y dignos de persecución eterna. Pero no solo. La mayoría de los católicos, tanto de los que militan en las filas de la Iglesia entregados a ella -sacerdotes y otras jerarquías, religiosos y religiosas...- como los que practicando o no sus preceptos orientan en ellos sus vidas, no han de cargar ni ser responsables de las atrocidades cometidas por esa minoría.

Carezco de conocimientos religiosos y teológicos suficientes para opinar sobre los entresijos de la decisión del papa Francisco de pedir perdón en nombre de la Iglesia -que son todos los católicos de ayer y de hoy, repito- a los descendientes de los indígenas canadienses maltratados. Sin embargo, me sobra sentido común para rechazar la afrenta que dicha petición de perdón supone para la mayoría de los católicos, tan lejos de esos deleznables maltratos como de todos los que se han producido y se producen en otras instituciones y sociedades enteras, haciéndoles asumir responsabilidades que ni les han correspondido ni les corresponden.