La perspectiva, más que real, de verle a usted de nuevo por tierras españolas -las catalanas lo son- marcando el paso de la política y conspirando, también de nuevo, contra España es, cuando menos, decepcionante.
Que haya de serlo de la mano inquieta del gobierno del señor Sánchez no deja de causar estupor, que no sorpresa, visto el camino emprendido por este gobierno tan peculiar, contra la opinión mayoritaria del resto de las instituciones y del propio pueblo español, camino hacia la reconciliación nos dicen, cuando de hecho es la sumisión al independentismo al precio de la continuidad en el poder.
Qué le voy a decir, señor Puigdemont, que usted no sepa. Ya veremos si la Historia pone las cosas en su sitio o, si de verdad, estamos ante un cambio de ciclo en el que usted deje de ser el villano. Que todo puede ser y gobernando el señor Sánchez, más.
Atentamente