... todo produjo unos momentos de confusión que hicieron suponer que existía un plan grave de perturbación del orden. Al desfilar la Guardia Civil por la plaza de Colón, parte del público levantando los puños gritaba U.H.P. y volvieron a oírse varios disparos. Cuando se pudo restablecer la calma, se advirtió que había tres heridos, uno mortal de necesidad, que resultó ser el alférez de la Guardia Civil De los Reyes. Al desfilar la Cruz Roja ante la presidencia cayó herido de dos disparos un espectador y en otros lugares del trayecto se registraron nuevos incidentes, a consecuencia de los cuales resultaron heridas nueve personas y se practicaron treinta y tres detenciones. Inmediatamente después de terminar el desfile militar formaron una manifestación las juventudes comunistas y socialistas, con banderas rojas gritando “Viva Rusia”. Otras manifestaciones recorrieron diversas calles de Madrid.
En Oviedo se incorporaron a las tropas, para participar en el desfile, las milicias uniformadas de las juventudes socialistas y al terminar la parada los guardias de Asalto fueron rodeados e insultados gravemente. En Palma de Mallorca el gentío pretendió que abandonase la tribuna un canónigo, representante del prelado de la diócesis, y se oyeron numerosos gritos de “Viva Rusia”, “Abajo el Ejército” y “Mueran los curas”. En Zaragoza durante el desfile, al paso de la bandera republicana, una parte del público gritaba “Viva Rusia” y “Muera España”, que fue rechazado por los oficiales que presenciaban la parada, especialmente los del regimiento de Carros que, por falta de material, estaban en la tribuna, todos fueron arrestados. En Alcalá de Henares los escuadrones que desfilaron fueron gravemente insultados y un capitán que se encaró con algunos agresores a los dos días pasó a la situación de disponible forzoso. En Sevilla se concentraron en la plaza de España las juventudes comunistas y socialistas, organizando una manifestación, con banderas rojas y pedían la conquista del poder por el proletariado. En Bilbao las autoridades se reunieron con representantes llegados de Cataluña, para el acto organizado en honor de Maciá y se descubrió una lápida con el nombre del primer presidente de la Generalidad.
Al día siguiente de conmemorarse el aniversario de la República se celebró en las Cortes un debate político, que no puede ser más explícito. Lo inicia Azaña que considera importantes las leyes fiscales y la vigorización de los impuestos vendrá con los que gravarán las grandes concentraciones de la riqueza territorial. Hay que reanimar las exportaciones y las industrias, lo fundamental es la política agraria y hay proyectos de derogación de la contrarreforma de 1935, de una ley de arrendamientos y de consolidación de las propiedades adquiridas. Se restablecerá toda la legislación social de las Constituyentes y “hay que acabar con la apelación cotidiana de la violencia, creo llegada la hora que se dejen los españoles de fusilarse los unos a los otros”.
A continuación tomó la palabra el diputado Calvo Sotelo que, aprovechando las palabras de Azaña, considera de primer plano el asunto del orden público:
Interviene el presidente del Consejo Azaña: “La instauración del comunismo Sr, Calvo Sotelo, sería fatal para S.S. y para mí”. El diputado contesta y pregunta:
“¿Cree S.S. que está desarrollando la política defensiva y preventiva precisa para evitar un conato de los comunistas?, ¿es que ha procurado evitar la introducción de armamento con destino a fines comunistas, ¿es que no sabe que se están armando grupos proletarios para dar el golpe el día que tengan medios suficientes? ¿Es que no sabe que se desarrolla en los cuarteles una política enorme de indisciplina? En el número de El Soldado rojo se dan los nombres y apellidos de jefes y oficiales, señalándoles a la brutalidad de las gentes comunistas”.
Después intervinieron en la Cámara varios diputados, entre ellos Gil Robles y el comunista Díaz Ramos, para asegurar que las derechas tienen que responder ante el pueblo de la represión cruel de octubre y, por tanto, no deben desviar la atención del país comentado la situación de orden público. Hasta conseguir esas responsabilidades no cejaremos, yo no sé cómo morirá el Sr. Gil Robles (otro diputado contestó, en la horca), pero sé cómo murieron otros en Asturias (el escándalo en la sala fue de campeonato).
La primavera de 1936, preparando la revolución, fue muy movida, cargando el Frente popular contra las instituciones que no le eran adictas. En el entierro del alférez Reyes se volvieron a producir graves incidentes, con tres muertos y veintinueve heridos, Escasos días después, el partido Socialista, el 20 de abril, en asamblea extraordinaria, exigía la conquista del poder por el medio que fuera posible y la transformación de la propiedad, con un periodo transitorio de la dictadura del proletariado. El primero de mayo una manifestación en Madrid, con vivas a Rusia y mueras a España exigieron al Presidente del Gobierno el cumplimiento de los pactos del Frente Popular. Pero los incidentes más graves con el Ejército tuvieron lugar en Alcalá de Henares, especialmente por sus consecuencias.
En esta localidad, que tradicionalmente contaba con una numerosa guarnición de Caballería, el 15 de mayo se produjeron varias agresiones a oficiales que tuvieron que defenderse pistola en mano, sin que se produjeran víctimas. La Casa del Pueblo exigió la salida de la localidad de los regimientos, al mismo tiempo que el mando prohibía a la oficialidad salir a la calle de uniforme. El día 17 el Gobierno da orden de trasladar los dos regimientos a Palencia y Salamanca en el plazo de cuatro horas. Reaccionando los oficiales, negándose hacerlo en ese plazo y solicitando más tiempo para atender a sus familias. Quedaron arrestados en sus domicilios hasta que guardias de Asalto procedieron a su detención.
El día 18, en juicio sumarísimo, los oficiales son condenados y trasladados presos a Pamplona y Baleares, publicándose sus vacantes. Por el contrario, también se publicó, el mismo día, el reingreso en el Ejército de los oficiales al servicio de la Generalidad, condenados por los sucesos de octubre pasado.
El 16 de junio se promovió en las Cortes un debate sobre el orden público, que inició Gil Robles para hacer una crítica de la labor del Gobierno y para reafirmar sus aseveraciones, expuso en la Cámara un resumen numérico de los sucesos ocurridos desde la toma del poder del Frente Popular, acaecidos del 16 de febrero hasta el 15 de junio:
A continuación intervino Calvo Sotelo, que insistió:
“Para que un Parlamento pueda hacer una obra fecunda hace falta haber resuelto los problemas de la calle. Desde el advenimiento de la República, los gobiernos han gozado siempre de plenos poderes, sobre todo en materia de orden público; antes de la Constitución, el Gobierno provisional gozaba de plenos poderes; con la Constitución entró en vigor la ley de Defensa de la República y después vino la ley de Orden Público, llevábamos cuatro meses de Frente popular y tres o cuatro prórrogas del estado de alarma. La República ha hecho desembolsos enormes para reforzar los elementos de defensa del Estado y anualmente el gasto del orden público se ha ido incrementando en 150 millones de pesetas cada año. El Estado español dispone de fuerza de policía en cantidad igual a la mitad del Ejército, lo que no se registra en ningún país de Europa organizado en régimen de democracia”.
Terminó Calvo Sotelo con las conocidas palabras:
“Yo tengo, Sr. Casares Quiroga, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto del reto y para las palabras de amenaza. Le he oído tres o cuatro discursos en mi vida, los tres o cuatro desde ese banco azul y en todos ha habido siempre la nota amenazadora. Bien señor Casares Quiroga, me doy por notificado de la amenaza de su señoría. Me ha convertido en sujeto y, por tanto, no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que pueden nacer de no sé qué hechos. Bien señor Casares Quiroga, lo repito mis espaldas son anchas, yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de los actos que yo realice y de las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi Patria y para gloria de España, las acepto también ¡pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis, y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio”.
El diputado Clavo Sotelo fue asesinado el 13 de julio por elementos gubernamentales.
El Socialista dio las noticias: En la mañana del día de hoy será inhumado el cadáver del infortunado teniente don José Castillo. Fue asesinado alevosamente por cuatro pistoleros fascistas apostados a la puerta de su casa y El exministro de la Dictadura señor Calvo Sotelo ha sido muerto en circunstancias extrañas. Fue primero secuestrado y su cadáver conducido después al cementerio del Este. También Claridad, diario de UGT: Cuatro pistoleros fascistas asesinaron a tiros el domingo por la noche al teniente de Asalto don José Castillo. El cobarde atentado se cometió cuando el teniente salía de su casa para tomar el servicio y Anoche a las tres de la madrugada fue sacado de su domicilio y muerto el jefe visible del fascismo y exministro de la Dictadura don José Calvo Sotelo”.
El 18 de julio se radiaron diversas alocuciones del Gobierno, publicadas por la prensa:
“Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República. El Gobierno no ha querido dirigirse al país hasta conseguir exacto conocimiento de lo sucedido y poner en ejecución medidas urgentes e inexorables para combatirlo. Una parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en armas contra la República, sublevándose contra la propia Patria y realizando un acto vergonzoso y criminal al rebelarse contra el Poder legítimamente constituido”.
En el año siguiente, 1937, no se pudo celebrar el aniversario de la proclamación de la Segunda República, excepto en las trincheras. Por cierto, después de escribir varios comentarios sobre esta fecha, tratando de dar una pequeña idea de lo que representó, se me olvidó felicitar a los republicanos que recuerdan con añoranza esta fecha.