Eladio Baldovín Ruiz

Noventa aniversario de la Segunda República (V)

El Gobierno de la Generalidad en prisión (Lluis Companys en el centro) por el alzamiento de 1934. El Tribunal de Garantías Constitucionales de la República los condenó por rebelión militar el 6 de junio de 1935. (Foto de archivo).

ANTE EL RECIENTE ANIVERSARIO DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

LA CRÍTICA, 15 ABRIL 2021

Eladio Baldovín Ruiz | Jueves 15 de abril de 2021
El 14 de abril de 1935 se conmemoró el cuarto aniversario de la proclamación de la Segunda República Española, actos que se iniciaron en Madrid, en la plaza de la Armería del antiguo Palacio Real, entonces Palacio Nacional, con la imposición de la Cruz Laureada de San Fernando y de medallas Militares a los generales, jefes y oficiales, clases e individuos de tropa, a quienes se les había concedido y no se les había impuesto al frente de las tropas. (...)

... Estaban formados un batallón de Infantería y otro de Zapadores, una batería de Artillería, un escuadrón de Caballería y la primera Escuadra de Aviación, a cuya bandera se había concedido la Medalla Militar, por su brillante actuación en la represión del movimiento revolucionario de octubre. Después de pasar revista y leídas las órdenes correspondientes, el Presidente de la República impuso la Laureada a los generales de División López Ochoa y Batet y otros oficiales. A los dos generales se les había propuesto para el ascenso a teniente general, pero ese grado había sido suprimido por Azaña, en su época de ministro de la Guerra. A continuación, en el paseo de La Castellana, se inició el desfile conmemorativo del aniversario de más de diez mil hombres. En todas las demás capitales y ciudades que disponían de guarnición militar se celebraron actos análogos, con destacada participación de la población y sin ningún incidente que destacar. También en la festividad del Primero de Mayo, fiesta de exaltación el trabajo. el orden y la tranquilidad fueron completos en toda España

Pero esta aparente tranquilidad no tuvo otro objeto, para unos, que retomar fuerzas para preparar futuras acciones; para otros continuaron los consejos de guerra a políticos, mandos del Ejército u Orden Público y autores de asesinatos y violencias. Se terminó el proceso a la Generalidad y el Gobierno trató de premiar la actuación de las fuerzas del Orden y los Ejércitos en las acciones pasadas.

El 14 de mayo se reunió el Tribunal de Garantías constitucionales para juzgar al presidente y consejeros de la Generalidad por los hechos de octubre pasado y el día 27 dio comienzo la vista pública, en la que fueron condenados el 6 de junio, por un delito de rebelión militar, a penas de treinta años de reclusión mayor. Mientras los hombres de la Generalidad estaban siendo juzgados, Barcelona apareció llena de pasquines, que decían; “Les juventuts d´Esquerra, Estat Catalá s´identifiquen amb la gesta del 6 de octubre. Per la llibertat dels catalans i de la nostra terra. ¡Visca Catalunya lliure!

A mediados de junio un decreto disponía el uso de banderas:

“…debido al exceso con que se usan por algunas agrupaciones de carácter político y social, que las han adoptado con un carácter combativo como expresión de su ideología, para afirmar su desafección a la República o proclamar sus propósitos de subversión del orden, cuando no de destrucción del régimen social existente, Son esas banderas de lucha, de desafío, de provocación al desorden. En los edificios públicos, en las corporaciones o asociaciones de carácter oficial cuando ondeen las banderas regionales, provincial o particular de esa entidad, junto a ellas tendrá que aparecer, siempre con preeminencia en lugar y tamaño, la Bandera de la República”.

Continuaron los consejos de guerra, recordando el gran desastre de octubre pasado, y entre los más destacados se encuentran, el celebrado en junio de 1935, por los sucesos de Turón, que había sesenta y cuatro procesados y actuaron doce defensores, nueve abogados y tres capitanes, con la asistencia de periodistas extranjeros, acompañados por Eduardo Ortega y Gasset. Del apuntamiento, leído al iniciarse la vista, se deduce que:

“…durante la revolución asturiana en el citado pueblo tuvieron efecto no sólo hechos de manifiesta rebeldía, sino también delitos de subversión social, saqueos, secuestros, robos y los homicidios del sargento de la Guardia Civil, comandante de puesto, y dos guardias civiles, resultando herido el resto, además de varios familiares, durante el asalto al cuartel, ocurrido el 5 de octubre. La noche del 9 al 10 fueron asesinados un teniente coronel y un comandante de Carabineros, con nueve religiosos hermanos de la Doctrina Cristiana, y el día 14 fueron asesinados el ingeniero y dos empleados de Hulleras de Turón. Se hace notar el robo de la caja de la empresa, el saqueo de diversos comercios y el haber hecho prisioneros a numerosas personas”.

La sentencia condenaba a cuatro penas de muerte, treinta y cuatro de reclusión perpetua, a siete a doce años y un día, doce a penas menores y diecisiete absueltos.

A causa de los accidentados hechos que jalonaban la vida de la República, en junio volvió a reconocer hechos de guerra a nuevos sucesos de orden público. La relación que se cita incluye los hechos ocurridos el día 8 de mayo de 1934 en Arroyo de San Seván (Badajoz), día 4 de mayo de 1934 en Fuente del Maestre (Badajoz), el 1º de junio de 1934 en el puente existente sobre el río Huesnas (carretera de Villanueva al cruce con la de Lorca del Río, Sevilla), el 5 de junio de 1934 Alcochel (Badajoz), el 18 de julio de 1934 en Sestao (Vizcaya), el 9 de junio de 1934 en el campo próximo a la carretera de Chamartín (Madrid) y el 19 de septiembre de 1934 en el campo de deportes de la Ciudad Universitaria (Madrid).

En noviembre de 1935, el Gobierno acordó ampliar la declaración de hechos de guerra a los efectos de la concesión de la medalla de Sufrimientos por la Patria, todos aquellos en que había intervenido personal de las Armas y Cuerpos del Ejército, Armada, Guardia Civil, Carabineros, Seguridad y Asalto, cuando con ocasión de los mismos resultaron muertos o heridos por sediciosos o rebeldes, siempre que tales efectos se hubiesen producido en actos de servicio o como ocasión del mismo.

El 15 de enero de 1936 quedaron firmados los acuerdos que iban a regular la coalición de partidos de izquierdas, promovida por Azaña, el antiguo ministro de la Guerra y expresidente del Gobierno y la República. Los acuerdos que sirvieron para fundamentar esta unión fueron la amnistía de clase, expropiación sin indemnización de las tierras no cultivadas por su propietario, disolución y expulsión de todas las órdenes religiosas, enseñanza única del Estado, expropiación de todos los órganos de publicidad desafectos a la República, disolución de todas las organizaciones políticas y fascistas, vaticanistas y monárquicas, control obrero de la industria y disolución del Ejército, Guardia Civil y Cuerpo de Seguridad y Asalto.

Elecciones el día 16 de febrero siguiente dieron el triunfo al Frente popular y el 19 el Consejo de Ministros informó que el Gobierno había estimado, que examinada la situación política creada por el resultado electoral, presentaba su dimisión colectiva. Este mismo día el jefe de Gobierno presentó su dimisión y formó Gobierno el Frente Popular. El nuevo Gobierno, el mismo día, presentó un proyecto de decreto ley de amnistía por delitos políticos y sociales, por ser una medida de pacificación conveniente al bien público y a la tranquilidad de la vida nacional:

“Artículo único. Se concede amnistía a los penados y encausados por delitos políticos y sociales. Se incluye en esta amnistía a los concejales de los ayuntamientos del País Vasco, condenados por sentencia firme. El Gobierno dará cuenta a las Cortes del uso de la presente autorización”.

El Gobierno de izquierdas se proponía, ante todo, legitimar la revolución de octubre y recompensar a los revolucionarios. A Cataluña devolviéndole la libertad y el estatuto íntegro. A los de Asturias perdonándoles todos los delitos, los que se pueden clasificar de políticos o sociales y los comunes. Se volverá a sus empleos a los funcionarios públicos y los obreros. Homenaje a la revolución era el proyecto de reorganizar la fuerza pública, seleccionar los mandos, acordar destituciones y otras medidas basadas en la lealtad al régimen, y con igual propósito se anuncia la reorganización de los tribunales de Justicia.

De momento, la purga se inicia con el procesamiento del general López Ochoa, en virtud de querella del Fiscal general de la República, por su actuación en la Revolución de Asturias, donde había sido condecorado con la Cruz Laureada, por supuestos fusilamientos sucedidos en el cuartel de Pelayo en Oviedo. Militar, que al iniciarse la guerra civil se encontraba en el hospital y fue asesinado, decapitado y su cabeza paseada por las calles.

Pero la amnistía no sosegó los ánimos. En una gran manifestación en Madrid el primero de mayo se cantaba la Internacional y se gritaba ¡Muera España! y ¡Viva Rusia! Largo Caballero decía que había cooperado para traer otra república, no ésta, y por eso conspiraba contra ella, por eso se alzó en armas el año 34 y pensaba hacerlo nuevamente en el 36, con el asalto del proletariado al poder y creación de una república soviética. La revolución veía en el Ejército a su único enemigo y reclamaba la elección de nuevos jefes por los consejos de soldados y el pueblo, licenciamiento inmediato de la Guardia Civil y Asalto y organizar estos cuerpos con milicias reclutadas entre sus afiliados. Además, que la hoz y el martillo fuera el emblema nacional.

Los desafíos en la calle eran diarios y ante el peligro de insultos o agresiones a quienes iban de uniforme, el ministro de la Guerra publicó en marzo una nota:

“El Gobierno de la República ha tenido conocimiento, con dolor e indignación, de las injustas agresiones que han sido objeto algún oficial del Ejército. El Gobierno confía de la serenidad de sus soldados, de todas las categorías, sabrá hacerles menospreciar cualquier que sólo busque provocar mayores males… el Gobierno ha tenido conocimiento de las agresiones que han sido objeto algunos oficiales”.

El 29 de febrero se reunió el Parlamento catalán, con objeto de reanudar sus funciones y elegir presidente de la Generalidad; después de dieciséis meses, reemprende sus funciones. Acuerda proceder mediante aclamación a la elección Luis Companys presidente de la Generalidad. Que fue recibido por una masa, integrada por tres mil orfeonistas, que cantó Els Segadors.

El 14 de abril de 1936 se celebraron los actos conmemorativos del quinto aniversario de la proclamación de la Segunda República Española y esta es la muy abreviada crónica de su cuarto año de vida.