La primera y mayúscula falta de educación es el no haber ido a recibir al Jefe del Estado, quien va a Cataluña a cumplir con un deber protocolario voluntariamente, sin delegar sus facultades en un Ministro u otra persona de primer nivel, cosa que hubiera podido realizar tranquilamente, en vez de hacerles el honor a los catalanes de ser él mismo quien presidiera la apertura de los Juegos.
Pero este sujeto, no contento con el desplante inicial –ya de por si criticable y condenable- todavía empeora su mala conducta presentándose ante el Rey con el lacito amarillo y haciéndole entrega, como si fuera un obsequio, de un álbum de fotos que refleja la “crueldad policial” el día del ridículo e ilegal referéndum independentista de cuya improcedencia ya había sido advertida toda la caterva de puigdemones, mases, junqueras & ct.,quienes a pesar de todo siguieron su provocativa conducta y acabaron poniéndose fuera de la legalidad.
Gústele o no al llamado Torras España y su Rey, por ahora todavía no es él la cabeza visible de una más que improbable república catalana, sino que pese a sus deseos separatistas, es el representante primero del Estado en Cataluña y en calidad de tal debe de cargar con sus obligaciones, entre las cuales está recibir al Rey y no insultarle con sus improcedentes acciones y omisiones.
Entre tanto Don Felipe VI, recibió su desplante y su envenenado obsequio con una amplia sonrisa y una enorme dignidad, guardando serenamente en su interior la segura indignación que debió de acometerle aún a sabiendas, ya antes de su viaje a Tarragona, de que iba a ser tratado de tan mal talante y descortesía como lo fue.
Pero así son las cosas de estos ignorantes que piden un imposible diálogo al gobierno, mientras insultan al Jefe del Estado y, a su vez así proceden los bien educados como Don Felipe VI, dándoles una lección de señorío y de superioridad moral que aún es más grande porque, en realidad, no se merecen ningún miramiento.
Fernando Álvarez Balbuena