Los viajes de Ángel

La madera transformada en roca

La Patagonia. Crónica de un viaje

20/11/2016

Lunes 21 de noviembre de 2016
Sus troncos petrificados son el resultado del efecto que estos millones de años ejercieron sobre sus maderas. Al comenzar la era Terciaria, la cordillera de los Andes se elevó e impidió así el paso de humedad desde el Pacífico.

Salimos de Gobernador Gremoles en dirección a Sarmiento. El tiempo era mucho más agradable, lucía el sol, las temperaturas en ascenso y el viento apenas era una brisa.

Cerca de Sarmiento, en un extremo de la carretera un camión permanecía volcado con las ruedas hacia arriba. El accidente había sido aparatoso. La cabina del conductor estaba vacía. Un camionero tenía su camión estacionado en el arcén. Merodeaba alrededor del camión accidentado. Sus intenciones eran manifiestas: llevarse todo lo que pudiera.

Media hora después los primeros arboles de Sarmiento nos recibieron. Aquí el paisaje árido de la llanura patagónica se torno en vegetación abundante y extensos pastos inundados de agua. Dos lagos situados estratégicamente alrededor de la ciudad convierten este terreno en un vergel para el ganado. Veamos un poco la historia de este enclave patagónico:

En 1903 muchos Boers descendientes de los Afrikaners más radicales habían emigrado a la Patagonia en busca de nuevos territorios, asqueados del dominio británico. Según relata Chatwin eran muy temerosos de Dios, profesaban la religión de la Iglesia Reformada Holandesa. Cuando en Sudáfrica llego al poder el doctor Malan muchos de ellos regresaron. El aspecto de la ciudad era muy parecido al de otras ciudades del cono sur Africano. Apellidos como Kruger, Botha o Visser son típicos entre sus vecinos. En su libro Chatwin relata el esfuerzo que tuvo que hacer para poder sacarles algo de información.

Uno de las personas más curiosas con quien se relaciono Chatwin se llamaba Casimir Slapelic. Lituano de nacimiento y corazón, fue el descubridor del dinosaurio del barranco y uno de los pilotos de aeroplanos de más edad en el mundo. Según el Ingles “el peligro no hacía más que aumentar su anhelo de vivir”. Hoy en día se está construyendo un museo en su honor y la pista de aterrizaje todavía es operativa. Toda una leyenda Casimir.

Sobre la mitad de la avenida principal de Sarmiento tomamos un desvió de ripio a la derecha en busca del Bosque Petrificado, otro lugar en el recorrido de Chatwin pero del que apenas hace mención. En el fondo lo que Chatwin buscaba era más la historia humana de la Patagonia que la vegetal propiamente dicha.

El bosque petrificado se encuentra al final del camino de ripio. Un agente del parque te recibe en la entrada y te da una explicación vaga de cómo visitar el lugar. La entrada es gratuita. Un pequeño sendero te lleva 65 millones de años atrás.

Sus troncos petrificados son el resultado del efecto que estos millones de años ejercieron sobre sus maderas. Al comenzar la era Terciaria, la cordillera de los Andes se elevó e impidió así el paso de humedad desde el Pacífico. A la vez, se produjeron erupciones cuyos sedimentos de cenizas se esparcieron y dio comienzo a un proceso lento de transformación de estos troncos en piedra.



En los sedimentos volcánicos del suelo, se encuentran abundantes troncos, algunos de considerable dimensión. Tienen una antigüedad que ha sido establecida en el Terciario Inferior (Paleoceno).

De estos sedimentos se han podido estudiar los minúsculos granos de polen que permiten reconstruir con sumo detalle los tipos de vegetación dominante en la zona, que eran de clima templado a cálido tropical con humedad importante. El Salamanquense es el primer testimonio de ingreso marino del océano Atlántico en estas latitudes.

Estimada en una edad aproximada de 65.000.000 de años especies primitivas de la familia de las coníferas (aunque es posible ver restos de palmeras), nos permiten imaginar una región subecuatorial con abundantes bosques y lagunas habitada por numerosa y variada fauna. Es posible afirmar este último dato debido a los importantes hallazgos paleontológicos logrados en el departamento de Sarmiento.
Hoy el paisaje es desolador e impactante ya que en la soledad árida de esta estepa existe la certeza de que alguna vez esto fue un vergel de bosque que hoy se hace difícil imaginar.

La madera petrificada es la transmutación de la materia orgánica en roca a través de un proceso que a grandes rasgos podemos describir del siguiente modo:
Al principio de la era terciaria comienza a elevarse la cordillera de los Andes que impide el paso de las corrientes de aire húmedo del Pacífico hacia el Atlántico.

Simultáneamente se producen erupciones volcánicas cuyas cenizas se esparcen comenzando así el lento proceso de transformación orgánica: absorción, impregnación, sustitución y mutación de la naturaleza molecular, conservando su aspecto exterior.

Los afloramientos de estos extraordinarios troncos petrificados, el paisaje lunar contiguo y sus cerros circundantes de tonalidades variadas permiten observar los distintos estratos geográficos y hacen de este lugar un atractivo único y de visita obligada.

Fuente: https://www.interpatagonia.com/sarmiento/bosque-petrificado-sarmiento.html

Con el sol a punto de ponerse sobre la línea de horizonte chilena nos acercábamos a Comodoro Rivadavia. Atrás dejábamos la historia de la vida en el planeta tierra explicada en estratos de colores cálidos.

Prácticamente todo el recorrido de Sarmiento a Comodoro lo hicimos entre pozos de petróleo. A ambos lados de la carretera se multiplicaban las maquinas de bombeo. YPF tiene aquí su gallina de los huevos de oro, y aunque pueda parecer una contradicción a muchos argentinos no les hace mucha gracia. Piensan que los precios están inflados porque hay demasiada gente trabajando en el petróleo. Lo mismo sucedía en la zona de Neuqen, en Vaca Muerta y en Zapala. También nosotros podemos ser sospechosos de trabajar en el petróleo…hay que andarse con ojo.

Comodoro es una ciudad de tradición portuguesa. Apenas tuvimos tiempo para visitarla. Encontramos un hostal humilde en la zona norte de la ciudad, una zona peligrosa - según un argentino con el que cruce cuatro palabras – y sin ningún tipo de importancia. Mañana será domingo, nos esperaban 400 kilómetros hasta Puerto Madryn, la península de Valdés, el santuario de las ballenas.