Manuel Pastor Martínez

LA SINIESTRA HISTORIA DEL PARTIDO DEMÓCRATA Y MS. CLINTON

12 Octubre 2016

Manuel Pastor Martínez | Miércoles 12 de octubre de 2016
El pasado ideológico y los múltiples escándalos de Ms. Clinton con anterioridad a su paso por la Secretaría de Estado están perfectamente documentados en algunas obras de investigación rigurosa...

Estoy de acuerdo con Charles Krauthammer –es una evidencia empírica según casi todas las encuestas- en que los dos candidatos de la presente campaña presidencial en Estados Unidos son los menos “presidenciales” de toda la historia. Pero, a diferencia del fino analista político, estoy dispuesto a afirmar que el candidato republicano Mr. Trump, por los avales que ha recibido desde las primarias y la Convención de ciertas personalidades de la vida y opinión políticas cuya experiencia y juicio respeto –Newt Gingrich, Rudy Giuliani, Pat Buchanan, Ben Carson, Bill O´Reilly, Sean Hannity, Sarah Palin, Laura Ingraham, Ann Coulter, y un largo etc.-, es el menos malo (el mal menor) comparado con la candidata demócrata Ms. Clinton.

Comprendo que esta opinión mía choca con un percepción generalizada en España, resultado de una falta de información, desconocimiento de la cultura política norteamericana, y pereza intelectual de periodistas y politólogos frecuentemente instalados en una visión progresista típica del anti-americanismo más anacrónico (¿residuos del “arielismo” del 98?) o ideológico.

Es muy lamentable que de todos los medios de comunicación españoles, liberales o conservadores (prensa escrita y digital, televisión, etc.) solo he visto en el diario ABC alguna información objetiva sobre la candidatura de Donald Trump. La gran mayoría siguen mesmerizados por Obama y su heredera en el liderazgo del partido Demócrata, la ex Secretaria de Estado corresponsable de la desastrosa “primavera árabe” y del consiguiente verano del terror islamista, con el colofón de Bengazi y la emergencia de ISIS. Pero lo más patético es que algunas filtraciones de WikiLeaks (11 de Octubre pasado) revelan que Ms. Clinton sabía que Arabia Saudí y Quatar han financiado a ISIS, dos países precisamente que han sido donantes generosos de la infame Fundación Clinton. Como ha escrito el gran filósofo y economista negro Thomas Sowell, a propósito del dilema moral en esta campaña, los actos de Ms. Clinton son peores que las palabras de Mr. Trump.

Por culpa de dichos actos han muerto muchísimas personas en Oriente Medio (incluyendo su propio embajador y otros americanos en Bengazi), y las mujeres están menos protegidas (por las conocidas depredaciones de su esposo y por su agenda radical-feminista de aborto libre, sin contar el sistema de esclavitud sexual impuesto por ISIS y sus donantes). No puedo dejar de mencionar el siniestro caso en su biografía, como abogada del violador de una niña de 12 años, Kathy Shelton, en 1974, y los cínicos comentarios que hizo al respecto.

El partido Demócrata históricamente tuvo inicialmente grandes líderes y presidentes (Jefferson, Madison, Monroe, Jackson), aunque todos esclavistas. Conviene recordar a los españoles –y en especial a los “progres” de todos los partidos- que el Demócrata fue el partido de la secesión, de la economía agraria anti-industrial, de la esclavitud, del racismo y del Ku Klux Klan; en suma, del anti-federalismo que condujo al país a una trágica guerra civil con 1.030.000 muertes (620.000 militares), y el asesinato del propio presidente federal Abraham Lincoln. Ramificaciones de ese pasado siniestro, con un racismo mal disimulado (sistema de cuotas, “acción afirmativa”, discriminación positiva) se pueden detectar hoy día en su adhesión radical y acrítica al multiculturalismo, el apoyo a grupos y movimientos extremistas de negros (New Black Panther Party, Black Lives Matter), hispanos (La Raza) e islamistas (Nation of Islam y otros), o en teorías constitucionales neo-confederalistas, como las del profesor Laurence Tribe (maestro de Obama en la Escuela de Derecho de Harvard).

El reciente y oportunísimo, aunque polémico, libro de Denish D´Souza, Hillary´s America. The Secret History of Democratic Party (Regnery, Washington DC, 2016), bien podría subtitularse “del KKK al CCC”, lo último por Clan Clinton´s Corporation, o Clan Clinton Cash, si tenemos en cuenta también otro reciente y documentado libro de Peter Schweizer, Clinton Cash: The Untold Story of How and Why Governments and Bussinesses Helped Make Bill and Hillary Rich (Harper, New York, 2015).

Pero antes de llegar a ese punto, debemos recordar otros títulos notables en la última década que aportan información relevante sobre la decadencia o transformación del partido Demócrata, como sostiene el politólogo de Harvard Harvey Mansfield, de partido liberal típicamente americano en partido socialdemócrata típicamente europeo.

Por ejemplo, el libro de David Horowitz & Richard Poe,The Shadow Party. How George Soros, Hillary Clinton and Sixties Radicals seized control of the Demoratic Party (T. Nelson, Nashville, 2006), o incluso obras académicas, como la más satírica de Jonah Goldberg, Liberal Fascism. The Secret History of the American Left, from Mussolini to the Politics of Change (Doubleday/Random House, New York, 2007/ 2009), y la biografía del que sería el re-fundador del partido en el siglo XX, por el historiador John Milton Cooper Jr., Woodrow Wilson. A Biography (A. A. Knopf, New York, 2009).

Poco después de la muerte de Marx van a producirse las revisiones teóricas de su concepción del Estado dentro del campo marxista, primero por parte del propio Engels y, sobre todo, en la década de los 1890s, por obra del discípulo de ambos, Eduard Bernstein.

Pero todavía en los años 1880s, el profesor Woodrow Wilson, que a principios del siglo XX va a ser, como decía, el re-fundador del partido Demócrata en los Estados Unidos, publica un artículo, “A Study of Administration”, y un libro, The State, que contienen los fundamentos teóricos del estatismo progresista y del Welfare State, coincidentes con algunas tesis de los fabianos británicos (y por ello, del revisionismo de Bernstein). En su artículo Wilson era pionero de un nuevo campo de la Ciencia Política que más tarde se llamaría Administración Pública o Ciencia de la Administración, un instrumento necesario para la nueva teoría del Estado y concretamente del Welfare State, que comienza a pergeñarse en su libro, auténtico programa ideológico de lo que en el futuro será el nuevo partido Demócrata resurgido de las cenizas de la Guerra Civil. En The State, Wilson plantea abiertamente su voluntad liberal-estatista y socialdemócrata: “Deberíamos considerarnos y actuar como socialistas, creyentes en la totalidad y la beneficiencia del campo político” (cit. por John Milton Cooper Jr., Woodrow Wilson. A Biography, pp. 59 y 64).

Los herederos de esta concepción progresivamente socialdemócrata serán Franklin D. Roosevelt (Harry S. Truman, John F. Kennedy y Jimmy Carter con menor intensidad), Lyndon Johnson, y especialmente Barack H. Obama. El caso de Bill Clinton, que pretendió dar una imagen de centrista y moderado, fue anulada siniestramente (literalmente: la derecha es diestra y la izquierda siniestra) por su esposa Hillary Clinton, Primera Dama y Zarina del plan fallido de sanidad universal (antecedente del ObamaCare).

Su programa básico en esta campaña lo resumiría en dos puntos que chocan moralmente con los derechos inalienables de la Declaración de Independencia (la Vida y la Libertad): aborto libre y más impuestos, desde una posición estatista típicamente socialista. Al menos Mr. Trump ha sido claro en su posición pro-Vida, menos impuestos y menos Estado.

No entro aquí en las posibles imputaciones judiciales por su responsabilidad en sus últimos escándalos como Secretaria de Estado: la tragedia de Bengazi, las donaciones ilegales a la Fundación Clinton, y la destrucción de 33.000 mensajes de e-mail, muchos con información secreta, desde servidores privados.

El pasado ideológico y los múltiples escándalos de Ms. Clinton con anterioridad a su paso por la Secretaría de Estado están perfectamente documentados en algunas obras de investigación rigurosa (la bibliografía “clintoniana” constituye ya toda una biblioteca), como las de David Brock (1996), Barbara Olson (1999), y R. Emmett Tyrrell Jr. & Mark W. Davis (2004).

Para el lector español quizás sea conveniente recordar que fue discípula del populista-marxista Saul Alinski, sobre el que escribió su tesis universitaria en 1969. Alinski fue maestro también, directamente de César Chávez, e indirectamente del terrorista William Ayers y de su amigo Barack Obama. Alinski se inspiró para sus métodos de “organización comunitaria”, activismo social y chantaje directamente de la Mafia de Chicago, a la que estuvo vinculado como “sociólogo en residencia”.

Como anécdota, no es extraño que siendo Primera Dama y Zarina del plan de sanidad universal y obligatoria, reclutara para su equipo secreto de consejeros al populista-marxista catalán Vicente Navarro, hoy catedrático de la universidad Pompeu Fabra y asesor de Podemos (D. Brock, The Seduction of Hillary Clinton, The Free Press, New York, 1996, pp. 338-339).