Pilar Riestra Mediavilla

San Marcelo de León

Icono griego de los Santos Marcelo y Casiano.

Septiembre 2016

Pilar Riestra | Domingo 25 de septiembre de 2016
San Marcelo tiene una historia tan curiosa como sorprendente, Centurión de la Legio Vll Gemina, sufrió un doble proceso en dos continentes, a tenor de las actas que se conservan...

La Leyenda áurea de Jacobo de la Vorágine, escrita en el siglo Xlll, proporciona noticias impregnadas de leyendas de los santos (casi con seguridad se puede afirmar que san Ignacio de Loyola leyó este libro, que contribuyó a su conversión y a ser uno de los santos más importantes de la historia de la Iglesia).

Sin embargo, después del Concilio de Trento, estas hagiografías o vidas de santos quedaron desacreditadas y se exigió mayor rigor histórico. Para mí, quizá porque es el mejor escrito, destacan los tres tomos de Flos sanctorum del jesuita P. Ribadeneyra. Y ya en el siglo XVlll las hagiografías de Jean Croisset, que citaré más adelante.

Según el Concilio Vaticano ll, Año Litúrgico y Año Cristiano, responden a la misma santificación cristiana del tiempo. ''Lo que hoy llamamos Año Litúrgico celebra el tiempo colocando en el centro la economía de la salvación, es decir subrayando con intensidad, por encima de la presencia de los santos, el misterio de Cristo; lo que se acostumbra por llamar Año Cristiano, celebra también el tiempo cristiano, pero dando relieve sobre todo a la contemplación de los testigos de la fe que han vivido heroicamente, pero quizá sin advertirlo, tan explícita y contemplativamente, el misterio de Cristo que ha sido también para ellos la raíz de su santidad”. (Pedro Farnés Sherel).

Pero, lo cierto es, que después del concilio Vaticano ll se focalizó la atención sobre el Evangelio, olvidando que la verdadera interpretación de la Escritura la han hecho los santos haciéndola vida de su vida. Quizá, por ello, el Papa Benedicto XVl pidió que todos los días se lea la vida del santo de ese día.

En León, el lugar central de la Navidad, es la Iglesia de su patrono, san Marcelo. La Parroquia de san Marcelo, es la sede de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz y de la Hermandad de Santa Marta y de la Sagrada Cena. Esta iglesia es, tal vez, la de más antiguo culto de la ciudad de León y, según la tradición, está edificada sobre el mismo lugar en el que el centurión san Marcelo confesó, públicamente, su fe.

San Marcelo tiene una historia tan curiosa como sorprendente, Centurión de la Legio Vll Gemina, sufrió un doble proceso en dos continentes, a tenor de las actas que se conservan. Primero, el 28 de Julio de 298, en España, ante Fortunato; y el segundo, el definitivo (piénsese que estamos en el siglo lll) en Tánger (la actual Mauritania), ante Agricolano (el 30 de Octubre). Pues bien, Fortunato le envió a Agricolano (su superior y el competente para juzgar a Marcelo), el siguiente escrito, referido al juicio contra el futuro san Marcelo, que Francisco Pérez González, traduce como sigue: “Manilio Fortunato a Agricolano, su señor, salud. En el felicísimo día en que todo el orbe celebramos solemnemente el cumpleaños de nuestros señores augustos césares, señor Aurelio Agricolano, Marcelo, centurión ordinario, como si se hubiese vuelto loco, se quitó espontáneamente el cinto militar y arrojó la espada y el bastón de centurión delante de las tropas de nuestros señores”. (Francisco Pérez González, Dos Mil Años de Santos, Ed. Palabra, S. A., 2001, p. 1333). Así, el centurión Marcelo después de esta acción se confesó cristiano y leída el acta de acusación, en Tánger, Marcelo la confirma y acepta, por lo que es decapitado ese mismo día. Sus restos se trasladaron a la actual Parroquia de San Marcelo en 1493 y fueron recibidos fervorosamente por el rey Fernando el Católico.

El citado Jean Croisset, perteneciente a la Compañía de Jesús, nació en 1656 y escribió un libro en el que se habla de san Marcelo (como yo sólo dispongo de una edición del siglo XlX, reproduzco a continuación tres de sus párrafos, respetando la ortografía de ese siglo). He aquí como lo cuenta, de forma tan lineal como ingenua, Croisset: “San Marcelo centurion, cuya memoria ha sido siempre célebre en España así por la heroica fortaleza con que sostuvo la defensa de la fe, como por haber sido padre de no pocos valerosos hijos, que dieron mucho honor a nuestra Iglesia con los gloriosos triunfos que consiguieron de los paganos, tiénese por tradición de los siglos pasados que nació en la ciudad de Leon, que después fue cabeza y corte del reino de su nombre, y que en ella floreció en la profesión militar en tiempo del presidente Anastasio Fortunato que la gobernaba y que fue el que le envió a Aurelio Agricolano, vicario del prefecto Pretorio en la ciudad de Tingi o Tánger en Africa donde fue martirizado. Era S. Marcelo centurion, esto es, cabeza de ciento ó de ciento y diez soldados de una de las legiones romanas, bien fuese de la segunda Trajana, como se lee en las actas que publicaron Baronio y Ruinart, ó de la séptima Gemina de que hablarémos, después como conjetura Risco, por haber residido ordinariamente en Leon. Era casado con Sta. Nonia ó Nona. D. Lucas de Tuy dice que tuvieron doce hijos todos mártires, Claudio, Lupercio, Victórico, Facundo, Primitivo, Emeterio, Celedonio, Servando, Germano, Fausto, Januario y Marcial…

“En el año pues 298 del Señor, siendo emperadores Diocleciano y Maximiano, y cónsules Anicio Fausto ll y Severo Galo, á 21 de Julio se celebró la exaltación de Maximiano Hercúleo al Imperio. En esta solemnidad ofrecían los soldados sacrificios á los dioses. Y para que fuese mas solemne la función, hizo publicar un edicto el presidente Anastasio Fortunato, por que mandaba, que todos los pueblos de la provincia concurriesen á Leon el día que señaló para la festividad. Marcelo estando delante de las banderas de su legion, lastimado de ver tanta gente entregada a la idolatría, á vista de todos se quitó el cíngulo ó banda militar y dijo: ‘Yo solo sirvo á Jesucristo, rey de reyes y señor de señores; … á vuestros dioses, que son unos ídolos mudos y sordos… ved como arrojo el cíngulo e insignias militares’. Diciendo esto arrojó también el sarmiento que llevaba en la mano como divisa de su empleo ó grado, y las armas.

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“Leido que fue el proceso, preguntó Agricolano á Marcelo: ‘¿Qué furor te ha procurado para arrojar las insignias militares, y para proferir semejantes espresiones? –No hay furor alguno en los que temen al Señor, respondió el Santo… (que condenado a ser decapitado), dijo: ‘Agricolano, Dios te haga bien y tenga misericordia de ti’. Y conducido al lugar del suplicio, y puesto en oración, fue degollado. … . Recogieron los cristianos el venerable cuerpo del ilustre mártir en el silencio de la noche, y habiéndole embalsamado, le dieron sepultura con la cautela que permitían aquellas edades calamitosas… Despues que D. Alonso echó los moros de Leon, se edificó en aquella ciudad una iglesia con la advocación de S. Marcelo. Edificóla D. Ramiro l fuera de los muros junto á la puerta que se llamó Cauriense, y después Cureses, entre el antiguo monasterio de S. Miguel y el de los mártires S. Adrian y santa Natalia. Reédificola a fines del siglo Xl el obispo D. Pedro,… Ahora es parroquia, y tiene la buena dicha de poseer el cuerpo del santo mártir, traido de Tánger á Leon en tiempo de los reyes católicos en el año de 1493 pór la diligencia de cierto presbítero llamado Isla. No léjos de esta iglesia hay un oratorio reverenciado por tradición como sitio donde estuvo la casa del santo mártir”. (NOVÍSIMO AÑO CRISTIANO, Ó EJERCICIOS DEVOTOS PARA TODOS LOS DIAS DEL AÑO; ESCRITO EN FRANCES POR EL P. JUAN CROISSET de la Compañía de Jesús, y traducido al castellano POR EL P. JOSÉ FRANCISCO DE ISLA, de la misma Compañía, (Editado) 1862; 12 tomos de los 12 meses y tres dominicas, pero estas traducidas por D. JOSÉ MARÍA DÍAZ JIMÉNEZ).

El valor e interés de los tres párrafos reproducidos de Jean Croisset, radica en que manifiestan la antigüedad e importancia de la veneración de san Marcelo en León; dejando constancia, no obstante, que existen otros “san Marcelo”: san Marcelo de Apamea, san Marcelo de Capua, san Marcelo de Chalons-sur Saone, san Marcelo de París, san Marcelo l Papa, san Marcelo, Obispo, además de una serie de Beatos con ese nombre. Pero, entre nosotros, es san Marcelo de León el único que tiene un culto que puede calificarse de inmemorial.

Pilar Riestra