“Que chico más majo”
Han sido necesarios cuatro días para tener las primeras noticias en prensa de la joven de 15 años que tuvo un percance –aún no se sabe a ciencia cierta cuál fue el origen real del mismo- la tarde del pasado sábado en las piscinas de Valencia de D Juan que casi le cuesta la vida. Ese silencio mediático se ha producido a pesar de que en el momento de los hechos había varios miles de personas en las instalaciones -incluidos medios de prensa- casi todos haciendo fotos y tomando videos con sus móviles.
A estas horas la joven evoluciona lenta pero favorablemente, aunque aún no está fuera de peligro, con los mimos y cuidados de los especialistas del Hospital de León que tratan de minimizar el posible daño neurológico y de que sus pulmones vuelvan a funcionar normalmente.
Resulta chocante el silencio de los medios en un accidente típico del verano que casi cuesta la vida de una joven en un macro-complejo saturado de gente de León y provincias limítrofes. ¿Será ese silencio por respeto a los padres de la chica sumidos en la incertidumbre de perder a lo que más quieren o hay otros motivos? Porque silenciar un suceso de ese alcance hace sospechar.
Las piscinas de Valencia de D. Juan son un lucrativo negocio -además de para el pueblo, los explotadores, locales y personas directamente relacionadas- para el propio Ayuntamiento de CoyanÇa regido por Juan Martínez Majo, ciprés de larga sombra pues además es Presidente de la Diputación y persona muy influyente en otros organismos, instituciones y empresas. Seis mil personas pasando por caja cada fin de semana del verano no son moco de pavo. No sería de extrañar que a alguien se le haya ocurrido que sacar una noticia con posible desenlace fatal que deje al descubierto las debilidades de unas instalaciones masificadas no sea rentable. Tal vez fuera más interesante esperar acontecimientos y en función de los resultados darle la vuelta a la tortilla y colgarse los laureles.
Y algo así parece que ha ocurrido. Lo aparecido en un medio digital de la provincia nos deja estupefactos. Ya hemos encontrado, adornando convenientemente la verdad, al chico majo, héroe del verano. Seguramente el socorrista hizo bien algunas cosas -entre estas llamar a los servicios de emergencia-, para eso está y tiene su mérito que hay que reconocerle. Pero dar a entender que la chica debe la vida exclusivamente a alguien con conocimientos de enfermería que dotado del aparato mágico: “El desfibrilador” (por cierto este aparato nunca se llegó a utilizar pues no había motivo para ello) la rescata de las garras de la parca es faltar a la verdad.
Por lo visto el resto de presentes tuvo un papel secundario; los compañeros y facultativos que acudieron inmediatamente formaban parte de la figuración; el médico de emergencias del Hospital de Ponferrada con “el culo pelao” de hacer emergencias extra-hospitalarias -que casualmente estaba allí con sus hijos e hizo la primera intubación- estaba de animador; el equipo de emergencias del helicóptero sanitario que acudió instantes después, aspirando las secreciones broncoaspiradas y estabilizando definitivamente a la chica, se limitó a ser un mero taxi aéreo; los equipos de especialistas del Hospital de León que se han volcado con la joven para irle devolviendo poco a poco la vida no tienen mérito alguno, les va en el sueldo.
¿Queréis un héroe? Ahí lo tenéis, pero recordad que la mayoría de las veces el auténtico héroe es anónimo y las cosas salen bien, mal o regular -ya veremos- por la colaboración de mucha gente que se vuelca con sus semejantes. Mientras, a seguir disfrutando del verano -piscinas incluidas pues algunas disponen de socorristas con conocimientos de primeros auxilios- y a alegrarnos de que esta jovencita siga evolucionando favorablemente.