Pilar Riestra Mediavilla

SAN JUAN DE SAHAGÚN

Iglesia de San Juan de Sahagún, en Sahagún

Ságado, 18 Junio 2016

Pilar Riestra | Sábado 18 de junio de 2016

Este leonés, que vino al mundo el 24 de Junio de 1419 en esa maravilla que es Sahagún, que le ha dedicado lo que al principio fue una ermitilla, edificada sobre la alcoba en que nació el futuro santo y que hoy es una preciosa iglesia de estilo neoclásico colonial...



...y cuyo altar central, según leyenda, con visos de realidad se encuentra sobre esa alcoba donde nació en el que en el mundo se llamó Juan González del Castrillo y que realizó sus primeros estudios en el Monasterio de San Benito de Sahagún.

Ingresado en la Orden de San Agustín, ha pasado a la historia por su devoción –y lentitud- en la celebración de la Misa, especialmente la dominical, su dedicación a los pobres, desvalidos, tullidos, y por su capacidad de concordia.

Es el único santo cuyos dos milagros reconocidos tienen constancia urbanística, así como el tercero, aunque no esté reconocido. Cuentan las crónicas que un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó la correa o cíngulo de su hábito, que se alargó y llegó hasta donde braceaba el niño que pudo cogerlo y el santo subirlo. La madre y los vecinos se llenaron de admiración y alegría, pero Juan se escabulló para que no le dieran las gracias El milagro se recuerda en la calle donde ocurrió con el nombre de la calle: Pozo Amarillo (La narración de este hecho, junto con un bajorrelieve con la iconografía de la escena, se puede ver en la calle del mismo nombre). El otro milagro se produjo con motivo de un toro bravo que se había escapado y corría por las calles corneando a los viandantes. Juan se plantó ante el toro y le dijo: "Tente, necio". La calle donde esto ocurrió tiene ahora el nombre de Tentenecio.

El otro hecho, tuvo una gran importancia. Ocurrió en Salamanca, como los anteriores, donde dos nobles caballeros, de la familia de los Manzanos, mataron a dos hijos –especialmente al hermano mayor con premeditación y alevosía- de doña María de Monroy, viuda principal. Los asesinos huyeron a Viseu (Portugal), pero María, conocida con el sobrenombre de la Brava, se disfrazó de hombre, marchó a Portugal con algunos de sus hombres y allí encontró en la pensión a los asesinos de sus hijos y, según dicen las crónicas, los mató con sus propias manos y, en todo caso, les cortó las cabezas, las clavó en sendas picas y las depositó sobre las tumbas de sus hijos asesinados. La consecuencia de este suceso es que Salamanca se dividió en dos bandos guerreros: los Manzanos y los Monroyes. Fray Juan se pasó largos años, con riesgo de su vida, predicando la paz entre las familias. Fue en 1476, cuando recogió el fruto de concordia en la Guerra de los dos Bandos, que había durado cuarenta años y provocado numerosas muertes, entre las dos familias, quedando el recuerdo en Salamanca de la Casa y la Plaza de la Concordia o la Plaza de los Bandos, en cuyo número 3 nació la escritora Carmen Martín Gaite.

La muerte del santo se produjo con motivo de un sermón que predicó en la Iglesia de San Blas y que hizo que el comendador de la ciudad que tenía una amante la dejara. Esta mujer, despechada, dijo entonces, con toda claridad: “Yo haré que no acabes el año” (V. Campánaga). Y en efecto, el futuro San Juan de Sahagún murió ese año, envenenado.

Fue canonizado por el papa Alejandro VIII en 1691 y su festividad se conmemora el 12 de junio. Es el patrón tanto de la villa de Sahagún como de Salamanca y de la ciudad colombiana de Sahagún.

Pilar RIESTRA