Francisco Ansón Oliart

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En el nacimiento de La Crítica de León

Francisco Ansón Oliart | Sábado 15 de agosto de 2015
El nacimiento de un nuevo periódico es un motivo importante de alegría para la sociedad. Es una muestra más de la libertad de expresión; libertad de significativa repercusión, que aumenta el pluralismo y enriquece a la sociedad.



Hace ya años, un familiar mío, iba a publicar un periódico diario. Por razones que no vienen al caso, fui a verle al periódico el día anterior a su salida a la calle. Había un ambiente tan especial en la Redacción, que no pude por menos de comentar y preguntarle lo que para él significaba el nuevo diario. Me sorprendió al responderme que le recordaba –simplemente le recordaba– el nacimiento de una nueva vida. Al día siguiente, hube de volver. Entré en el momento en que llegaba la noticia de que se había agotado la primera edición. La satisfacción, la alegría, los saltos, los abrazos, recordaban, en algo, el gozo de los padres ante el nacimiento de un hijo sano. En efecto, llevaban, precisamente, nueve meses trabajando y habían confeccionado no sé cuántos números cero.

El nacimiento de un nuevo periódico es un motivo importante de alegría para la sociedad. Es una muestra más de la libertad de expresión; libertad de significativa repercusión, que aumenta el pluralismo y enriquece a la sociedad. Más aún todavía, si se trata de un periódico digital, de ámbito global, normalmente gratuito, sin la restricción de tener que pagar un precio, por módico que éste sea.

Afirman, los que entienden de esto, que estamos viviendo un cambio de civilización que algunos llaman la Era Digital. Es lo cierto, que hoy día, el mundo de la comunicación tiende a concentrarse en Internet. Ya se están integrando las tres pantallas, la del ordenador o tableta, la del móvil y la del televisor. Cada vez es mayor el número de personas que, por ejemplo, leen las noticias en su “smartphone” (según julianmarquina.es, el 86 por ciento de las personas entre 18 y 55 años acceden a las noticias a través de su “smartphone”); así mismo, se incrementa el número de televisores que operan como ordenadores, y también, las emisoras de radio y canales de televisión que se oyen o se ven a través de internet en cualquiera de las pantallas aludidas, y eso, por no hablar de la música.

Es igualmente cierto, que el periodismo, los periódicos digitales no alcanzan la perfección de los de papel. Pero hay que tener en cuenta que estos últimos llevan docenas y docenas de años de experiencia componiendo páginas, titulando, recuadrando y un largo etcétera. El periódico digital es distinto, se lee de manera diferente y no existe tradición de cómo interesar más al lector, de qué formato, tipo de letra, composición, grafismo, color, secciones, e igualmente un largo etcétera, que favorezcan su lectura. A cambio, cada vez son mayores las ventajas, al punto de sorprenderme que, con motivo de las últimas elecciones, los hijos de unos amigos míos seguían las noticias en sus tabletas con la misma o mayor prontitud que el “medio rey” hasta ahora: la radio.

Sin embargo, quizá la razón más poderosa para dar la bienvenida a un nuevo periódico digital es su posibilidad, casi absoluta, de información independiente. Así es, un periódico digital puede hacerse, y a veces se ha hecho, sin inversiones previas, y por tanto, sin depender de los créditos, de los bancos, de la publicidad, que hace muy difícil que se informe con independencia de esas instituciones crediticias, de esos bancos o de esas empresas que se publicitan.

Debido a que los próximos meses pueden ser, en algunos aspectos, decisivos para España, para León, y que el nuevo periódico se caracteriza por su crítica certera, amena, constructiva, la que nos hace falta, y por insistir, sobre todo, en las buenas noticias: mi más cordial bienvenida a “LA CRÍTICA DE LEÓN”.