Los intereses de seguridad nacional[1] son proteger la libertad y el bienestar de los ciudadanos; garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales; y contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos.
No debemos olvidar que la Defensa Nacional es una cuestión de Estado y está por encima del color de los diferentes gobiernos que tenga España. Por ello, es imprescindible que exista un consenso de todos los partidos políticos en este campo con el propósito de mantener una posición estatal permanente -evitando dar “bandazos” no deseados- en aquellos aspectos que traten de la defensa de nuestros intereses de seguridad nacional.
La Defensa Nacional debe hacer frente a los conflictos armados que se puedan producir como consecuencia tanto de la defensa de los intereses nacionales - en los que se intervendría de manera individual -, como de la defensa de valores e intereses compartidos en virtud de nuestra pertenencia a organizaciones internacionales tales como la ONU, la OTAN o la UE, en los que se intervendrá conforme a sus tratados constitutivos junto a otros aliados o socios[2].
Por tanto, es necesaria una plena concienciación de que el principal papel de las Fuerzas Armadas es la defensa de España y de sus intereses, por encima de otros objetivos, mostrando la capacidad, preparación y determinación de empleo de nuestras Fuerzas Armadas, tanto frente a los riesgos y amenazas no compartidas, como frente a aquellos otros que afectan a todos los países en su conjunto y deberán por tanto ser confrontadas desde las organizaciones internacionales de seguridad y defensa en las que España participa como un aliado leal.
Ahora, más que nunca, necesitamos unas Fuerzas Armadas fuertes que respondan al compromiso de España con su propia defensa y la seguridad y la estabilidad mundiales. Esta fortaleza de nuestras Instituciones de Defensa y Seguridad descansa en la constatación de que España es una Gran Nación capaz de mirar de frente a los problemas que se nos presentan en este ámbito.
La situación conflictiva más probable del entorno estratégico de seguridad mundial se va a centrar, fundamentalmente, en tres escenarios: en el escenario ruso-atlántico expuesto a la solución de la crisis de Ucrania, en el escenario del Norte de África y Oriente Medio, afectado especialmente por el autodenominado Estado Islámico; y en el escenario Asia-Pacifico dominado por las repercusiones de las ambiciones de China en el Mar de China Meridional.
Los terribles actos terroristas sufridos recientemente en París, en Beirut, en Bamako, en Kabul, en Bruselas, en Lahore y en tantos otros sitios, que han arrebatado vidas tanto de nuestros compatriotas como de ciudadanos de otros países, han generado en nuestra sociedad una sensación de inseguridad que hasta ahora nos parecía lejana y sin poder de desestabilizarnos
En este conflictivo panorama mundial de la seguridad, España centra sus esfuerzos de defensa, tanto en el territorio nacional como en todo el arco de inestabilidad que se extiende desde las regiones orientales de Ucrania a las orillas Este y Sur del Mediterráneo; el Sahel, el cuerno de África y el Golfo de Guinea; o en cualquier otro lugar del mundo donde los conflictos puedan amenazarnos.
En una mirada estratégica próxima, que engloba al Magreb, especialmente a Marruecos y la relación con nuestras plazas y peñones de soberanía, con las Islas Canarias y con el conflicto del Sahara, constituye una prioridad estratégica disponer de las capacidades necesarias para abordar aquellas amenazas a las que hay que hacer frente de forma autónoma.
En una mirada estratégica lejana, que abarca tanto Oriente Medio como el Norte de África y el Sahel, la actuación normal de nuestras Fuerzas Armadas será en el campo multinacional con nuestros socios y aliados, colaborando y apoyando a otras fuerzas militares de los países de dicho entorno. En estos teatros de operaciones, el gran protagonista de la participación española es el Ejército de Tierra puesto que el dominio humano conforma el elemento clave.
Si el personal es el recurso más importante de los ejércitos modernos, es imprescindible cubrir todas las necesidades de material en cantidad y calidad para poder cumplir con éxito los cometidos que se les asignen, a pesar de las dificultades existentes debidas al rápido avance de la tecnología o a la crisis económica que demanda presupuestos muy ajustados.
En la intervención del Ministro de Defensa, Pedro Morenés, ante el pleno del Congreso de los Diputados, el pasado 15 de septiembre, para presentar la Sección 14 del proyecto de presupuestos generales del Estado para el año 2016, manifestó que en coherencia con la estabilización de las cuentas públicas, por segundo año consecutivo y con la moderación obligada continuamos la senda del crecimiento del Ministerio de Defensa, aún desde la modestia de un 0,35%.
Continuó diciendo que para un departamento que ha perdido el 32% de su presupuesto en los últimos 8 años, la contención de la caída es vital, y cualquier incremento, por pequeño que sea, nos hace mirar al futuro con esperanza. Son decisiones, añadió, que nos mantienen en el camino hacia el ambicioso objetivo fijado por la Alianza Atlántica en la Cumbre de Cardiff, celebrada en septiembre de 2014. Dicho objetivo indicaba que cada país debiera alcanzar en gastos de defensa el 2% del PIB en los próximos 10 años, es decir, para 2024.
Con independencia de que la estimación del gasto de defensa para este año de 2016 sea un incremento de 0.35% mencionado sobre los 5765 millones de euros de 2015, lo que supone algo más del 0,53% del PIB, lo cierto es que, según cifras de la OTAN - que incluye otros aspectos como militares retirados o misiones en el exterior, en un marco colectivo equilibrado -, ocupamos el 3º lugar por la cola con un porcentaje de 0.89% del PIB, solo detrás de Hungría con el 0,85% del PIB y de Luxemburgo con 0,47% del PIB.
También es verdad que a los 5765 millones más el 0,35% hay que sumarle otras fuentes de financiación procedentes de las ampliaciones de crédito de la aplicación presupuestaria que financia las operaciones de mantenimiento de paz -734 m€ en 2014 -; los créditos aportados por el Instituto de la Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa (INVIED), especialmente los que pudiera obtener de la venta de patrimonio inmobiliario - 201 m€ en 2014 -; y los créditos extraordinarios obtenidos a través del Ministerio de Industria, Energía y Turismo para continuar con los programa especiales de modernización - 884 m€ en 2014 -.
A modo de ejemplo, para que el ET conserve la máxima capacidad operativa y mantenga la máxima seguridad posible de nuestras fuerzas desplegadas en el exterior, es necesario adquirir 348 VCR 8x8 y 36 VC Pizarro de Zapadores en el horizonte del 2021 junto con la incorporación continuada de los helicópteros TIGRE-HAD-E y NH-90.
En el momento actual, España lidera la punta de lanza de la Alianza Atlántica, su más avanzado elemento de reacción; lidera una agrupación naval de la OTAN; lidera la policía aérea del Báltico y el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas del Sur de Europa, así como el mando del componente terrestre de la fuerza de respuesta de la Alianza. Hoy, nuestros hombres y mujeres velan por los intereses de España en el mayor número de operaciones desplegadas nunca de forma simultánea en el exterior.
Todo ello ha permitido que España haya adquirido una alta estatura estratégica en el entorno de la Alianza Atlántica al mismo tiempo que ha elevado su prestigio en el panorama de la arquitectura de seguridad internacional. Entre otras cosas, su reconocimiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de NNUU, durante el bienio 2015-2016, así lo atestigua.
Estamos en un momento de transición para formar un gobierno que lidere la próxima legislatura. Si queremos tener el mismo “peso” en el mundo, dicho gobierno, cualquiera que sea su color y composición, debería tomar las siguientes medidas, entre otras, en el campo de la Defensa:
Madrid, 30 de marzo de 2016
DOCUMENTOS DE REFERENCIA DE ESTE ARTÍCULO
The Secretary Genera´s Annual Report 2015. NATO. 28-01-2016
[1] Estrategia de Seguridad Nacional 2013
[2] Idem