Es la del escorpión y la rana. Cuentan que un escorpión ansioso por cruzar un río y no pudiendo hacerlo sólo al no saber nadar, propuso a una inocente ranita subirse a sus espaldas y de esta manera los dos podrían llegar a la otra orilla.
-¿Cómo voy a llevarte yo sabiendo que eres un escorpión mortífero? -dijo la inocente ranita-. Sabes de sobra que tu naturaleza asesina hará que me piques en cualquier momento.
-No lo haré -dijo es escorpión-. Has de tener en cuenta que si te clavara mi aguijón moriríamos los dos sin remedio.
Esto convenció a la ranita que, con el escorpión a sus espaldas, comenzó a nadar río adentro. No habían llegado a la otra orilla cuando el escorpión lanzó su aguijón envenenado contra la ranita que herida de muerte se lamentaba:
-¿Por qué lo has hecho?, ahora moriremos los dos.
-Perdóname, no he podido evitarlo, es mi naturaleza –dijo el escorpión medio ahogado.
El artrópodo Sánchez, Secretario General de un partido acostumbrado históricamente a traicionar todo y a todos ya ha sacado el aguijón. La diferencia es que en este caso la ranita no es tan inocente, a su vez traiciona a sus votantes al incumplir la promesa de no apoyar un gobierno en el que no estuviera el partido más votado.