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En su mensaje, la paradoja de la "limpieza" a llevar a cabo por aquellos que han desarticulado la convivencia entre los españoles -que hasta los amigos ya se miran con desconfianza a punto de convertirse en enemigos por mor de este señor-, no deja de ser (la paradoja) preocupante.
Esa mayoría de españoles de izquierdas y de derechas que miran sorprendidos a esa minoría de dirigentes de izquierda, de extrema izquierda e independentistas que gobierna y por tanto controla el "cotarro" cabalgando a lomo de muchos miles de millones de euros, se miran unos a otros sorprendidos del momento que les ha tocado vivir y que no son capaces de explicar.
En La Crítica siempre hemos creido en el poder de las urnas y defendido sus resultados, que legitiman los gobiernos que de ellos surgen, incluyendo el actual presidido por Pedro Sánchez. De lo que estaremos siempre en contra es de aquellos gobiernos, sean del signo que sean, y sean lo mayoritarios que sean, que se pongan nuestras leyes e instituciones por montera con acciones que claramente son un fraude de ley. Si la soberanía recae en el pueblo español no es admisible que ningún Gobierno camine en sentido contrario, mírese como se mire. Si la unidad de España es indisoluble no es admisible que ningún Gobierno camine en sentido contrario, mírese también como se mire. Y si la igualdad entre los españoles es asimismo intocable, ningún Gobierno, por muy mayoritario que sea, está legitimado para mediante pactos, leyes o lo que le venga a mano, trabajar para desmontar esa igualdad disfrazándola de autonomía, de amnistía o de lo que mejor le convenga.
Y en La Crítica seguimos creyendo en que el sentido común se impondrá en la clase dirigente para que, esta vez sí, tras una necesaria y reposada reflexión, de al menos cinco días al estilo del presidente Pedro Sánchez, aflore sin ambages (el sentido común) y la limpieza deseada conlleve una profunda reconsideración de sus acciones de gobierno.