El Mundo / 12.11.2015
El escritor mexicano Fernando del Paso (México DF, 1 de abril de 1935) es el ganador del Premio Cervantes, el más alto galardón de las letras en español. Su nombre sucede al de Juan Goytisolo, el ganador de la edición del año pasado.
Del Paso es, a la vez, el Cervantes menos conocido y el más fácil de explicar de los últimos tiempos. Su mundo está dentro de tres novelas escritas casi fuera de tiempo: Palinuro de México, José Trigo y Noticias de un imperio. Cada obra llevó décadas de trabajo.
Quizá por eso, la imagen que queda de Del Paso es la de un orfebre, un artesano que construye libros delicados y preciosistas con un cincel. Sus libros están llenos de juegos, quiebros y barroquismos, casi como en una pieza de jazz. Noticias de un imperio tiene fama de ser la obra más accesible de las tres. Del Paso la escribió en torno a la figura de la emperatriz Carlota Amalia, la mujer de Maximiliano de Habsburgo, que logró ser una de las mujeres más queridas del país por fomentar la cultura mexicana y defender a los nativos.
Antes, Del Paso abrió camino con una novela muy exigente, José Trigo, que le daba la vuelta al género de la Revolución Mexicana. La historia de su país, que siempre nos parece sugerente y un poco chiflada a los que no somos mexicanos, era uno de los grandes alicientes en las dos novelas.
En cambio, Palinuro de México, la novela preferida de Del Paso, era una historia de iniciación, quizá autobiográfica. Aquel relato era más sucio, más tendente a la divagación y a la experimentación. Algunos creen que fue la peor obra de DelPaso y otros creen que es la mejor. El propio autor está en esta última categoría.
Del Paso es también un personaje atractivo: uno de esos intelectuales mexicanos que no tienen ningún reparo en abrazarse al poder, uno de esos hijos del post Boom que aspiraban a hacer alta literatura con temas populares y pose juvenil, dibujante zurdo y escritor diestro, un santo bebedor que, pese a mil excesos, ha llegado a viejo con una chaqueta de colores... Con una chaqueta y, ahora, con un buen premio para la posteridad.