Manuel Pastor Martínez

El cocinero Putin y el cocinero de Putin

El separatista fugado de la Justicia Carles Puigdemont en el Parlamento de Cataluña. (Foto de archivo: https://www.elmundo.es/cataluna/ JAVI MARTÍNEZ)

LA CRÍTICA, 6 FEBRERO 2024

Manuel Pastor Martínez | Lunes 05 de febrero de 2024

¿No fue un clásico castellano quien escribió que el demonio siempre anda entre las cocinas?


El cocinero Spiridon Ivanovich Putin, abuelo del presidente ruso Vladimir Vladimirovich Putin, trabajó primero para la Okrana zarista y fue el cocinero de Rasputín, favorito y protegido de la familia imperial; más tarde, tras la Revolución, trabajó para la Cheka bolchevique y fue el cocinero primero de Lenin y después de Stalin. Su principal especialidad, por supuesto, era asegurar que las comidas no estuvieran envenenadas. (...)



...


Debemos esta información al historiador británico Simon Sebag Montefiore (Stalin. The Court of the Red Tsar, 2003), confirmada, entre otros autores, por Marin Katusa (The Colder War, 2015) (véase: Manuel Pastor, “Rusia, Occidente, y la Nueva Guerra Fría”, Kosmos-Polis, 2015).


El abuelo Spiridon I. Putin –arguye Katusa– fue clave para la educación del joven Vladimir V. Putin en los arcana del espionaje, y sin duda sería también un aval importante para su futura carrera en la KGB.


Por su importante posición en el aparato de seguridad soviético Spiridon patrocinó que su hijo Vladimir Spiridonovich Putin y su nieto Vladimir Vladimirovich Putin fueran aceptados también como miembros en la poderosa y siniestra organización soviética. Vladimir V. Putin, tras una carrera más bien gris de espía en la Alemania del Este hasta la caída del Muro, será promocionado por el alcalde de Leningrado, Anatoly Sobchak, y el presidente Boris Yeltsin lo nombrará en 1998 jefe de los servicios secretos (FSB), y muy poco después primer ministro. Finalmente será promovido como sucesor de Yeltsin a presidente del Estado federal ruso (o Federación Rusa).


El cocinero de Vladimir V. Putin, Yevyeny Prigozhin, además de creador de las delicias culinarias y seguras para su amo en el Kremlin, fue al mismo tiempo fundador en 2014 y comandante-líder en 2022-2023 de la infame y criminal milicia de mercenarios conocida como Grupo Wagner durante la brutal invasión de Ucrania. Prigozhin fallecería en un extraño accidente de aviación, tras intentar una rebelión o un fallido golpe de Estado contra su propio jefe, el mismísimo Vladimir V. Putin.


El Grupo Wagner del cocinero de Putin, sin status legal en Rusia, haría factible lo que en la jerga del factor I-C-I (Inteligencia-Contra-Inteligencia) se conoce como “plausible deniability” (en español, negación plausible).


En su reciente obra Spies.The Epic Intelligence War between East and West (2023), el historiador de la Universidad de Harvard experto en el tema, Calder Walton, sostiene que el cocinero Prigozhin fue también fundador de la Internet Research Agency (IRA), basada en Leningrado, una “troll farm” especializada en desinformación que desde 2014 intentó manipular la opinión pública en EEUU cara a las elecciones de 2016, y asimismo promover golpes de Estado en diversos países. Por otra parte se estima que su organización paramilitar Grupo Wagner llegó a contar en 2023 con 50.000 miembros.


Lo que escribo a continuación es pura conjetura, pero con lógico apoyo en noticias e informaciones recientes como las publicadas en El Debate.


A propósito de golpes de Estado, años antes de su enfrentamiento personal final, según algunas sospechas y rumores, parece plausible que Putin encargara a su cocinero Prigozhin que pusiera al Grupo Wagner en disposición de ayudar a Carlos Puigdemont y los separatistas catalanes en un eventual golpe contra el Estado español. Es lo que se infiere de la información revelada por Alejandro Entrambasaguas (El Debate, 1 de febrero de 2024) sobre un agente militar ruso, Sergéi Motin, que ofreció financiación y 10.000 mercenarios a Carlos Puigdemont. Información relacionada con la investigación del “caso Voloh” por el juez Joaquín Aguirre en Barcelona, acerca de las injerencias de Rusia en España a través de los independentistas catalanes.


Un ejemplo perfecto de “plausible deniability” (negación plausible), como publicaba Joan López (El Debate, 4 de febrero de 2024): “El 29 de octubre de 2020 el Kremlin tuvo que emitir un poco convincente comunicado oficial desmintiendo su injerencia en Cataluña durante el procés.


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