Os escribo esta carta, con todo el afecto que me podéis inspirar, para ayudaros a comprender vuestra actual situación ante una colonización que tanto os está afectando y que, insólitamente, parece no ser de vuestro verdadero interés ni el objeto de vuestras preocupaciones. Debo de manifestar que mi estima por vosotros supera vuestra declarada e injustificada hostilidad hacia España y los españoles porque, al fin y al cabo, también sois víctimas del trasnochado y antihistórico colonialismo inglés.
No puedo referirme a vosotros como gibraltareños porque no podéis ostentar este título que le corresponde, por noble herencia, a los actuales habitantes de San Roque, que aún rezan ante las imágenes que tuvieron que llevarse a cuestas en un día, aun no tan lejano de 1704, cuando unos cuantos ingleses, y algún holandés, pusieron su pie con engaños y por primera vez, en tierra española. (...)
...
Pero vosotros sin duda tenéis vuestros derechos por vivir en una tierra que, con mayor o menor justificación, consideráis como propia. Estos derechos han de ser respetados y nadie mejor que España será capaz de hacerlo cuando, todavía en un incierto futuro, podríais ser considerados, a todos los efectos, españoles de pleno derecho. Si con esta carta fuese capaz de haceros ver y comprender esta situación, podría considerar haber alcanzado el objetivo que me anima al escribirla.
En el año 2018 la ex-primera ministra británica Teresa May ya os manifestó, en una carta muy asertiva, que «siempre estaremos a vuestro lado. Estamos orgullosos de que Gibraltar sea británico. Nuestra posición en torno a su soberanía no ha cambiado y no cambiará».[1] Esta declaración además de tener un fundamente erróneo, en cuanto a la soberanía se refiere, es una demostración palmaria de la instrumentalización política que el Reino Unido (RU) lleva a cabo sobre vuestra propia existencia, instrumentalización que cesará en el momento que mejor le convenga. Por este motivo, y otros muchos, no podéis de ningún modo dar credibilidad alguna a muchas de las manifestaciones a vuestro favor que procedan del RU, porque serán falsas e interesadas y solo ayudarán a confundir el concepto que de vosotros mismos podáis tener, todo ello con el taimado deseo de que no seáis capaces de defender vuestros propios y verdaderos intereses.
Pero, para que podáis comprender en toda su amplitud la confusión en la que estáis envueltos os recomiendo toméis en la debida consideración la reciente solicitud de autodeterminación que vuestro viceministro principal, José García, planteó recientemente ante la cuarta Comisión de las Naciones Unidas, afirmando que vosotros, los llanitos, no deseáis cambiar una situación colonial mantenida por el RU por otra que supuestamente podría proceder de España, poniendo así al mismo nivel, injustamente, al país colonizador y al colonizado.
Porque José García parece olvidar, y muchos de vosotros con él, que ninguna nación puede colonizarse a sí misma. José García olvida también que nunca podréis llegar a ninguna forma de independencia, en primer lugar, porque al RU no le interesa, no quiere y, en segundo lugar, y no menos importante, porque os falta la masa crítica suficiente para que pueda seros reconocida.
Además, con vuestra conducta y afán diario, demostráis permanentemente que no podéis existir sin la abierta y permanente comunicación con España, de la que recibís todo lo necesario para vivir, con la dignidad necesaria. A poco que lo penséis, llegaréis por vosotros mismos a la conclusión de que España os da mucho más que lo que el RU os concede que, verdaderamente, no es otra cosa que el estímulo y el consejo para que llevéis a cabo todo tipo de actividades ilegales para que su base militar no solo no le cueste ni una libra, sino que hasta incluso pueda obtener un determinado rendimiento económico con ella. Así es la conducta británica en Gibraltar con la que, desorientados, colaboráis mordiendo injustamente la mano española que, discreta y generosamente, propicia vuestro bienestar.
Tampoco parece muy efectivo para vuestros intereses dar la imagen de ser capaces de pensar y escribir en el idioma inglés, de una manera forzada y antinatural, cuando son los propios colonizadores los que os niegan la nacionalidad británica.
O sea, políticos de toda condición, miembros del gobierno, militares de cualquier graduación y hasta reyes, y reinas, de esos que se entierran y se coronan de forma tan ostentosa, halagan vuestros oídos con todo tipo de alabanzas, pero siempre bajo la consideración de ciudadanos de segunda división. Ellos son los verdaderos responsables de vuestra subordinada y humillante situación, que tratan de perpetuar a ultranza mientras desoyen las generosas propuestas de España.
Parece que estáis muy equivocados, estimados llanitos. No os dais cuenta, o no queréis asumir, que cuando a vuestros falsos protectores les venga en gana podréis veros obligados, en todo o en parte, a salir de vuestro Peñón para repoblar otros overseas territories faltos de mano de obra suficiente. ¿Qué tal las islas Malvinas, allá por el helado Sur, o la isla de Diego García, en pleno océano Índico? Corréis un inmenso peligro. La deportación forzada de poblaciones está en el haber de vuestros mentores. Os moriríais de pena al no poder percibir la cercanía de la soleada España, a la que adoráis, a la que tanto necesitáis para poder vivir como tanto os gusta cruzando a diario al otro lado de la Verja, que ya no existiría, si de verdad lo quisierais.
El aeropuerto podría quedaros para el turismo de aventura y si los monos mandriles que habitan en lo alto del Peñón se van con sus actuales propietarios, como dice vuestra tradición oral, España podría regalaros una buena colección de ositos panda o incluso algún gorila copito de nieve, porque seguro que aún queda algún español que podría encontrarlo en la región de Río Muni, de nuestra antigua Guinea.
Necesitáis a España tanto que no podéis concebir vivir aislados de ella. Porque España es generosa y verdadera tierra de acogida y, si no, que se lo pregunten a los miles de inmigrantes que llegan casi a diario buscando su cobijo. Pero vosotros recibiríais naturalmente un trato mucho más generoso porque seríais considerados españoles de pleno derecho, si así lo decidieseis.
No denigréis a España nunca más. Ni la llaméis Corea del Norte. Uniros a los habitantes de los pueblos de La Línea y de San Roque y celebrar con ellos bailes, bodas y bautizos. Tenéis mucho en común con ellos, aunque podáis tener alguna dificultad para valorar su fe y sus más sagradas tradiciones.
Pensároslo bien estimados llanitos. Dentro de España podríais disfrutar de un generoso régimen fiscal, especial para vosotros, que estoy seguro de que se os concedería en el momento de integraros plenamente a ella. No escribáis más en un idioma que no es el vuestro, aunque bien podríais conservar las cabinas telefónicas rojas, como un verdadero testimonio de integración de culturas y como recuerdo de una parte de vuestra Historia.
Volver vuestro rostro hacia la España que tanto necesitáis. La situación en la colonia que habitáis puede ser tan voluble como voluble es la situación internacional. En cualquier momento España puede verse obligada, por su propia seguridad, a cerrar la Verja lo que sería un verdadero desastre para vosotros.
Al RU le trae absolutamente sin cuidado vuestra posible feliz existencia. El RU solo valora su estrategia marítima, y su base militar, aunque sea a costa de la seguridad de un noble aliado, al que no deja de humillar. Solo la España que supo compartir su propia identidad con más de medio mundo, puede garantizaros un futuro permanente de honrado bienestar.
El RU ya no es un imperio. Una situación internacional que está cambiando progresivamente, a mayor velocidad de lo esperado, terminará fagocitando sus falsas ilusiones de mantenerse como un imperio que ya no puede ser. Ni aliándose con el poder hegemónico de los EEUU.
Pensar un poco en ello, amigos llanitos. Porque a mí me parece mucho más valioso e interesante lo que podéis encontrar en una cercana España que lo que os pueda ofrecer un siempre lejano y poco fiable RU.
Con mi más afectuoso saludo.
Aurelio Fernández Diz
Madrid, a 31 de octubre de 2023, día del Juramento de nuestra princesa Leonor.
(Artículo publicado en el blog del General Dávila el 07/11/2023)
[1] VIANA, Israel. “Las tres razones históricas (y legales) por las que Gibraltar debería volver a España desde hace siglos” Diario ABC 30.10. 2023. En este magnífico articulo su autor comete un solo error que es escribir que el RU tiene concedida por el Tratado de Utrecht la “soberanía” sobre el territorio español que por él se cedía. Y no fue así porque solo se cedió la “propiedad” del territorio, como lo demuestran las numerosas restricciones que el propio Tratado impone al RU y que no cumple, o cumple cada vez menos, sobre todo a medida que la reclamación española languidece. Tal es la conducta y el tratamiento que el RU está dando a su colonia, materializada en la continua expansión de la propiedad concedida sobre territorio español, lo que justificaría una declaración de “casus belli” por parte de España, dentro del concepto que de su propia seguridad tienen todos los países miembros de la UE y de la OTAN.
Conozca a Aurelio Fernández Diz