La literatura sobre el fascismo en general y sobre el Nazismo en particular es hoy inmensa. Por supuesto existen múltiples trabajos sobre el tema desde ópticas psiquiátricas, psicológicas, psicosociológicas y psicoanalistas, pero hasta muy recientemente estaban ausentes los enfoques “de género”, hoy tan de moda en los estudios sociales, dentro de la bibliografía académica o seudoacadémica. (…)
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Precisamente iba a titular este artículo “Secretos de género del Nazismo”, pero una especie de alergia personal a la denominación y al método de tal escuela ideológica me ha movido a preferir, con cierta cautela, el concepto de “identidad” y un enfoque que podría llamarse “identitario”. Considero esta concepción –por supuesto muy respetuosamente– como relativa a una vivencia personal, como “vividura” ideológico-cultural-sexual puramente subjetiva, a mi juicio no avalada y legitimada por métodos científicos objetivos.
Creo que fue la gran periodista estadounidense –hoy casi olvidada– Dorothy Thompson la primera en percibir el advenimiento del Totalitarismo en sendas obras sobre el Comunismo y el Nazismo (The New Russia, 1928; I Saw Hitler!, 1932). En la última, resultado de la primera entrevista personal con Hitler, percibió también con suma perspicacia cierto aspecto afeminado en el líder nazi y en su guardia personal.
Con investigaciones precedentes y publicadas en los años 1930s y 1940s (K. Heiden, S. Igra, W. Reich, W. Langer, H. Rauschning, etc.), pero especialmente tras la publicación de las más recientes obras, con riguroso soporte académico, de Scott Lively & Kevin Abrams (The Pink Swastika. Homosexuality in the Nazi Party, V.A.P., Sacramento, California, 1995; cuarta edición ampliada, 2002), y de Lothar Machtan (The Hidden Hitler, Basic Books, New York, 2001), es ya imposible ocultar la decisiva influencia de una facción (la “Butch”) importante de la comunidad homosexual alemana en los grupos precursores y en el propio Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán (NSDAP).
La peculiar combinación de Nacionalismo y Socialismo de los Nazis tenía también un fuerte componente antisemita (el “obrerismo” fue siempre menos importante, aunque la denominación original entre 1919-20 era Partido Obrero Alemán (DAP), y dos de sus fundadores más importantes, los homosexuales Anton Drexler y Dietrich Eckart, no eran precisamente obreros).
En la base del tema que nos ocupa aquí está el conflicto o guerra civil interna del movimiento gay en Alemania, entre los homosexuales “Fem” (afeminados) y los homosexuales “Butch” (supermachistas). Conceptos elaborados por los propios autores homosexuales/“homosexualistas” como Adolf Brand y Benedict Friedlander desde principios del siglo XX en la revista guía Der Eigene (La Elite), y asociaciones como Gemeinschaft der Eigene (Comunidad de la Elite), que se fusionarán con sectas ocultistas como la Sociedad Thule, y en organizaciones paramilitares como los Freikorps y el movimiento juvenil Wandervoegel (precursor e inspirador de las Juventudes Hitlerianas).
Todo el proceso estará jalonado de nombres esenciales y poderosos en la siniestra historia Nazi y, según las eruditas investigaciones de Lively, Abrams y Machtan, personajes homosexuales “Butch” o bisexuales.
Aparte de los más conocidos –Drexler, Eckart, Hitler, Roehm, Hess, Himmler, Heydrich…– es impresionante la larga lista de ideólogos, colaboradores y jefes de las SA y las SS, identificados por los investigadores como homosexuales o bisexuales vinculados directa o indirectamente a los líderes Nazis (por orden alfabético): Bruckner, Buch, Engels, Ernst, Foerster, Frank, Funk, Graf, Haushofer, Heines, Helldorf, Kaufman, Kube, Lanz, List, Maurice, Moulin-Eckhartdt, Reiner, Rossbach, Sacks, Schirach, Spreti, Streicher, Weber…
Asimismo los hijos ideológicos de Hitler en Europa: el francés Pfeiffer, el belga Degrelle, el austriaco Seys-Inquart, y el noruego Quisling. El reputado autor Samuel Igra (Germany’s National Vice, London, 1945) afirma que el cien por cien de los guardaespaldas SS de Hitler eran homosexuales.
Lively y Abrams cuestionan que el régimen Nazi llevara a cabo un “Holocausto Rosa”, y sostienen –siguiendo al historiador Max Gallo (La Nuit des Longs Couteaux, Paris, 1970)– que la masacre en la “Noche de los Cuchillos Largos” fuera una represión de la homosexualidad en las SA bajo el liderazgo de Ernst Roehm. Durante el sangriento fin de semana (junio-julio de 1934) Hitler estuvo acompañado permanentemente de su ayudante y guardaespaldas, el homosexual Wilhelm Bruckner (además del apoyo de Himmler y de Heydrich, la Gestapo y las SS), coordinador de la acción punitiva contra los rivales del Fuehrer en la lucha por el poder.
Fue un enfrentamiento a muerte entre segmentos “no-binarios” de la comunidad gay alemana, como también lo fue la brutal enemistad contra los homosexuales “Fem” y el saqueo del Comité Científico-Humanitario del doctor Magnus Hirschfeld, judío homosexual e investigador de la homosexualidad, antinazi orientado hacia el socialismo del SPD.
Una curiosa excepción dentro del régimen hitleriano fue el caso del enigmático almirante Wilhelm Canaris, presunto homosexual/bisexual “Fem”, jefe de la inteligencia militar alemana, que –según algunas hipótesis (R. Bassett, Hitler’s Spy Chief. The Wilhelm Canaris Mystery, London, 2005)– pudo colaborar secretamente con los servicios británicos en la eliminación de su rival Reinhard Heydrich (SD-SS), supermodelo de la facción “Butch”, y en el conocido y trágico intento de asesinato de Hitler.
Manuel Pastor Martínez