Enrique D. Martínez Campos

Juanma Moreno y la cosoberanía

Juanma Moreno y el alcalde de La Línea, Juan José Franco. (Foto: https://www.europasur.es/).

CARTA ABIERTA SOBRE GIBRALTAR (LXIV)

LA CRÍTICA, 27 JULIO 2022

Enrique D. Martínez Campos | Domingo 07 de agosto de 2022

Queridos amigos: El 6 de julio supimos que Picardo y su segundo, José García, estarían en Madrid dos días, junto a una delegación británica, para asistir a unas reuniones “técnicas” sobre el futuro de Gibraltar en el seno del espacio Schengen de la UE (si hay acuerdo, claro).

Mientras fuerzas británicas en Gibraltar realizaban sus acostumbrados ejercicios de entrenamiento deambulando por las calles del Peñón con uniforme de campaña y armamento. Estos ejercicios se realizan ahora una vez al mes. ¿Qué significan? Que aquello es, ante todo, una colonia militar en la que viven unos 30.000 ratoncillos que no quieren que la puerta de la jaula se cierre por tiempo indefinido. (...)



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Al día siguiente, San Fermín, el primer ministro británico, Boris Johnson, presentó la dimisión de su cargo. Pero permanecerá en él hasta que su partido, el conservador británico, decida quién le sustituye. Después de más de 50 dimisiones de altos cargos y cargos intermedios de su gobierno, el atrabiliario periodista dimitió. Y lo hizo porque en GB las cosas están establecidas y se resuelven de forma completamente distinta a como, por desgracia, lo hacen en España.

Se ha ido por dos razones fundamentales. La primera por ser un embustero y mentir. Los anglosajones serán todo lo puritanos que ustedes quieran o todo lo cretinos que puedan ser muchos de ellos. Pero tienen esa virtud. No admiten que sus políticos les mientan. Igualito que aquí.

Y la segunda razón es que en GB el primer ministro está al servicio de su partido, no al revés; es decir, como sucede en otras latitudes, el jefe del gobierno o del Ejecutivo es el que impone sus ideas al partido –por cochambrosas o estúpidas que sean–, como sucede en España, con lo que el partido está al servicio del gran jefe. En GB, no. Ha sido el partido quien le ha echado del cargo de primer ministro. Porque los diputados se deben a sus electores, no al jefe de turno del partido. Es así de sencilla y así de fantástica la visión de esta gente en su legendaria democracia.

Estos dos motivos de su dimisión aquí, en España, están lejos, muy lejos de ser asumidos por los políticos españoles, en general, acostumbrados a ser ellos quienes piensan que deben ser los españoles de a pie los que deban estar a su servicio. Y, por tanto, no se deben a los ciudadanos, sino a sus intereses personales. Y el jefe del gobierno en España, ni te cuento. Es el amo del partido y que a nadie se le ocurra llevarle la contraria. Y cuanto más mienta más prestigio, más credibilidad y más incienso a su persona. Por parte de sus vasallos, de la mayoría de los grandes medios bien engrasados con suculentas subvenciones y por el fanatismo estúpido de sus aduladores –a centenares–, además de por gran parte de la cada vez más inculta sociedad española.

Aquel mismo día de San Fermín, Picardo, que todavía permanecería en Madrid poniéndose de acuerdo con el gobierno de España sobre “aspectos técnicos” de no se sabe qué, llamaba la atención del presidente del cantón autonómico andaluz, Juanma Moreno, que desde su poltrona de San Telmo predicaba sobre la cooperación entre la región andaluza y Gibraltar, y proponía a los gibraltareños la soberanía conjunta o compartida (la teoría del exministro Margallo) de Gibraltar entre España y GB.

Esta propuesta que en 2002 fue rechazada por los ratoncillos de Gibraltar cuando fueron preguntados por GB, no sólo es absurda, sino contraproducente. Vuelvo a repetirlo, aquí no se tiene por qué compartir nada. Lo único que cabe es la descolonización de una colonia y, además, militar. Además, en caso de compartir ¿hasta qué siglo estaríamos compartiendo con intereses contrapuestos entre británicos y españoles? Por otro lado, yo no sabía que un presidente de un cantón como el andaluz pudiera hacer las veces de ministro de Exteriores de España.

Creo que Juanma Moreno lo que debiera pensar y, sobre todo, hacer, sería liberar a los 10.000 trabajadores españoles de la vergüenza de su dependencia laboral de una potencia extranjera, que tienen la humillante necesidad de trabajar para ella para poder sobrevivir. A ver si es capaz de suprimir la burrada del gasto público en su feudo cantonal –como propone VOX para Andalucía y toda España– e invierte parte de ese gasto inútil en apoyar la creación de empresas para acoger a esa fuerza de trabajo esclava de sus amos en Gibraltar.

Está clarísimo. En Gibraltar, un operador británico de sistemas de inteligencia acuática submarina (Senior Warrant Officer), se ha incorporado al Equipo de Vigilancia Submarina Integrada de los norteamericanos en el Peñón. Se trata del Suboficial Mayor Brian “Tall” Morris. Este equipo es una sucursal del núcleo central de Vigilancia submarina de EEUU cuya sede central está en Virginia. Desde el año 2009, los británicos se incorporaron a dicha sede y hoy son el mayor contingente permanente del personal británico en los EEUU. Unos 330 militares –entre ellos los británicos– trabajan en la sede de Virginia. El área de responsabilidad de la Vigilancia Submarina en Virginia forma parte de la Fuerza Submarina de EEUU. Es la directora desde Virginia, de la conducción de las operaciones submarinas en el Atlántico, Atlántico Norte y mar de Noruega. Debemos recordar que algunos norteamericanos de la base española de Rota van y vienen desde esta a Gibraltar para relevar a quienes sirven en el Peñón en el equipo de Vigilancia submarina del Estrecho. EEUU también tiene intereses importantes en Gibraltar.

El 11 de julio supimos que uno de los candidatos conservadores británicos para suceder a Boris Johnson, Nadhim Zahawi, no está bien visto en GB y, por tanto, se cuestiona su aspiración de llegar a ser primer ministro. ¿Por qué?

Porque ha tenido que declarar sus bienes, incluidos los que mantiene en empresas cuya sede está en Gibraltar. Es lo que no agrada al partido conservador británico.

Quizás porque los negocios de Zahawi con empresas gibraltareñas pueden estar contaminados por la corrupción, blanqueo de capitales, etc.

En un artículo de “Europa Sur” firmado por Alberto Pérez de Vargas –otro supuesto patriotero y fascista–, el 14 de julio puso en evidencia las carencias del líder del PP andaluz, Juanma Moreno, en cuanto a conocimientos de nuestra historia. Dice Pérez de Vargas que “si Moreno leyera un poco más, sabría que la soberanía de Gibraltar jamás fue cedida a nadie”.

Por tanto cualquier forma de cosoberanía –impulsada desde el PP– “sería un concesión a beneficio del estatus actual”. Es decir, una solemne majadería. Terminaba su artículo diciendo que durante los años sesenta del siglo pasado, el ministerio de Exteriores publicó en varias ediciones un “libro rojo” de las actuaciones serias y eficaces que sobre el contencioso llevó a cabo la diplomacia española, dirigida por el gran ministro Castiella y ejecutada por Jaime de Piniés en la ONU. Comparto con Pérez de Vargas su idea y estoy de acuerdo con él.

El día anterior, 13 de julio, Picardo y su segundo estuvieron en Bruselas después de estar en Madrid. La visita a la capital belga tuvo por objeto, junto a la delegación británica, solventar esos pocos problemas pendientes que, por cierto, son los más peliagudos de resolver entre la UE y GB. Por ejemplo, el paso de los militares británicos (y de EEUU) de Gibraltar a España (zona Schengen), para que puedan disfrutar de su tiempo libre –emborrachándose o no– en La Línea o en cualquier otro lugar. Y hay que tener en cuenta que los británicos son unos cuantos. Unos 250 del Regimiento de Gibraltar; otros 200 de las fuerzas armadas británicas permanentes en el Peñón; 100 más de la Policía y los 2.500 militares que puedan pasar por el edificio a construir cada año. ¿Quién va a controlar a tantos uniformados por año sin trasgredir las normas del espacio Schengen?

Y así, sin que en España nadie le dé ninguna importancia –empezando por el gobierno– Gibraltar va a estar representado en una muestra cultural en el emblemático centro Bermondsey de Londres. Nueve artistas gibraltareños van a exponer allí, en el próximo septiembre, sus obras más representativas para dar a conocer la identidad cultural única de Gibraltar, independiente e identitaria. La exposición se basará en el lema “Gibraltar, nuestra Tierra Sagrada, un sentido del espacio”.

Lorraine Buhagiar, Naomi Duarte, Alan Pérez, Sebastián Rodríguez, etc., se van a dar cita allí para, como el que no quiere la cosa, demostrar que Gibraltar, por su carácter único y cultura diferenciada de GB, tiene la posibilidad de solicitar su autodeterminación, que es el objetivo esencial de los ratoncillos que viven en la colonia militar, algo que a GB le vendría muy bien. Ya lo ha dicho su concejal de Cultura, Educación, Medio ambiente, Sostenibilidad, Cambio Climático y Patrimonio, John Cortés: “No pasaremos desapercibidos”. Y el mandamás del PP en Andalucía a vueltas con lo de la cosoberanía. A ver si estudia un poco más de Historia de España, hace más y habla menos.

Con la antelación necesaria, la base naval de Gibraltar en la colonia militar del mismo nombre, avisó que el 22 de julio se harían pruebas de las sirenas de alarma de emergencia nuclear a las 10 de la mañana de ese día. Este aviso a los ratoncillos que vivían en la jaula de la colonia militar era para avisarles que no tenían que hacer nada cuando oyeran las sirenas de alarma. ¿Y quién va a hacer la prueba? La Organización de Respuesta de Emergencia Nuclear de las fuerzas armadas británicas en el Peñón.

¿Se enterarán alguna vez en España los partidos políticos, los 20 gobiernos de nuestro país –el central, los 17 autonómicos y los de las dos ciudades autónomas–, así como los 20 parlamentos con centenares de chupópteros que los apoyan, de quién es realmente el que manda en Gibraltar?

Los que no querrán enterarse nunca serán los colaboracionistas españoles de toda clase y condición, encantados con la existencia de la colonia militar británica que socava día tras día nuestra integridad territorial y soberanía.

Un abrazo a todos.