El 14 de junio de 2022 supimos que el alcalde Picardo y su segundo José García, se reunieron en privado con la presidenta del Comité de los 24 (C-24) Keisha McGuire. A la salida de la reunión, el alcalde dijo: “Ha sido un placer conocer por fin en persona a la presidenta del C-24… para asegurarnos que promovemos la comprensión del C-24 sobre las cuestiones que afectan al impulso continuo de Gibraltar para que se nos suprima de la lista de Territorios No Autónomos”. (...)
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Estos individuos quieren que la ONU se olvide que es GB la potencia colonizadora y es a ella y sólo a ella a la que corresponde reclamar lo que quiera en donde crea que debe hacerlo. ¿Estos individuos? Figurines que juegan su papel de tercer orden en este pleito entre España y GB. Pero lo hacen con habilidad, repartiéndose los papeles con GB.
¿Y el ministerio de Exteriores de España? Después de los éxitos cosechados con EEUU, Marruecos, el Sahara occidental, Argelia y Bruselas, ya veremos en qué nuevo lío se mete ahora en la ONU, en el C-24. Bajo la batuta del director de la política exterior, el doctor Sánchez, o Antonio para los amigos.
Ese mismo día supimos que el representante de España ante el C-24, Agustín Santos, el lunes día 13 en la sede la ONU dijo que sólo la negociación en el Reino Unido conseguirá poner fin a la “situación colonial” de Gibraltar, teniendo siempre en cuenta “los intereses de la población del territorio”. ¡Uf, menos mal!
Ante el C-24 repitió que sólo cabe una negociación entre Madrid y Londres para superar el estatus colonial de Gibraltar. Aunque Picardo siga insistiendo en que no aceptará ninguna negociación sin la participación del pueblo gibraltareño que, naturalmente, es él. Y así se pueden poner más palos en las ruedas.
Y lo que me imaginaba se cumplió. GB no acudió a la reunión del C-24. Menos mal que el señor Santos subrayó que “nada de lo dispuesto en dicho entendimiento (en aquel acuerdo-marco de Nochevieja de 2020 entre España y GB) implica una modificación de la posición jurídica de España con respecto a la soberanía y jurisdicción (sobre el Peñón)”.
Pero Picardo, en su papel de representar al pueblo herido y maltrecho, advirtió que “el Reino Unido ya ha dicho que no va a transferir la soberanía contra nuestros deseos, ni tampoco empezar negociaciones (con España)”.
Lo dicho. Es muy difícil, por las buenas, intentar entenderse con estos imperialistas británicos (y sus subordinados gibraltareños). ¿Negociaciones? ¿Más tiempo perdido? Yo creo que ya está bien demostrada la paciencia española y, por tanto, ya está bien de dialogo con sordos. A terquedad y cerrazón más que demostradas, mayor terquedad y cerrazón. Y sobre todo tesón y política de Estado.
Como sabéis, Escocia fue un reino independiente que se unió a Inglaterra y Gales para, con Irlanda, formar el Reino Unido.
El pasado 14 de junio la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon prometió que habrá un referéndum de independencia en el 2023 y se celebrará de forma legal aunque no cuente con el visto bueno de Westminster.
La líder del Partido nacional escocés se apoyó en el “mandato democrático indiscutible para llevar a cabo la consulta popular”. Tras las pasadas elecciones, quedó sólo a un escaño de la mayoría absoluta. Dijo que su gobierno está legitimado para convocar el referéndum porque “tenemos un gobierno en el Reino Unido que no respeta la democracia ni el Estado de Derecho”.
Añadió que “después de todo lo sucedido, el Brexit, la Covid, Johnson… es hora de establecer y hablar sobre la independencia… (porque) Johnson no tiene autoridad democrática en Escocia ni mayoría moral en ninguna parte”. Es posible que esta señora también se refiera a Gibraltar. Lo cierto es que a GB le están saliendo varios granos que se pueden convertir en sarpullido.
Porque, también, el embajador español en la ONU, Agustín Santos Maravé, repitió en el C-24 que distintas resoluciones de la Asamblea General “deploran la existencia de bases militares en colonias como Gibraltar y el archipiélago de Chagos. Santos dijo ante el C-24 que “desgraciadamente y a pesar del esfuerzo de Naciones Unidas y de sus reiteradas recomendaciones y resoluciones, no se haya solucionado una situación colonial anacrónica que mi país sigue sufriendo en pleno siglo XXI, y que se traduce en el mantenimiento de la única colonia existente en el continente europeo… La situación colonial de Gibraltar menoscaba la integridad territorial de España”.
Además explicó cómo el istmo que une el Peñón con La Línea (y donde ahora se ubican el aeródromo militar y el Cuartel del Regimiento de Gibraltar) fue ocupado ilegalmente por el Reino Unido aprovechando el gesto humanitario de España, y “en 1909 el Reino Unido construyó una verja para consolidar así la ocupación ilegal del territorio español”.
Otro elemento que destacó como conflicto habitual es que las aguas “que nunca fueron cedidas por España… permanecieron y permanecen bajo soberanía española. Lo mismo debe decirse del espacio aéreo que se sitúa sobre Gibraltar”. Por todo ello, desde 1965 la Asamblea General de Naciones Unidas piden “a España y Reino Unido llegar a un acuerdo sobre su descolonización”. Naturalmente de forma bilateral, nada de trilateral o multilateral.
Concluyó el embajador que “lo que pide España es el cumplimiento cabal de lo que Naciones Unidas ha dispuesto. Entablar negociaciones con el Reino Unido para poner fin a esta situación colonial, en la que se tendrían en cuenta los intereses de la población del territorio”.
Muy bien, señor Santos Maravé. Eso es lo que hay que reclamar. Pero desde hace 40 años las fórmulas que ha empleado España para hacerlo han sido las que han decidido cada uno de los dos partidos que han gobernado: PSOE y PP. Y eso es facilitar la permanencia de la colonia militar. Porque, ¿cuáles han sido los resultados efectivos hasta ahora? Absolutamente desastrosos para los intereses de España. ¿No es hora ya de actuar con firmeza y sin complejos –tras el fin de las negociaciones UE/GB– para sin tener que contar con la intercesión de terceros, España haga uso de sus prerrogativas frente a GB para obligarla a negociar? Ya va siendo hora, ¿no? El señor Albares lo debe saber también. Todos lo deben saber, incluso el PSOE de Sánchez y el PP.
Porque seguimos como es costumbre. Con mucha verborrea y pocos hechos. Y así, en la tarde del 16 de junio, una vez más, tropas británicas con armamento hicieron sus ejercicios militares por las calles de Gibraltar. Para que nadie olvide que, de allí, con tanto que compartir con ellos, no piensan irse.
Mientras, la clínica española “Vithas Xanit” ha invertido en Gibraltar un millón de libras para abrir en el Peñón una filial que dé servicio a los gibraltareños, habida cuenta de que, anualmente, visitan esta clínica en Benalmádena unos 300 pacientes procedentes del Peñón.
Qué mejor ocasión para hacer negocio por lo que pueda ocurrir con las negociaciones UE/GB y pueda darse el caso de que no se llegue a ningún acuerdo. Así los dueños de la clínica tendrían asegurada la clientela entre los ricos pacientes de Gibraltar.
Pero peor que el negocio para ganar dinero en Gibraltar, es el colaboracionismo de los de siempre. De aquellos que parecen subyugados, admirados, atraídos, fanatizados y bien pagados cuando se refieren a actuar en beneficio de los intereses de GB o de los propios. Por ejemplo, el Instituto de Estudios Campogibraltareños. Así en el área musical, ha decidido promover un gran interés por la identidad cultural única de Gibraltar en el Campo de Gibraltar, remontándose para ello al siglo XIX. Según el Instituto, con ello se enriquecen culturalmente las dos comunidades a ambos lados de la Verja. ¿Y quién paga esta investigación tan cultural y tan necesaria? Imagínenselo.
Por su parte el conocido colaboracionista Juan José Téllez, escribió el día 16 un largo artículo en el que exponía lo siguiente:
En resumen, Téllez teme que en las elecciones autonómicas del domingo 19 de junio, la derecha se haga con el poder en La Línea y, además, se endurezcan las condiciones de la UE sobre Gibraltar después de la experiencia sufrida en Irlanda. Todo ello iría en contra de los deseos de muchos para que lo de “la prosperidad compartida” no se llegue a hacer realidad. Y eso es lo que hay que evitar a toda costa.
Lo que no dijo Téllez es qué clase de derecha pueda ser la ganadora de las elecciones. El centro central moderadísimo ya lo advirtió: las ideas predominantes impuestas por la izquierda no se tocan; lo que hay que hacer es gestionar. ¿Un posible Rajoy bis en aquel cantón autonómico?
Un abrazo a todos.