El ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN supone el primer éxito geoestratégico de la Alianza, frente a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el cual se materializará en el texto del Concepto Estratégico OTAN2022 que se firmará en Madrid entre hoy y mañana. A mayor abundamiento, tendrá una contundente repercusión en la continuidad de la posible ampliación de la Alianza ya que, con mucha probabilidad, se declarará que la OTAN sigue abierta a nuevas adhesiones. (...)
El pasado 18 de mayo, los embajadores de Suecia y Finlandia entregaron los documentos pertinentes de ingreso de sus respectivos países en la Organización del Atlántico Norte (OTAN), al Secretario General, Jens Stoltenberg, en la sede de la Alianza en Bruselas. Para Stoltenberg, este es un hecho histórico en un momento crítico para nuestra seguridad. Al mismo tiempo de darles la enhorabuena, el Secretario General les decía que “sus países son nuestros aliados más cercanos”
No parece haber duda de que esta decisión de los dos países nórdicos constituye un claro triunfo para la Alianza al mismo tiempo que supone un fracaso de la política rusa como consecuencia, principalmente, de su invasión de Ucrania, con independencia de que estas intenciones de Suecia y Finlandia ya habían comenzado a surgir desde el año 2014, cuando Rusia anexionó ilegalmente a Crimea y empezó a apoyar política y militarmente a los rebeldes ucranianos orientales de Donbás.
En efecto, en una primera aproximación, la entrada de ambos países en la OTAN constituye un éxito geoestratégico aliado ya que contribuye al pleno dominio del mar Báltico, por parte de la Alianza; incrementa notablemente la defensa de los países nórdicos al serles ya de aplicación el artículo V del Tratado de Washington; elimina la incertidumbre de la Alianza sobre cómo actuarían Suecia y Finlandia en una crisis; establece un valor añadido para la Alianza por su alta capacitación tecnológica al mismo tiempo que favorece el aislamiento del enclave ruso de Kaliningrado.
La actual frontera terrestre de la OTAN con Rusia en el norte de Europa es la compartida por la frontera de los tres países bálticos, unos 1250 kilómetros. Con la incorporación de Finlandia, la frontera aumenta hasta 2.600 kilómetros. Con la nueva situación estratégica, esta extensión de la frontera permite contribuir con una mayor robustez a la defensa de los países bálticos al ofrecer un mayor espacio terrestre por donde operar en caso de agresión rusa a los tres países citados.
Otro beneficio para la OTAN de dicho ingreso se materializa en que las fuerzas armadas suecas y finlandesas son potentes y modernas, con una sustancial capacidad de combate. habiendo realizado durante mucho tiempo ejercicios y maniobras con las fuerzas aliadas, en constante desarrollo y con un elevado presupuesto lo que facilitará la actual tendencia de la Alianza a incrementar su presupuesto hasta el 2% del PIB que se acordó en la Cumbre de Gales de 2014.
Lógicamente, estos dos países están siendo protagonistas en la Cumbre de la OTAN que se está celebrando estos días Madrid. Se sentirán ya parte de una familia donde imperan las misiones de defensa colectiva, de gestión de crisis y seguridad cooperativa en la que sus miembros están decididos a salvaguardar la libertad, la herencia común y la civilización de sus pueblos, fundadas en los principios de democracia, libertades individuales e imperio de la ley.
Es cierto que el proceso de entrada en la Alianza no debiera de llevar más de un año, con independencia de ayer martes ya se han solucionado las trabas que estaba poniendo Turquía en una reunión de los lideres de los tres países. Suecia, Finlandia y Turquía –pero también es verdad que durante este tiempo de espera nadie puede imaginar las acciones que puede pensar y ejecutar Putin desde una imprevisible invasión militar hasta organizar una oleada de migrantes con la pretensión de acceder a los territorios de los dos países y fomentar la inestabilidad política, económica y social.
Uno de los graves errores de Rusia ha sido la continua alusión al empleo de armas nucleares desde que comenzó la guerra en Ucrania que ha producido una gran preocupación y miedo en los países nórdicos. El continuo lanzamiento de misiles, muchos de ellos con capacidad nuclear, ha creado un sentimiento de indefensión y falta de seguridad en la población sueca y finlandesa que ha fomentado cada vez más su preferencia de adherirse a la Alianza que constituye una clara garantía de su seguridad.
De acuerdo con la ministra de Exteriores sueca, Ann Linde, su ingreso en la OTAN elevaría el umbral de los conflictos militares y, por tanto, tendría un efecto de prevención de conflictos en el norte de Europa. Sin duda, la consecuencia más importante del ingreso de Suecia en la OTAN sería que formaría parte de la seguridad colectiva de la Alianza y estaría incluida en las garantías de seguridad según el artículo 5. Dicho artículo del tratado fundacional de la OTAN establece que un ataque a cualquier país de la Alianza debe considerarse como un ataque a todos.
Desde el punto de vista geopolítico la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, dibujará un nuevo mapa geoestratégico que se superpone al tradicional Intermarium –istmo ubicado entre el mar Báltico y el mar Negro–, caracterizado por un corredor terrestre prácticamente ininterrumpido de Estados miembros frente a Rusia que se extendería desde el Océano Ártico hasta el mar Negro, con la excepción de Ucrania, Bielorrusia y Moldavia que actuarían como zona tapón o de amortiguamiento entre la OTAN y Rusia. Es verdad que quedaría fuera de la continuidad de esta frontera terrestre el enclave ruso de Kaliningrado y la frontera marítima en el Golfo de Finlandia.
En el horizonte estratégico, el ingreso de Suecia y Finlandia exige al Kremlin disponer de una mayor frontera con la OTAN lo que exige un nuevo despliegue de fuerzas militares no solo mirando a una posible invasión que Rusia pudiera efectuar en el norte de Europa de acuerdo con sus posibles intereses estratégicos sino también con vistas a una posible penetración en territorio ruso de una fuerza enemiga en orden a proteger o defender el ataque que Rusia pudiera haber realizado en territorio aliado.
Para Rusia, el ingreso de Suecia y Finlandia pone de manifiesto la cruda realidad de su incapacidad política, diplomática y militar –con la invasión de Ucrania– para detener el acercamiento de la Alianza Atlántica a sus fronteras. A mayor abundamiento, pase lo que pase en la guerra en Ucrania, la defensa de Europa se ha reforzado en tres aspectos: en primer lugar, ha conseguido que la Unión Europea actúa de forma compacta; en segundo lugar, que aumente sustancialmente su presupuesto de defensa al 2%; y en tercer lugar, ha incrementado la cantidad de fuerzas militares a disposición de la OTAN.
En definitiva, el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN supone el primer éxito geoestratégico de la Alianza, frente a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el cual se materializará en el texto del Concepto Estratégico OTAN2022 que se firmará en Madrid entre hoy y mañana. A mayor abundamiento, tendrá una contundente repercusión en la continuidad de la posible ampliación de la Alianza ya que, con mucha probabilidad, se declarará que la OTAN sigue abierta a nuevas adhesiones.
Madrid, 29 de junio de 2022