Juan Ángel López Díaz

En el Aniversario del Desembarco de Normandia

La Operación con el nombre en clave de Overlord, consistió en los desembarcos aliados en las playas de Normandía que marcarían el comienzo de la campaña para liberar el noroeste de Europa de la ocupación alemana. (Foto: National Geographic España).

LA CRÍTICA, 6 JUNIO 2022

Juan Ángel López Díaz | Lunes 06 de junio de 2022

El 6 de Junio de 1944, 195.700 hombres de las marinas aliadas, 156.000 soldados, de ellos 23400 paracaidistas, 11.590 aviones y 6.939 buques, desembarcaban en las costas de Normandía. Pese a la férrea resistencia alemana, el 26 de Junio, caía Cherburgo y el 21 de Julio, se tomaba Caen. El contraataque alemán del 8 de agosto no tuvo éxito y sólo dio lugar a que a 50.000 soldados del VII Ejército de la Wehrmacht quedasen atrapados en la denominada bolsa de Falaise. (...)



... El 15 de agosto, los Aliados lanzaron una invasión del sur de Francia, la Operación Dragoon, y el 25 de agosto se produjo la Liberación de París. Las fuerzas alemanas se retiraron por el valle del río Sena el 30 de agosto, lo que marcó el final de la Operación Overlord. Apenas un año más tarde, el 9 de Mayo de 1945, se producía la rendición alemana. Este acontecimiento extraordinario que hasta ahora celebrábamos como un hito del pasado, sin pensar siquiera que operaciones de esta envergadura pudiesen volver a repetirse, en las circunstancias actúales, cobran otra actualidad y nos recuerdan que las guerras existen, y que no son siempre lejanas o en otros continentes, y que podemos tenerlas a las puertas de la vieja Europa, tan democrática y medio ambiental, que el dirigente ruso Bladimir Putin, ha considerado que ha llegado su momento para “hacerse respetar” en el concierto internacional, poniendo patas arriba el tablero geopolítico, tirando las teorías existentes de las geografías de la energías, desguazando las maltrechas economías occidentales, ya de por si reducidas después del Covid, amenazando con una hambruna bíblica a países del continente africano, y condenando a un crudo invierno a los países de Europa, y en especial a los del Este. Sobre los profetas de las nuevas tecnologías y, aunque no queramos fijar en demasía nuestra atención, en las técnicas bélicas y en concreto en las operaciones anfibias y su vigencia o no en la actualidad, recordar que en otoño de 1949, el General Omar Bradley, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de 1949 a 1953, pronosticó en el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado Americano que las Operaciones Anfibias a gran escala no volverían a acontecer de nuevo: un año más tarde tuvo lugar el Desembarco de Inchon. Nunca digamos que nada no volverá.

El desembarco de Normandía fue quizás junto a la batalla de Midway y el sitio de Stalingrado, uno de los hitos bélicos de la Segunda Guerra Mundial. Un conflicto, que no hay que olvidarlo, provoco más de 60 millones de muertos, según cifras optimistas. Las razones del Presidente Putin para comenzar su eufemística operación especial contra Ucrania, podrían ser entendidas, como razones intelectuales de una defensiva estratégica antes del conflicto. Pero después de 100 días y alrededor de 50.000 muertos, y miles de viviendas e infraestructuras destrozadas y más de cinco millones de refugiados, Rusia ha perdido la razón y tardara años, si alguna vez lo consigue en que volvamos a recordar al viejo pueblo eslavo, como la cuna de Dostoievsky o Chaikoski. ¿Qué relación tiene un acontecimiento extraordinario como el Desembarco de Normandia, que hoy celebramos, con el descarnado ataque Ruso sobre suelo ucraniano.? La relación es que las guerras pueden volver a suelo europeo y que el Sahel, si logramos sobrevivir, al menos económicamente a la amenaza de Putin , nos espera en los próximos años, aunque la OTAN , se niegue a reconoce la amenaza Sur y no parece que tenga voluntad política de instalar una base en las Canarias que nos preserve de las taimadas y constantes provocaciones del amable vecino del Sur y sirva como lugar de seguimiento de la evolución del peligro islámico yihadista que triunfa como la espuma y es dominante en el Sahel. En suma, España tiene que pensar en defenderse sola.

La Sra. Ministra de Defensa en el acto de presentación de un libro sobre los 40 años de permanencia de España en la OTAN, ha recordado que “el libro es también la historia de los 125.000 hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas españolas que han participado en las operaciones de la OTAN, y que como hacen siempre, han entregado lo mejor para defender a España y el compromiso de nuestro país dentro de la Alianza Atlántica". Y es verdad el hecho de que gracias al esfuerzo del personal de las FAS, la “fama” de las Fuerzas Armadas españolas, sigue conservando cierto prestigio, aunque episodios como la retirada atolondrada del contingente de Iraq, han provocado un daño inmenso y gratuito, por motivos, que son difíciles de entender. Hace unos días se quejaban los ucranianos de que el material enviado por España, no es suficiente, ni en cantidad ni en calidad y citaban como ejemplo el envió de botas de invierno cuando va a empezar el verano, algunas armas obsoletas, vestimenta militar y armamento ligero que no ha pedido Kiev. Las autoridades de Ucrania no salen de su asombro ante el material bélico que le está enviando España, muy diferente en calidad y cantidad al que están transfiriendo la mayor parte de países aliados de la OTAN para sostener el esfuerzo de Kiev ante la invasión rusa. Y es que la guerra es cara, dura, mortal, y no se puede tomar con la ligereza que nuestros gobernantes han dedicado hasta ahora. Si se quiere seguridad hay que gastar dinero en Defensa. Si no lo hacemos estaremos expuestos a que nos pongan la bandera al revés en una cumbre del Presidente del Gobierno, con el Comendador de los Creyentes, incapaz nuestro líder carismático, de fijarse, o haciendo la vista gorda, no sé que es peor, al desprecio, permanente por otra parte, de las autoridades del reino alauita. Pero en ese tremendo error de descuidar la Defensa han colaborado, no sólo los actuales gobernantes, sino los anteriores, los que se que quejaban de lo “coñazo” que era asistir al desfile del Día de las FAS. La verdad es que el problema no es que asista o deje de asistir un Presidente del Gobierno al desfile de las Fuerza Armadas de su país, el problema es que tirios y troyanos han dejado los presupuestos de defensa como un erial. Pero el mayor problema del Concepto de la Seguridad y defensa en el Reino de España, con ser muy importante, no es el económico. El mayor problema de la Defensa en España es que los sucesivos gobiernos y sus líderes correspondientes, han inculcado en la ciudadanía el concepto de la no necesidad de defenderse, y lo que es peor, de no tener voluntad de vencer. El entreguismo del actual Presidente en el caso del Sahara, la oportunidad perdida del Brexit, para exigir la soberanía de Gibraltar, y la retirada a ultranza de nuestras posiciones, con cualquier país que nos enseñe los “colmillos”, es tan ajeno al carácter de la nación española, que es difícil de entender tanta estulticia en nuestros gobernantes de una y otra banda. Yo creo firmemente en la existencia y continuidad de la nación española, Normandía nos enseñó, que con esfuerzo, sacrificio, buen hacer y valor nos podemos enfrentar a cualquier peligro, como humanos, y como españoles. Nuestro problema es elegir a unos gobernantes, que con independencia de su ideología no nos avergüencen.