En mi artículo anterior ofrecía la creencia de que había llegado el momento de que actuase la Organización de Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) para evitar que pudiera llegarse a una Tercera Guerra Mundial, logrando acuerdos entre las partes beligerantes para dejar las armas a favor de una paz, sin vencedores ni vencidos, aceptando la realidad de dos grandes países histórica y culturalmente hermanos, reconociendo los objetivos políticos y estratégicos alcanzados: (…)
... Ucrania el reconocimiento de ser una nación europea, apoyada por las occidentales para rehacer su vida social y económica, como el resto de las naciones europeas. Por su lado, Rusia mantendría los territorios ocupados de Crimea y el Donbas, tal como querían sus moradores anteriormente a 2014. Ucrania tendría protegida su seguridad, mientras que Rusia podría recibir el apoyo del resto del mundo para ocupar en el orden internacional un puesto importante, compartido con las grandes potencias.
«La OSCE trabaja en pro de la estabilidad, la paz y la democracia de más de mil millones de personas, a través del diálogo político sobre valores compartidos. El concepto integral de seguridad de la OSCE abarca las dimensiones, político-militar, económica y medioambiental humana».
Esto deja bien claro que la paz entre Rusia y Ucrania cae dentro de la misión de la OSCE, organización establecida en Viena y bajo la presidencia (2022) del Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia Zbgniew Rau.
Gonzalo Parente