... El cauce del río, en general, es bastante amplio y solamente en aquellas ocasiones en que las precipitaciones son abundantes es cuando llega a ocupar el cauce en toda su anchura.
Pasa por las inmediaciones de Hausa, por cuya margen norte recibe al uad Quesat, al que se le reúnen el udei Cara y el udei Mesuar. Desde Hausa, el río se inclina ligeramente hacia el sur y recibe por su orilla izquierda al uad Jang Saccum, que viene a ser la confluencia de un abanico de ríos.
La Saguia recobra su dirección oeste a la altura de Smara y tras rebasar Sidi Ahmed El Arosi y la Lebtaina el Gueblia, su curso se hace sinuoso y recibe por el sur al uad Tigsert, que obliga a la pista Aaiún-Smara a hacer una amplia convexidad hacia el sur. La margen izquierda recibe después una serie de riachuelos que dan lugar a un terreno sumamente difícil, conocido como el Reducto Tafudart-Tuifidiret. Más adelante, tras la gran curva a que le obliga la meseta de Legneitra, recibe por su margen sur al uad Itgui, al que confluye otro mucho más largo e interesante, que es el uad El Jat y que corre en dirección sur-norte entre las mesetas de Izic y de Ugranat. Después, la Saguia, durante unos veinte kilómetros, se dirige hacia el norte, pasando por Edchera y el pequeño oasis de Meseied, recobrando de nuevo la dirección oeste y, tras rabasar Aaiún y la cadena de dunas, desemboca en el Océano Atlántico por el Fum El Uad.
Este río presenta las mismas características que todos los demás del Sahara, río fósil, que sólo lleva corriente cuando fuertes lluvias han provocado acumulación de aguas, que van a discurrir por los cauces abiertos, aguas que en muchas ocasiones, merced a la naturaleza del suelo, son absorbidas por éste, formando corrientes subválveas o pozos donde aquéllas se encuentran más o menos a flor de tierra.
La desembocadura está jalonada en sus dos márgenes por montículos de arena con abundante vegetación. La Fum El Uad está poco acusada ya que sólo en los años de abundantes y persistentes lluvias el agua, rompiendo la cadena de médanos de unos seis kilómetros de anchura, que desde Villa Bens baja hasta las proximidades del Cabo Bojador, llega al mar. En estas ocasiones el mar forma un entrante, y se conserva el agua muchos meses. Así se puede dar el caso de pescar diferentes peces a unos 100 kilómetros de la desembocadura.
El uad Saguia el Hamra puede decirse que representa el más típico de los ríos de nuestro territorio del Sahara, y no hay ningún otro que le supere en longitud e importancia en su recorrido, el cual, por otra parte, desde su nacimiento hasta el mar, recorre solamente territorio del antiguo Sahara español.
El Tiris. La comarca natural de El Tiris es una penillanura cristalina o metamórfica, erizada por algunos pitones más o menos aislados; es una gran llanura situada en el centro y sureste de la región de Río de Oro. Al norte está limitada por la meseta de Semamit, el Hadeb y el Zemmur Labiad; al este por la frontera con Mauritania; al sur, por una serie de elevaciones que vienen a coincidir con el paralelo de Agüenit, y al oeste, llega hasta la pista El Aargub-Tichla. Su longitud, de norte a sur, es de unos 400 kilómetros aproximadamente y presenta gran número de roturas que adoptan la forma de graderías paralelas al litoral. Se caracteriza por sus grandes llanuras horizontales y por algunas colinas aisladas situadas casi en sus bordes exteriores y que, aunque de escasa altura, destacan gracias al suelo liso que las rodea. Entre ellas podemos citar al Yebeilat, Smamit y Yuad.
Esta comarca, geológicamente, es una superficie plana de arrasamiento, formada casi exclusivamente por materiales eruptivos o estratos cristalinos, que son los que forman las monótonas llanuras del Tiris. En estos campos sólo destacan las alineaciones montuosas, ásperas y oscuras de las cudias, formadas por las erupciones peridotíticas, o también cerros aislados de estas mismas rocas o de masas graníticas o gábricas de gran consistencia, que dan lugar a los gleibat. Distínguense también diques más o menos anchos y rectilíneos de doritas y microgabos, que como derruídos murallones atraviesan la llanura hasta perderse de vista en el lejano horizonte. Masas de arenas superficiales, canturrales, dando lugar al rag y lanchares de materiales eruptivos o metamórficos, alternando entre sí, forman el suelo. En grandes espacios, las rocas eruptivas, al descubierto, forman verdaderos berrocales o amplias superficies planas.
Los campos del Tiris son grandiosos, de horizontes siempre lejanos, en los que destacan, cuando la atmósfera está tranquila, las dentelladas aristas de las cudias y, aisladas en medio de los llanos, las redondeadas o picudas siluetas de los gleibat, dando lugar a verdaderos montes-islas. Campos desolados, moteados por una típica vegetación muy dispersa, y en los que las bandas de arenas superficiales, alternando con los oscuros suelos rocosos, prestan características especiales y genuinas a estos llanos del Sahara meridional español.
El Tiris es, sin duda, la zona más extensa, libre de casi toda vallificación pues, en realidad, estos campos comienzan ahora a ser atacados, de un modo incipiente, por un ciclo erosivo normal.
En esta comarca existen, muy separados unos de otros, algunos macizos, como los de Agsumal, Miyec y Auserd, otras elevaciones alargadas que reciben el nombre genérico de aadam (huesos) y que son divisorias de aguas, y abundantes montes-islas, casi todos ellos formados por rocas eruptivas, que aparecen como auténticas islas sobre la llanura circundante y cuyo color oscuro contrasta con el sepia claro de su suelo.
En El Tiris, con la única excepción del río Atui, sólo existen algunos riachuelos y pequeñas vaguadas que se pierden en la llanura o van a parar a alguna sebja. A causa de su lecho arenoso suelen ofrecer dificultades diversas a su franqueamiento.
En los bosques de esta comarca, situados a 27 kilómetros al norte de Bir Enzaran, se cría el arbusto atil, el cual, por su abundancia da nombre al lugar, que se denomina Adaam Atil. También ofrece abundantes bosquecillos de acacias tamat y talha. Asimismo abundan la mata leñosa ascaf y la gramínea ensil. Es esta comarca y meseta rica en pastos, por lo que constituye el refugio normal de toda la fauna de la misma. En ella abundan, además de las señaladas anteriormente, las plantas agazal, saadan, lemjainza y amayil.
El agua, como la vegetación y los pastos, tiene desigual distribución y no se puede decir que sea abundante.