Dedicado a mi amigo y paisano Jesús Florencio García Castrillo
El pasado 4 de Mayo, nada más conocer los resultados de las elecciones en la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias escribió el siguiente tweet: “El éxito de la derecha trumpista y la consolidación electoral de la ultraderecha es una tragedia, pero es lo que ha votado la mayoría con una participación histórica.” Trataré de interpretar sus palabras: (...)
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Mi amigo el politólogo y ex Canciller de la Universidad de Minnesota, Steven J. Rosenstone, publicó con sus colaboradores un estudio empírico sobre los terceros partidos y candidatos en los Estados Unidos, cuyo subtítulo resumía muy bien la tesis de la obra (S. J. Rosenstone, R. L. Behr, E. H. Lazarus: Third Parties in America. Citizen Response to Major Party Failure, PUP, Princeton, 1984).
Frente al fracaso de los partidos del Establishment la originalidad y mérito de Trump, siguiendo las pautas precedentes de Ross Perot, Pat Buchanan, New Gingrich, y el Tea Party, será no crear un tercer partido sino “penetrar” y transformar el Partido Republicano (GOP), la gran coalición liberal-conservadora existente.
No voy a ser exhaustivo, pero el trumpismo, a mi juicio, se caracterizó esencialmente por una valiente política “Pro-Life”, una enérgica guerra cultural y retórica contra la Corrección Política, y por la decisión de resolver la tríada de problemas que destacó Lou Dobbs en su obra The Trump Century (2020): “Jobs, Immigration, China”.
Son aleccionadores lo porcentajes en la elecciones comunitarias de Madrid. El Establishment partitocrático, anti-Trump, en la comunidad madrileña (y en España) lo componen PP, Cs, PSOE, MM, UP-IU…casi el 90 por ciento de los votos (todos perfectamente ubicables en el amplio espectro ideológico del Partido Demócrata norteamericano hoy, desde los centristas Joe Manchin y Kyrsten Sinema, pasando por Mike Bloomberg, Joe Biden, los Clinton y los Obama, hasta Bernie Sanders, Kamala Harris, BLM y Antifa ).
Es decir, no solo las formaciones partitocráticas convencionales del bipartidismo imperfecto (PP y PSOE tradicional), sino toda la serie de aspirantes a “centristas” (bisagras o veletas, vivos o zombis) y “populistas” de izquierdas (UP-IU, MM, sector podemizado del PSOE) infectados por el viejo comunismo que siempre aspirará a la super-partitocracia de un Partido/Estado Totalitarios.
VOX, el modesto y castizo “trumpismo” español (por su firme actitud contra el aborto y la eutanasia, así como contra la inmigración ilegal), solo representa un 9 por ciento.
Con la posible excepción de Isabel Díaz Ayuso, en el PP se han pronunciado claramente como anti-trumpistas una mayoría de dirigentes y notables como, por ejemplo, Aznar, Casado, García Egea, Feijóo, Fernández Lasquetty, García Margallo, Rupérez, etc.
El absurdo delirio izquierdista de identificar al trumpismo con el Fascismo ha contado con el apoyo irresponsable de ciertos intelectuales progresistas, como el idiota político (no cuestiono sus méritos en literatura comparada) y profesor en Yale, Harold Bloom, al banalizar el término y emplearlo como insulto contra el Tea Party y el trumpismo. El papanatismo “antifa” español ha llevado a todas las izquierdas a usar el mismo insulto siempre contra VOX y a veces incluso contra sector Ayuso del PP.
Ha sido patético que el profesor Gabilondo lo hiciera en algún momento, y asimismo patético ha sido el silencio de Ciudadanos ante tales insultos.
Cuando en Marzo de 2016 dije en una entrevista para La Razón que Trump podía ganar, y a partir de 2017 hasta 2021 publiqué varios artículos favorables a su presidencia, muchos de mis amigos en el grupo-red Floridablanca que presidí discretamente hasta 2018 (club político que había fundado en 2012 con Florentino Portero y otros, inicialmente como instituto universitario), pensaron que era un excéntrico o que me había vuelto un poco loco.
Algunos de los que así pensaban abandonaron el PP en el que militaban y están hoy en la órbita de VOX, dándome la razón.
Las candidaturas de Donald Trump en 2016 y en 2020 han sido el paradigma de un populismo positivo y efectivo, liberal-conservador, frente al elitismo del Establishment y al sectarismo de la Partitocracia (sistemas donde anida la corrupción en las modernas democracias occidentales). En España estamos muy lejos del porcentaje del electorado estadounidense (casi 75 millones de votos) que apoyó el trumpismo el pasado 3 de Noviembre de 2020.
Por sospechas fundadas de fraude electoral masivo no estamos todavía seguros de poder llegar a conocer el porcentaje que realmente votó a Joe Biden.