... Y en esa precipitada salida, agotados por las elecciones –más bien por los resultados de las mismas– los falsos argumentos esgrimidos durante la campaña electoral, tanto de gestión –incompetencia de la presidenta Ayuso– como ideológicos –la invasión del fascismo de la mano de la dicha presidenta–, sin solución de continuidad nos ofrecen hoy mismo nuevos argumentos y acusaciones –falsos, por supuesto– para enfrentar ahora a todos los madrileños con el resto de Comunidades españolas: ha nacido el nacionalismo madrileño –de tinte fascista, también por supuesto– y en recuerdo del triste y reciente pasado catalán nos ponen en guardia por el recién inaugurado procés madrileño.
Todo esto tendría su gracia si solamente fuera cuestión de la mala leche generada en estos santones por ver sus expectativas truncadas. Pero me malicio que no es así, ni mucho menos.
Nos esperan pues meses, años, de ver, oír y leer machacar el clavo de una rebelión madrileña en pos de su independencia y permanente enfrentamiento con la periferia española –más bien solamente con parte de sus costados del norte y del este, que por lo visto es la que cuenta–, saltándose a la torera leyes y disposiciones con origen en el complejo de la Moncloa y en la Carrera de San Jerónimo, así como en los Tribunales de todo rango, vendiéndonos un procés españolista, castizo y chulapón tan falso como la propia altura intelectual de los citados santones.
Bienvenida sea pues esta nueva mascarada con la que intentaré, de vez en cuando, pasar un rato desmontándola, a riesgo de tener que afrontar, yo también, un shock neurógeno sobrevenido.