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Elecciones 4M. Reflexionando...

Los candidatos a las peculiares elecciones del 4 de mayo de 2021 a la presidencia de la Comunidad de Madrid: Ángel Gabilondo (PSOE), Isabel Díaz Ayuso (PP), Edmundo Bal (CS), Mónica García (MM), Rocío Monasterio (VOX) y Pablo Iglesias (Podemos). (Foto: RTVE).

LA CRÍTICA, 3 MAYO 2021 / REDACCIÓN

Lunes 03 de mayo de 2021
Para los observadores de la política -que somos la mayoría de los ciudadanos-, hoy es un día muy especial, incluso para aquellos que no participan con su voto, bien porque no les corresponde o bien porque no les apetece. Y es especial porque, quizá, por primera vez en muchos años, hemos tenido ocasión de comprobar fehacientemente las miserias de los políticos y de la política, entendida esta, como lo es por gran parte de los primeros, como excelente ocasión y vehículo de revancha histórica que pulverice de una vez por todas al que consideran su enemigo, elevando el tiro hasta considerar, en pleno siglo XXI, fascista a la mitad de la población española. (...).

Que sean dos mujeres ajenas al feminismo radical las que visualicen a esa mitad de españoles objeto de la ira -esta también radical- antifascista, es otro motivo de reflexión para un día como hoy y que desmonta, a las claras, la política de género que de forma acelerada se ha venido imponiendo en los últimos tiempos.

Las consideraciones históricas no suelen calar en la sociedad sin que por ello no deje de ser necesario ponerlas en primer plano debiendo, en este caso, recordar analogías estremecedoras entre el posicionamiento actual de las fuerzas políticas de izquierda, incluyendo a algunos de sus dirigentes a priori moderados, de amenazas y cordones sanitarios, negando de facto la legitimidad del posicionamiento político de un buen puñado de millones de españoles, con las amenazas y cordones sanitarios de esa misma izquierda en los años treinta del pasado siglo negando la legitimidad del posicionamiento político de otro buen puñado de millones de españoles, que llegaron a cumplir -los primeros- haciendo saltar en añicos la convivencia de todos los españoles con consecuencias que llegan hasta nuestros días.

Estamos de acuerdo en que la ruptura hoy es más virtual que real, como algunos apuntan, sin que por ello haya que perder de vista el daño -este sí real- que afecta y afectará por mucho tiempo a nuestra convivencia, derivado de que algunos crean tener el derecho y potestad de catalogarnos como demócratas o fascistas. Aberración de incalculables consecuencias a la que nuestra propia Historia habrá de asignar y exigir responsabilidades.

¿Que todo esto es un juego dialéctico para lograr una tajada grande o pequeña del pastel que significa la administración de miles de millones de euros, para mayor gloria y beneficio de los propios, por la vía democrática de los votos? Puede ser. Pero entonces, razón de más para que los votos de todos aquellos que tienen derecho a utilizarlos lo hagan sin pensárselo dos veces.

¡Feliz jornada electoral!