Fidel García Martínez

El proceso de Jesús ante el Sanedrín

"Jesús en casa de Anás", de José de Madrazo y Agudo. Museo del Prado, Madrid.

LA CRÍTICA, 28 MARZO 2021

Fidel García Martínez | Domingo 28 de marzo de 2021
Ambos procesos de Jesucristo, ante el Sanedrín Judío y ante el Gobernador romano Poncio Pilato, han sido objeto de minucioso análisis por parte de historiadores, juristas y exegetas bíblicos del Nuevo Testamento. Pero no se pueden conocer en todo detalle. (...)

Ambos procesos de Jesucristo, ante el Sanedrín Judío y ante el Gobernador romano Poncio Pilato, han sido objeto de minucioso análisis por parte de historiadores, juristas y exegetas bíblicos del Nuevo Testamento. Pero no se pueden conocer en todo detalle. Además, también se desconocen todos los pormenores del derecho procesal y penal de los saduceos. Como dice el papa Benedicto XVI: el juicio contra Jesús ante el Sanedrín no se trató de un verdadero proceso, sino de un interrogatorio a fondo que concluyó con la decisión de entregar a Jesús al gobernador romano para la condena.

LA CONJURA

San Marcos en su Evangelio, tan importante para conocer el mensaje y la persona de Jesucristo, escribe en el capítulo 14.1-2: «Faltaban dos días para la Pascua, la más solemne de todas las grandes fiestas judías, y los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo podrían apresar a Jesucristo con engaño y darle muerte, pues decían: Durante las fiestas no, para que no se produzca ningún tumulto del pueblo». Téngase en cuenta que el bloque de los adversarios de Jesús, tanto en Galilea como en Jerusalén, estaba integrado por los sacerdotes y por los fariseos, siendo estos quienes decidieron dar muerte a Jesús antes de la fiesta de Pascua. Los sacerdotes conspirarían en los últimos días, en el momento de su muerte, mientras que los fariseos y saduceos desde el mismo inicio de la vida pública de Jesús.

Traicionado Jesús por Judas en el huerto de los Olivos, en Getsemaní, fue conducido con violencia ante el sumo sacerdote, con lo que se inicia el proceso judío en el que intervinieron las tres fracciones del Sanedrín: sumos sacerdotes, ancianos y escribas. Por lo tanto están presentes las máximas autoridades judías. Su finalidad era encontrar un testimonio contra Jesucristo con el que poder ordenar su ejecución (muerte). Pero fracasan todas las argucias para encontrar un testimonio coherente y suficiente de cargo contra el reo. La inutilidad de los testigos y sus contradicciones provoca el fracaso del proceso. Se presentan nuevos testigos con una aparente acusación más impactante: Jesús es acusado de destruir el templo y construir otro. Jesús mismo había tomado postura ante los abusos que se producían en el templo por cambistas y vendedores de animales para los sacrificios, lo que había provocado entre los administradores y dueños del templo un deseo de venganza contra Jesús. Hay que tener en cuenta que el Templo era el símbolo más representativo de la Religión Judía. Jesús había hablado del templo de su propio cuerpo muerto y resucitado.

En este momento del proceso interviene el sumo sacerdote como presidente de la asamblea judicial y formula a Jesús la última y definitiva pregunta a la que sí responde. Esta pregunta está relacionada con la Dignidad Mesiánica de Jesús Hijo del Bendito. La máxima autoridad judía política y religiosa pregunta a Jesús. “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”. A lo que Jesús responde: “SÍ LO SOY Y VERÉIS AL HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DERECHA DEL PADRE Y VENIR EN LAS NUBES DEL CIELO”. Así, el propio testimonio de Jesús, no la acusación de los falsos testigos, será la causa de su condena.

El sumo sacerdote Caifás hace constatar el delito de blasfemia. Los miembros del Sanedrín cuyo parecer ha requerido declaran por unanimidad que Jesús es reo de muerte. La ley judía, la Torá, prevé para el delito de blasfemia la pena de muerte por lapidación, como acaeció pocos años después con el primer mártir cristiano, el diácono San Esteban. El proceso se cierra con mofas y escarnios contra Jesús, en el que toman parte miembros del Sanedrín y sus servidores.

El proceso de Jesús y el derecho procesal judío constituyen un asunto de discusión antiguo, en la investigación, y un punto candente en las relaciones del diálogo católico-judío. Se plantea una cuestión previa: ¿participó directamente la jerarquía en el ajusticiamiento de Jesús? Se puede decir que el Sanedrín judío tenía autoridad para pronunciar una sentencia de muerte, pero no podía ejecutarla. El ius gladii (pena de muerte) solo la podía ejecutar de hecho el representante del emperador, la máxima autoridad en Palestina que en aquel momento histórico era Poncio Pilato. Es en este momento cuando entra en escena la justicia romana.

Fidel García Martínez