Queridos amigos: Decía en mi carta anterior que el eje Alborán-Estrecho-Canarias es el utilizado por Marruecos para su permanente hostigamiento contra los intereses españoles. Es la fórmula de una guerra sicológica, asimétrica o como quiera denominarse, pero siempre permanente desde 1958. (...)
... Y si se desea especificar más, con la técnica de la aproximación indirecta de Liddell Hart, pero guerra al fin.
La bofetada recibida por España de la política exterior marroquí con el apoyo de EEUU, con el reconocimiento de su soberanía sobre el Sahara Occidental, se ha oído hasta en los más alejados confines del Pacífico. Para ello, Marruecos no ha utilizado ningún derrotero sutil, sino plenamente consciente de la humillación que ese hecho comportaba para nuestro país, para la UE, para los saharauis y para la ONU.
Todos sabemos que Marruecos tiene dos objetivos estratégicos para lograr su expansionismo territorial: legitimar su supuesto derecho de soberanía sobre el Sahara y mantener las reivindicaciones sobre las posesiones españolas en el norte de África, esto es, Ceuta, Melilla, islas y peñones. Hace poco ha añadido un tercer objetivo: las aguas que rodean a las Islas Canarias por la riqueza de los minerales en sus fondos marinos. De estos tres objetivos ya ha logrado de facto el primero de ellos a partir del pasado 10 de diciembre. A este reconocimiento es seguro que le seguirá enseguida el de Gran Bretaña (GB).
Para hacerse con el control de Ceuta y Melilla, a partir del pasado mes de marzo, con la excusa de la peste china, cerró la frontera en ambas ciudades españolas. Pretende conseguir así asfixiarlas. Muchos de sus habitantes salen de ellas hacia la Península. Se despueblan de españoles y allí permanecen los magrebíes.
Simultáneamente se está produciendo la brutal invasión de las Canarias a base de oleadas de inmigrantes ilegales, facilitada por Marruecos con el auxilio de las mafias y determinadas ONG. Es la fórmula perfecta para presionar a nuestra débil y sumisa política exterior para lograr de España la cesión de aguas en el Atlántico a partir de la costa del Sahara, para conseguir la explotación de los minerales en sus fondos marinos.
Alguien podrá preguntarse, ¿y todo esto qué tiene que ver con Gibraltar? Todo forma parte de una estrategia global, como veremos. Y lo diré sin rodeos ni lenguaje políticamente correcto.
En primer lugar, EEUU está haciendo de Marruecos la potencia militar hegemónica en el Magreb. Le es muy útil su estabilidad política, su fidelidad como aliado y su persecución contra el yihadismo islamista. Marruecos se está rearmando de forma alarmante para España. Su potencia militar es equivalente a la nuestra y, en algunos aspectos, superior.
En segundo lugar, GB es el principal aliado de EEUU en cualquier escenario mundial. Ahora, con mayor razón con la salida de GB de la UE a través del famoso Brexit. Los acuerdos políticos, económicos y militares entre ambas potencias son beneficiosos para ambas. Aún más para EEUU, que reduce así la competitividad de la UE frente a sus intereses.
En tercer lugar, EEUU no se fía demasiado de la falta de unidad e inestabilidad políticas en España. En especial cuando el gobierno liderado por el PSOE se alía con comunistas, separatistas y filoetarras con el propósito de mantenerse en el poder. Y como ellos mismos dicen, por mucho tiempo.
Por todo ello, EEUU, con la garantía que le ofrecen GB y Marruecos, tiene la seguridad total de poder controlar el Estrecho, vía fundamental para el paso de su VI Flota y de las fuerzas aliadas de la OTAN, así como gran parte del comercio marítimo mundial. Para mí resulta evidente que EEUU es el actor principal en este estratégico escenario. Le resulta también muy segura la presencia británica en el Peñón para defender sus intereses geopolíticos y geoestratégicos.
A EEUU no le preocupan demasiado ni el hostigamiento permanente de Marruecos hacia España ni las reclamaciones que pudiera hacer España sobre su soberanía sobre Gibraltar. Quizás por eso es mucho más cómodo para EEUU y GB que España no lo haga. Y no lo hace. Con el añadido, además, de que EEUU no desea que el paso del Estrecho estuviera sólo en las políticamente inestables manos españolas, con Ceuta y Gibraltar como las llaves de ese estratégico enclave.
En definitiva, los intereses españoles en la zona dependen de las mejores o peores relaciones con EEUU. Estratégicamente interesaría que siempre fueran óptimas.
Por eso, no creo que España obtuviera ningún resultado positivo intentando ahora obtener el apoyo de la ONU y, menos aún, de la Unión Africana, para detener el permanente hostigamiento de Marruecos hacia nuestro país, que tiene como objetivos los dos que le quedan por conseguir: nuestras posesiones en el norte de África y su expansión marítima hacia Canarias.
Solo las resoluciones de la ONU aprobadas en la década de los años sesenta del siglo pasado son las que pueden respaldar a España en su contencioso sobre Gibraltar.
Sólo la estabilidad política de España garantizaría a EEUU la fiabilidad de nuestro país en la zona sensible del Estrecho.
Sólo cuando España garantizara a EEUU ser un seguro aliado, como lo demostró con su apoyo político en la segunda Guerra del Golfo, y no se volviera a repetir la esperpéntica actitud de quien después fuera jefe del gobierno, aquel señor Rodríguez que despreció la bandera norteamericana, algo que aún no han olvidado en aquel país, sólo entonces, digo, los gobiernos republicanos o demócratas de EEUU podrían modificar en parte su actitud respecto de apoyar con mayor intensidad nuestros intereses.
Todo lo anterior no significa que la diplomacia norteamericana no actúe con el mayor respeto y cordialidad en sus relaciones con España. Es precisamente por ello por lo que mantiene sus tropas en bases españolas con el consiguiente beneficio económico para las comarcas en que se ubican dichas bases.
En relación con la inmigración ilegal, convertida en invasión hacia Canarias, el Estrecho y el Levante español, considero que es un problema global que afecta a toda la UE. Pero, ¿España exige de sus socios de la Unión que se organicen las fuerzas necesarias para evitar esa invasión en toda Europa? ¿Grecia, Italia, Francia, España y Portugal han movilizado conjuntamente con el resto de países de la UE una fuerza aeronaval que impida la llegada masiva y constante de esa inmigración actuando en las proximidades de las costas africanas? Aunque es evidente que en el eje marroquí Alborán-Estrecho-Canarias esa responsabilidad le incumbe fundamentalmente a España, habida cuenta que el control de la invasión lo mantiene Marruecos, en virtud de obtener de España las concesiones que más le convengan.
Queridos amigos, el problema de Gibraltar es complejo y se engloba en todo el escenario del Estrecho. Pero existen dos medidas concretas que utilizadas simultánea e inteligentemente darían a largo plazo excelentes resultados: el cierre absoluto y permanente de la verja y garantizar a EEUU que somos una nación con unos gobiernos que van a seguir una política de Estado como aliados, permanente e invariable.
Pero no temáis. No se hará nada de eso. Así, en la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de 2017 y en la Directiva de Defensa Nacional (DDN) de este año la palabra “guerra” ha desaparecido del vocabulario de los gobiernos de España. ¿Por complejo, por pacifismo estúpido, por intencionalidad política? Por tanto, si la guerra no existe para los políticos españoles, si es una palabra tabú y tienen miedo a nombrarla, ¿qué hacen las Fuerzas Armadas españolas en los Países Bálticos, en Turquía, en el Sahel o en Iraq? Nuestra Defensa más próxima ya es necesario organizarla alrededor del eje marroquí citado anteriormente.
¿Qué Estrategia de Defensa es la que adoptan los sucesivos gobiernos de España, con las Fuerzas Armadas en vanguardia de aquélla? No estoy mezclando las cosas. Lo que sucede es que esa Estrategia debe englobar todas las acciones necesarias en todos los posibles escenarios para defender los intereses de España. Todos y en todas partes con una visión global. Lo que sucede es que la Defensa en España está relegada a un papel extraordinariamente secundario en virtud de los intereses políticos de los sucesivos gobiernos. Y ello, inevitablemente, conduce a la subordinación de nuestra política exterior, tanto con Gibraltar como con Marruecos o con Andorra. Pero lo esencial en aquel eje marroquí depende de la política exterior española en relación con EEUU, que es el actor principal en ese escenario.
Dios quiera que no se le ocurra estornudar a Marruecos. España podría coger una pulmonía. Y con Gibraltar, sumisión y colaboracionismo. ¿No es ésta nuestra principal debilidad política y militar?
Recibid un fuerte abrazo,