Enrique D. Martínez Campos

Carta abierta sobre Gibraltar (IX)

Donald Trump y Mohamed VI, Rey de Marruecos. (Foto: 20 Minutos)

EN RELACIÓN CON GIBRALTAR

LA CRÍTICA, 22 DICIEMBRE 2020

Enrique D. Martínez Campos | Martes 22 de diciembre de 2020

Queridos amigos: A primeros de este mes de diciembre de este año maldito en términos políticos, sanitarios, económicos y sociales para casi todos los españoles –excepto para los políticos y amigos que se hacen multimillonarios–, escribí un artículo titulado “La sumisión de la política exterior española” en el que me refería, en esa política exterior, al tema de Gibraltar y de Marruecos. (...)



... Mientras vosotros y yo escribíamos preocupados e indignados por la ineptitud del gobierno de España sobre el problema de Gibraltar al no plantar cara a GB y exigirle el cumplimiento de las resoluciones de la ONU aprovechando la ocasión única del Brexit, la política exterior de Marruecos trabajaba, como siempre, buscando su expansionismo territorial aprovechando la debilidad de este gobierno y la pasividad, pasotismo y falta de todo sentido de unidad nacional de este pueblo que antes, en su totalidad, se llamaba español.

Así, la prevista reunión del 17 de diciembre entre España y Marruecos (sus jerarcas más significados) en Rabat, se aplazaba, sorprendentemente, con unas explicaciones ridículas de este gobierno porque, sencillamente, así lo había decidido el sultán de aquel país. Que si la peste china, que si los exabruptos del vicepresidente comunista sobre el referéndum del Sahara, que si hacía mal tiempo en Rabat… No era nada de eso o era todo eso y mucho más.

Mientras que la ministra que dicen es de Asuntos Exteriores, González Laya, estaba de visita en Israel, ni se enteró de lo que se estaba cocinando a sus espaldas entre aquel país, Marruecos y EEUU. ¿Sabrían de ello algo los sabios estrategas del negociado de Defensa en la Moncloa a las órdenes de un gurú del presidente llamado Iván Redondo que sabe mucho de todo –especialmente de propaganda– y por eso le va tan bien? ¿Tendría noticia de la maniobra de Marruecos en contra de nuestros intereses el CNI? Y que conste que, como veréis, no dejo de lado el humillante tema de Gibraltar.

La realidad es tremenda. En los últimos instantes del mandato del presidente Trump en EEUU, Mohamed VI no podía perder la oportunidad que aquél le brindaba: establecer relaciones con Israel a cambio de que EEUU reconociera la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, antes provincia española. Todo ello sin contar para nada con España. ¿España? ¿Qué credibilidad ofrece España a EEUU con un gobierno cada día más radicalizado como consecuencia de su férreo abrazo con comunistas, separatistas y herederos de los terroristas?

Cuando en 1975 la inestabilidad política española era evidente como consecuencia de la debilidad del gobierno de Arias Navarro y, además, la prosoviética Argelia apoyaba al Polisario y la independencia del Sahara para que la URSS, en plena Guerra Fría, pudiera tener salida desde África al Atlántico, se produjo el asalto marroquí a ese territorio con su famosa Marcha Verde con el apoyo logístico de EEUU y el político de Francia. La retirada del Sahara de nuestras tropas fue vergonzosa.

Por tanto, desde entonces, en los ámbitos geopolíticos y geoestratégicos quedaba clara la postura norteamericana respecto a Marruecos. Convirtió a ese país en aliado preferente. EEUU y Francia formaban una pinza en contra de los intereses españoles frente a los marroquíes. Sólo el gobierno de Aznar revirtió esa situación brevemente cuando, como era lógico, brindó su apoyo a EEUU que, desde 1953, era nuestro principal aliado.

Todo se dio la vuelta con los desplantes del radicalismo socialista de aquel presidente Rodríguez –hoy principal aliado del narcorrégimen venezolano– y su ministro de Exteriores, Moratinos. EEUU volvió a percatarse de que los gobiernos españoles, en especial los liderados por el PSOE, no eran de fiar. Y en relación con el Sahara logró paralizar con la MINURSO todo lo que pudiera ir en contra de los intereses marroquíes, dando largas a un posible referéndum que ya era inútil celebrar.

Hoy, con un gobierno del PSOE más radical aún que el de Rodríguez, apoyado por los retales de comunistas y todos los grupos que pretenden destruir España, su debilidad y sus mentiras son manifiestas, no sólo en el ámbito interno, donde lo que pretenden todos ellos es acabar con el régimen del 78 por las bravas, sino que esa debilidad es evidente también en el ámbito internacional.

España carece hoy de todo peso político o influencia en ninguna parte, salvo en los países iberoamericanos con gobiernos comunistas o narcorrevolucionarios de los que somos aliados o amigos. En Europa se nos mira con enorme recelo cuando hay países en la UE que aún son democráticos, defendiendo la libertad y la separación de poderes.

Y con nuestro principal aliado, EEUU, nuestras relaciones han sido últimamente desastrosas. El “America first” de Trump fue tomado aquí como un insulto, una actitud populista y atrabiliaria, y un desprecio hacia el líder del país más poderoso del mundo. Que no crea nadie que con el nuevo gobierno demócrata de Biden mejorarán mucho nuestras relaciones y, en particular, respecto de Marruecos.

Trump ha hecho lo que nadie había conseguido antes. El reconocimiento de Israel por varios países árabes para aislar a Irán. Y Trump no tuvo inconveniente en ciscarse en la política española y en los medios talibanizados que apoyan a este gobierno, para lograr de Marruecos lo que quería a costa del antiguo Sahara español.

Antes de la Marcha Verde sobre el Sahara en 1975 España había determinado un eje fundamental de Defensa, el constituido por Baleares-Estrecho-Canarias. En mi humilde opinión, aquella decisión era correcta. El enemigo más evidente para España desde 1958 era Marruecos, sin paños calientes ni lenguaje políticamente correcto. Por otro lado, Gran Bretaña nos había engañado con el humillante problema de Gibraltar. Y el Sahara era fundamental para nuestros intereses porque su situación en el Atlántico era un escudo protector del archipiélago canario.

A partir de 1982 ese eje fundamental de nuestra Defensa se fue diluyendo, olvidando. Y más después de haber ingresado en la OTAN un año antes. Pero las ciudades de Ceuta y Melilla (Estrecho) quedaban fuera del ámbito de la Alianza Atlántica.

Gibraltar era otra piedra en nuestro zapato que debía resolverse en conversaciones de gobierno a gobierno. En mis cartas sobre el Peñón y en vuestros escritos, queridos amigos, nos hemos dedicado a denunciar una situación vergonzosa para España, pero, en mi opinión, referida a cuestiones menores, a lo que nos duele por su proximidad. Por ejemplo, a la tomadura de pelo de los gobiernos de GB y Gibraltar sobre este asunto, en especial durante los últimos 38 años debido a la falta de sentido de Estado en nuestras relaciones internacionales; al colonialismo que ejerce Gibraltar sobre todo el Campo que lo circunda; a la vergonzosa actitud de miles de colaboracionistas españoles que alimentan el statu quo actual; a la entrada y salida del puerto de Gibraltar de submarinos nucleares norteamericanos y británicos; al permanente peligro de las gasolineras flotantes en la bahía; al chantaje de los “trabajadores transfronterizos”, etc., etc.

Por eso creo que nos hemos distraído en lo pequeño, en las causas menores que, aun siendo importantísimas, se derivan de factores de mucho mayor calado geopolítico y geoestratégico. El ejemplo lo hemos tenido a partir del 10 de diciembre, como ya he explicado. Los intereses de EEUU y Gran Bretaña van de la mano. Francia va a lo suyo en Marruecos. Y este país ha logrado lo que quería y sigue siendo una amenaza para nuestros intereses.

Tengo para mí que el viejo eje español de Defensa se ha convertido en el eje marroquí de invasión y expansionismo en la zona. Ese eje es el determinado por Alborán-Estrecho-Canarias. En el mismo está incluido Gibraltar. Y Ceuta y Melilla.

Intentaré explicarlo en mi próxima carta, con Brexit duro o con Brexit negociado.

Un abrazo y Feliz Navidad, con permiso del gobierno y de la peste china.

Enrique Domínguez Martínez Campos

Coronel de Infantería DEM (R)