... Así, Europa puede sufrir interferencias políticas, económicas y de seguridad en todas las direcciones de su contorno. Por el Norte, se abre al gran espacio marítimo del Ártico que sin duda va a generar numerosos conflictos entre la grandes potencias. Por el Sur, el Mediterráneo alberga una serie de conflictos abiertos y enquistados de difícil solución en las dos regiones que alberga, de Occidente y Oriente. Por otro lado, en la región oriental europea, frontera con Rusia de carácter inestable con los países que antes eran de la URSS y ahora se integran en Europa, se ven afectados por los movimientos rusos en el Mar Negro y en el Báltico, creando una zona de inestabilidad europea. Finalmente, los mares atlánticos, donde se suponía que Gran Bretaña actuaba a favor de Europa, empieza a mostrar problemas (como el de la pesca y del comercio marítimo) que afectan a la estabilidad económica de los países europeos.
Pues bien, Europa tiene que reconsiderar su organización, articulando los intereses colectivos y particulares de los 27 países, pero alcanzando un liderazgo reconocido internacionalmente. La ONU , además de la Asamblea General, dispone del Consejo de Seguridad, integrando a las cinco naciones ganadoras de la Segunda Guerra Mundial, todas potencias nucleares, que últimamente han admitido a Alemania por su capacidad de actuar como un poder multilateral, tal como lo acaba de reconocer el Secretario General Antonio Guterres en el Bundestag alemán, pidiéndoles que se impliquen en los grandes problemas de la Humanidad, como el cambio climático o la pandemia del Covid-19.
Pero es evidente que Europa, para su defensa, necesita de otra gran potencia como Francia, ya en el Consejo de Seguridad y potencia nuclear. De esta forma el Eje Franco-Alemán presentaría un alto valor geopolítico y estratégico para defender los intereses comunitarios europeos.
Madrid 20,12,20