... Me comentaba un amigo, al principio de la Pandemia llamada COVID-19, que, por primera vez en mucho tiempo, la Selección Natural se iba a llevar por delante a los tontos, dijo una palabra más malsonante, pero ese u otro calificativo, en el contexto de aquella conversación, integraba a los imprudentes, a los que se creen por encima de los demás, a las víctimas de bulos y manipuladores, a los que todo lo saben (excepto que son unos ignorantes), etc. Es, sin duda, una afirmación demasiado atrevida, pero que tiene cierto recorrido.
Está claro que, bajo la tiranía del SARS-CoV-2, la frontera entre la salud y la enfermedad es una línea delgada y muy sinuosa, tiene entrantes y salientes que llegan hasta residencias de ancianos, que no pueden hacer nada práctico para defenderse, esquiva a jóvenes descerebrados, y ataca a los sanitarios entrando por túneles prioritarios en los hospitales.
Pero, estadísticamente, que es lo que importa a la hora de hablar de la Evolución de la Sociedad y de la Humanidad, esta Pandemia ataca con menos saña a los prudentes, y tiene algo más de éxito en los imprudentes. Y entre los imprudentes, hoy, están los que no aceptan imposiciones, los prepotentes, los que creen que lo saben todo, los que sólo les importa el corto plazo y prefieren divertirse hoy ignorando lo que hay más allá del fin de semana, los que no se preocupan de salvar a los abuelos de cuya pensión van a depender pronto... La lista no está completa, pero tiene esos colores.
Bajo el calificativo de antisistema siempre se encuentran diversas variantes de quienes se oponen a lo establecido, y con la COVID-19 ha aflorado una nueva subespecie. La noticia buena (para la humanidad) y mala (para ellos), es que el coronavirus diezmará prioritariamente a negacionistas del SARS-CoV-2 (los negacionistas del cambio climático van por otro carril), a los imprudentes (especialmente a ellos), y a los ignorantes en general, por mucho que vistan prendas caras y ostentes cargos públicos prestigiosos. Todo eso antes de entrar a considerar que la Pandemia será mucho más corta para los prudentes que para ‘los otros’, que tardarán más en vivir relajados. Y que puede que todavía falten por caer más víctimas de las que ha habido hasta hoy (mediados de diciembre del 2020).
Un mensaje a aquellos jóvenes descerebrados, que no son mayoría pero son mal-influencers de todos los demás: van camino de ser los más perjudicados por la expansión del coronavirus porque, aunque no enfermen (o, más bien, todavía no son conscientes de si enfermarán o de las secuelas a largo plazo de ello), si que sufrirán en sus carnes la crisis económica y social que, durante muchos años, décadas quizá, les impedirá encontrar un trabajo digno, les dejará sin ingresos propios para emanciparse, y sin los de sus padres, cuyos propios ingresos habrán disminuido, y sin de los de sus abuelos, que habrán desaparecido. Sí, de acuerdo: no a todos les sucederá así, o les afectará en grave medida, pero estadísticamente, una generación, los ahora jóvenes, arrastrarán toda su larga vida las secuelas económicas de la COVID-19… a no ser que consigan hacer algo efectivo para que se acorte.
Y todo eso se condensa hoy en la decisión individual de vacunarse o no.
Los tontos a los que me refería al principio tendrán una nueva oportunidad de meter la pata, por ejemplo liándose con las matemáticas básicas. De acuerdo: no es 100% eficaz, pero no vacunarse el 100% ineficaz, y 100% ineficaz es, creedme, peor que 95% eficaz; sí, habrá contraindicaciones, ha habido reacciones alérgicas, pero hay muchas más reacciones alérgicas a las anestesias y a los antibióticos, y nadie decide operarse sin anestesia y antibióticos.
Además, los imprudentes que no se quieran vacunar en las primeras hornadas, ahorrarán las escasas dosis disponibles en favor de los prudentes, en una realimentación del mismo signo que todas las tonterías que pululan alrededor de la Pandemia.
Personal y egoístamente, cada vez que me encuentro a alguien que dice que no se va a vacunar, le aplaudo, le doy toda la razón, y le animo a perseverar en su actitud, con lo que deja una vacuna disponible más para mi familia.
En general, van a caer prioritariamente los que tengan unos circuitos neuronales defectuosos. Y esa es la clave: quedará una humanidad un poquitín más inteligente, más respetuosa con las normas, más integrada, menos provinciana…
Recordemos que la explosión humanista y científica del Renacimiento fue una consecuencia de la purga de la Peste medieval. Lo mismo que los niños pequeños, después de pasar unos días malitos con fiebre, y que en cuanto mejoran derrochan energía y aceleran su desarrollo, ¿es esta la semilla de un nuevo acelerón de la Evolución social y cultural?