Querido Aurelio: Creo que nuestras últimas cartas se han cruzado. Me refiero a la mía, la VI, y la tuya titulada “Gibraltar, camino de la independencia”. Pero es cierto. La información de la que dispongo para escribir sobre este doloroso asunto puede ser casi igual a la tuya. Y, como dices, es evidente que no tenemos por qué tener puntos de vista distintos sobre la situación que hoy provoca y se vive en la única colonia que existe en la UE y su influencia en el campo que la circunda y sobre las aguas que bañan sus costas. Sin embargo, (...)
... sobre la posible independencia de Gibraltar –como dicen ya algunos–, similar a la que obtuvieron en su día Malta o Chipre, no creo que se produzca ni ahora ni en 100 años. GB se mantiene en la colonia porque la considera como la llave del Mediterráneo. ¿Tú crees que esa llave se la van a regalar a los gibraltareños? Como mínimo, la base naval y el aeródromo quedarían en manos británicas. El resto, en todo caso, para los Picardos y los llanitos para seguir beneficiándose de la estulticia de los gobiernos de España.
En este sentido, el 1 de noviembre pasado, el Capitán de Navío (R) Ángel Liberal Fernández escribió un excelente artículo exponiendo el interés militar que representa Gibraltar para GB. Lo tituló “La Royal Navy en Gibraltar avisa: aquí estamos y aquí nos quedamos”. Y ello, por encima de cualquier negociación, acuerdo, cambalache o bajada de pantalones de los funcionarios españoles que hablen con el Alcalde del Peñón o con todas las comisiones habidas o por haber para tratar de este asunto: con Brexit o sin Brexit; con peste china o con peste porcina. ¿Tú crees, querido Aurelio, que la actual titular de Exteriores o la de Defensa –esa señora que no se sabe ya si es más juez que política o más política que juez– saben bien que por las buenas no conseguirán jamás nada del gobierno británico? ¿Crees que lo sabe alguien en este caótico gobierno español?
Y así estamos desde que se abrió la verja durante el régimen felipista. Nuestro ministerio de Exteriores no sólo ha propiciado la permanencia “del hecho colonial”, sino que está, al parecer, de acuerdo con los colaboracionistas del Campo de Gibraltar para que en las negociaciones del Brexit sobre la vergüenza de esta colonia, los ciudadanos de uno y otro lado de la verja se beneficien mutuamente de la colonización que Gibraltar ofrece sobre el Campo que lo rodea y en especial sobre los habitantes de La Línea. En ello están, por ejemplo, la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, con su presidente Juan Lozano al frente, y los empresarios del llamado Grupo transfronterizo. Parece que al señor Lozano le importa poco la humillante situación de España cuando dice que “ninguna bandera nos da de comer”, es decir, que le es lo mismo que sea la británica, la española o la china la que ondee en lo más alto del Peñón.
Si a esto añadimos que existe un lobby gibraltareño –similar al de los nacionalseparatistas catalanes– que se relaciona con congresistas y senadores de los EEUU, demócratas y republicanos, para convencerlos del derecho de Gibraltar a la autodeterminación, así como su valiosa situación geoestratégica para la defensa del mundo occidental, el apoyo que recibe GB de sus primos del otro lado del Atlántico es formidable. Además, el Alcalde Picardo se permite ya el lujo de escribir cartas a los presidentes de diversas naciones (Austria, Francia, Afganistán…) enviándoles sus condolencias por los brutales atentados islamistas en esos países, como si fuera presidente de un país independiente. Por tanto, ¿qué hay de extraño que el gobierno español lo trate de igual a igual?
Sabes también que submarinos propulsados por energía nuclear de los EEUU entran y salen de Gibraltar para evitar la española base de Rota. ¿Protesta el gobierno español por estos hechos tan enardecidamente criticados y vociferados por ecologistas y pacifistas españoles? O es que todos consideran que Gibraltar está en el extranjero y es ajeno a España?
Por otro lado, el confinamiento impuesto por la Junta del cantón andaluz para que no se pueda entrar o salir de sus límites territoriales debido a la peste china, no cuenta para Gibraltar. El paso de un lado a otro de la verja es constante. Hasta el punto de que los residentes en Gibraltar o los turistas británicos en otras partes de España, cogen el avión en esta colonia para llegar a GB y evitar así la cuarentena que se exige en ese país a cualquiera que llegue allí, excepto a los procedentes de Gibraltar , por considerar que la colonia es territorio británico.
De modo que son varios los factores que inciden en beneficio de GB para el mantenimiento del hecho colonial. Lo más triste y humillante, como bien sabes, es que los gobiernos de España, de forma vergonzosa y sumisa, colaboran en ello. Así, este gobierno de la mentira y el caos sigue empeñado en no desdecir la tesis del Instituto Cervantes, que se ha marcado como prioridad regresar a Gibraltar el próximo año.
En resumidas cuentas, Aurelio, como te decía en una de mis cartas anteriores, el problema no reside en Londres ni en Gibraltar. El problema radica en la debilidad, los complejos y la nula voluntad de los gobiernos de España para, imponiendo lo que es lícito y legal y, sobre todo, su plena soberanía, no tomar la decisión más idónea en este caso: el cierre de la dichosa verja, a cal y canto, sin límite de tiempo. Hasta que GB saque bandera blanca.
Si, por lo visto, ninguna bandera da de comer a los colaboracionistas españoles, ¿crees que el actual gobierno va a aprovechar la oportunidad que se le brinda para que fuese la española la que ondeara en el Peñón? ¿O también es cierto que este multitudinario gobierno también piensa que ninguna bandera le da de comer?
Éste es el tablero en el que nos movemos. No tan complicado como pudiera parecer. Pero es la humillante situación que padece España. Creo que no debemos rendirnos en denunciarla mientras se hable del Brexit en Europa y en Gibraltar o en Londres. Es una oportunidad para que no seamos tan imbéciles como para desperdiciarla. Bueno, ésa es la ilusión. Porque imbéciles, lo que se dice imbéciles, no sé si cabrá alguno más en este desgraciado país.
Esa denuncia debe continuar, en mi opinión, hasta ver cuál es el resultado de las conversaciones de unos y otros. Y ver en qué hechos concretos termina tanta palabrería y, quizás, tanta tomadura de pelo con ese colaboracionismo y buen rollito entre una y otra parte de la verja. Para que unos puedan comer a dos carrillos mientras que otros muchos sigamos pasando una permanente y vergonzosa humillación. Y, además, pasando hambre de verdad.
Recibe un fuerte abrazo,
Enrique Domínguez Martínez Campos
Coronel de Infantería DEM (R)